Héroes
Benjamín Cristian, chico trans: “Cuando en el Registro cambiaron mi nombre, me pegué una 'pechá' de llorar"
La suya no es una historia de superación. Es, más bien, de supervivencia. Un cuento con final feliz que podría haber escrito de pequeño, cuando los protagonistas de sus relatos siempre eran chicos. En su historia, el héroe salvó todos los obstáculos que le imponía la sociedad y consiguió convertirse en la persona que realmente era: Benjamín Cristian Santiago (Torremolinos, 1999). Por eso, el día que le llamaron del Registro Civil para decirle que aceptaban su cambio de nombre, Ben —así le llaman sus amigos—, no pudo contener la emoción. “Me pegué una pechá de llorar de diez minutos”, recuerda con una sonrisa y su acento malagueño, antes de añadir: “Cuando te están negando tu identidad cuesta muchísimo ser feliz”.
Lo que no recuerda tan bien es cómo y cuándo llegó hasta aquella web que hablaba de lo que significaba y suponía la transexualidad, pero, muy pronto, empezó a sentirse identificado con todo lo que leía: “Cuando más me informaba, más sentido cobraba todo...”. La escritura fue durante mucho tiempo su vía de escape y su forma de expresarse. También la utilizó para contarle a sus padres que era y se sentía un chico. Ellos le apoyaron incondicionalmente desde el principio. “Han tenido una actitud que ojalá la tuvieran todos. Cuando a mi padre alguien le pregunta por mí y dice el nombre que ya no es él mío, les contesta: ‘¿Y esa quién es? ¡Yo no la conozco!’”, explica Benjamín orgulloso.
Molefe Goodwill, el viaje a la salvación de las mujeres y niñas violadas
Ver más
Hoy tiene “los problemas que tendría un joven cualquiera”, pero antes sufrió y tuvo que ser valiente. De adolescente, vestía camisetas de fútbol para que no se notase que llevaba ropa de chico. “En la universidad, cuando pasaban lista, me ponía a temblar por miedo de que el profesor dijera un nombre que no tenía que decir, que ya no era mío”. Allí fue uno de los impulsores del Protocolo Trans, uno de los primeros que se crearon en una universidad en España. Estudia un máster en Dirección de Comunicación y trabaja como editor de vídeo. Teniendo en cuenta la altísima tasa de paro que existe en el colectivo trans, se considera afortunado: “Nuestra problemática es principalmente ambiental y social. Ser trans no es un problema, el problema es cuando te imponen cómo tiene que ser tu cuerpo. Hay tanto debate con que se apruebe una nueva Ley Trans porque la gente no sabe lo que realmente supone: quitar un sufrimiento innecesario”.
“Has robado el DNI”
Para cambiarse el nombre y el sexo en el Registro Civil, tuvo que presentar un informe psicológico y ser examinado por una forense: “Cuando llegué allí y vi que en su estantería estaba el DSM-IV-TR, el Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales que incluía el trastorno de identidad de género, pensé: ‘Esto no va a salir bien’. Me sentí incómodo, como en una encerrona, y me pareció una situación muy violenta”. Su odisea acababa de empezar. Las trabas administrativas fueron lo más tedioso de todo el proceso, pero a él siempre le dio igual. Tenía claro lo que quería. Cabezota y persistente, fue visitando todas las administraciones con el BOJA (Boletín Oficial de la Junta de Andalucía) bajo el brazo para poder cambiar su identidad. “Produce mucho agotamiento mental. Como tenía unos documentos cambiados y otros no, llegaba y me decían que había robado el DNI: ‘¿Cómo voy a haber robado el DNI? ¡Por Dios!’”.