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‘Modern love’: muchas historias pequeñas, un gran relato de amor

Anne Hathaway en 'Modern Love'.

En 2004 el periódico The New York Times ofreció un espacio semanal a sus lectoras y lectores para que contaran en 1.500 palabras sus historias personales de amor, probablemente las más importantes de sus vidas.

La columna (puede leerse aquí) nunca languideció y se mantiene con fuerza hasta ahora, diecinueve años después. Por cada testimonio que consigue publicarse, unas doscientas contribuciones no llegan a ver la luz.

Al concepto del amor por la experiencia personal

Todo este material tan profundamente individual acaba contando al sumarse una historia colectiva. Los relatos que surgen aspiran a explicar mejor el amor sexual, romántico, familiar, platónico y el amor propio, según afirman los creadores de la versión televisiva de la columna, que puede verse en Prime Video.

Daniel Jones ha sido prácticamente todo este tiempo el editor de la columna, encargado de seleccionar las cartas y de responder a todos los colaboradores. Según él, se llega al concepto del amor por el volumen de los ejemplos, no por la teoría ni por la definición.

Más allá del romance

Jones explica por qué no se ha ceñido en su selección al amor romántico: “Ni siquiera me gusta la palabra romance. Me parece muy superficial comparada con la palabra amor. Amor son los lazos profundos de un matrimonio o de una familia con hijos o con padres o mascotas. Todo lo que te hace sentir conectado con alguien a costa de ti mismo de alguna manera”, explica en Talks at Google.

De la columna nacieron primero unas animaciones, luego un podcast, varios libros y la iniciativa terminó como serie. Primero se crearon dos temporadas de ocho episodios. Como todo en Modern Love, a modo de antología, compuesta por historias independientes. Ahora se han añadido a la familia las versiones de Ámsterdam, Tokio y las indias de Mumbai y Hyderabad.

Unos episodios mejores que otros

La idea es brillante, y el material auténtico y relevante acumulado es muy grande, pero los resultados finales de la versión audiovisual de las columnas no es regular. La primera temporada, de 2019, tuvo varios episodios magníficos, imborrables. En la mayoría de ellos participaron grandes directores y directoras y estrellas que pudieron despejar su agenda para un rodaje breve y tan especial.

La segunda, con otros ocho episodios, estrenada en 2021, siguió siendo interesante y tierna. Pero, con alguna excepción, sus historias no llegaron a acertar tanto a contar de forma nueva algo que reconocemos, pero en lo que no habíamos reparado sobre las relaciones personales.

La fuerza del amor en Tokio

Afortunadamente, esa chispa vuelve a producirse con la versión nipona de la serie, Modern love Tokio, estrenada en 2022. La directora de dos episodios y responsable de la adaptación del formato es Atsuko Hirayanagi. Japonesa establecida en Los Ángeles, ha conseguido revitalizar el espíritu de la primera temporada, convirtiendo lo pequeño en trascendental, con buen pulso, segura de lo que está contando.

Se ha acompañado delante y detrás de las cámaras por importantes figuras de la industria audiovisual japonesa. Como informaba Serielistas, su último episodio innova también en la forma, introduciendo el anime de la mano de la destacada directora del género Naoko Yamada.

Amsterdam e India

En la versión neerlandesa, la última en estrenarse, el pasado diciembre, Modern love Amsterdan, se producen más altibajos. Un capítulo es entretenido pero trivial, otro alcanza un mayor nivel y alguno es directamente aburrido.

El problema y la gracia de las antologías es que la calidad de un episodio no habla necesariamente de la calidad del siguiente. Hay que ver todos y cada uno para poder juzgarlos, especialmente en casos como los de esta serie, en los que el equipo artístico también se renueva en cada entrega.

Otra dificultad de estos guiones adaptados reside en encontrar la manera de convertir un relato testimonial en un producto audiovisual que respete su esencia, pero consiga un lenguaje propio de una buena serie. Un lenguaje renovado en el que todo lo que se añade en la escritura no sepulte aquello que llevó a dirigir la carta al periódico.

Una serie inaccesible en Prime Video

Las versiones indias de la franquicia no tienen siquiera subtítulos en español. Una verdadera pena, porque ambas son estupendas y merecerían al menos esa pequeña inversión por parte de Prime Video si el presupuesto no da para un doblaje completo. Disponen de subtítulos en inglés.

Tres han sido las producciones indias planeadas, cada una de ellas en una ciudad y con una lengua diferente del superpoblado país asiático, y dos las disponibles actualmente, Modern love Mumbai en hindi y Modern love Hyderabad en télugu. Falta por ofrecerse en España Modern love Chennai, en tamil.

La energía de Mumbai y Hyderabad

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Estupendos actores, un tono vibrante y una especial claridad de los episodios caracterizan a estas dos versiones emitidas que se desarrollan en un país más pobre que en las otras ediciones y con enorme riqueza cultural. Las fuertes tradiciones indias conviven con una modernidad más estandarizada que compartimos con ellos.

Prime Video alberga también una película que incita a la confusión por su título, Modern/love in 7 short films, que recopila varios cortos con pequeños apuntes sobre parejas pero que no tiene que ver con la columna de The New York Times y se aproxima al amor desde la ficción e incluso desde la fantasía.

Por su parte, Daniel Jones ha asegurado que la internacionalización de la serie basada en las experiencias que los lectores comparten generosamente con el diario no ha terminado aquí. Sin dar mas pistas, anuncia que se sigue especulando con nuevas ediciones de estas historias de amor.

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