Ignacio Ellacuría, teólogo y filósofo de la liberación Juan José Tamayo
Ganar una batalla después de perder la guerra
2023. Una campaña electoral en España va a ser monopolizada por ETA.
Me di cuenta esta tarde, abriendo la home de un periódico conservador, de que va a volver a ocurrir. Es demasiado jugoso para que no suceda. Es y va a ser el tema. Muchos clicks. Se cree que algunos votos. No hay vuelta atrás.
Partiendo de la base de que me parece intolerable moralmente que terroristas con delitos de sangre se presenten a las elecciones, que no entiendo qué hace Bildu jugando en ese terreno y que no sé exactamente qué refrendaría la gente que los iba a elegir, me parece que se les ha vuelto a otorgar una victoria. Que más de una década después de que desapareciera ETA siga condicionando lo que pensamos los españoles es tan dramático... Sinceramente, ni siquiera yo, que soy pesimista con la derecha española, pensaba que iban a volver a darles estos tres puntos.
No van a tener ya el triunfo de poder ser regidores en pueblos en los que habrá víctimas del terrorismo, eso ya no. Es muy abyecto que un familiar de un asesinado se tenga que comer que el concejal del pueblo de al lado sea un terrorista con las manos manchadas de sangre, una afrenta que no sé qué aporta. Comparto la indignación de las víctimas ante la inacción politica ante esta amoralidad legal. Entiendo que es la misma de un familiar de una víctima de la Guerra Civil que ve cómo el PP retiró los fondos para que se buscaran los restos de sus muertos que siguen en las cunetas. Hay decenas de crímenes de ETA sin esclarecimiento judicial. No se puede pasar por encima de esto.
Aun así, me parece que el final de ETA es en sí mismo una derrota tan grande para ellos, que incluso que esos terroristas se presentaran a las elecciones y obtuvieran un cargo me parecía otra muestra de lo mucho que han perdido. Era como: pasásteis por la cárcel, vuestra banda se disolvió por la tremenda presión policial, política y ciudadana, habéis dedicado vuestra vida a diseminar el sufrimiento entre los vuestros y los contrarios y, aun así, pasáis por el aro de la democracia presentándoos por un partido que cumple la Ley de Partidos. Lo que la derecha hubiera considerado una victoria de los terroristas, incluso con lo abyecto que hubiera sido para las víctimas, era una rotunda derrota para ellos.
Las víctimas tienen todo el derecho y la legitimidad para estar enfadadas, enrabietadas y dolidas. La derecha a utilizar esa rabia para arrancar unos votos, no.
Pero ahora, hemos cambiado siete concejalías en pueblos de Euskadi para personas abyectas por un debate en el que esta gente vuelve a condicionar cómo funciona el juego electoral y democrático en España. Tengo para mí, además, que esto no va a suponer más votos a la derecha o menos para el PSOE, que es lo único que se persigue. España está muy por delante de todo esto. Hace años que ETA no pinta nada en nuestras vidas, que sentimos que murió e incluso que la matamos.
Pero los políticos, la derecha, ha vuelto a otorgarles esa victoria. Las víctimas tienen todo el derecho y la legitimidad para estar enfadadas, enrabietadas y dolidas. La derecha a utilizar esa rabia para arrancar unos votos, no. Todos los demás no nos merecemos que esos terroristas hayan ganado una batalla cuando ya habían perdido la guerra.
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