ETA, más fuerte que nunca

Las recientes declaraciones de Isabel Díaz Ayuso afirmando que "ETA está muy fuerte, más fuerte que nunca" en pleno 2024 no son solo un despropósito histórico, sino un insulto a la inteligencia de los españoles y, sobre todo, una falta de respeto a las víctimas del terrorismo que tanto dicen defender aunque después tan poco les importa instrumentalizar.

Más de una década después del cese definitivo de la actividad armada de ETA, la presidenta de la Comunidad de Madrid insiste en resucitar fantasmas del pasado con fines puramente partidistas. Pero en esto no está sola. Esta obsesión anacrónica de la derecha por mantener vivo el fantasma de ETA no solo demuestra una preocupante falta de ideas y propuestas para el presente, sino que además trivializa el sufrimiento de quienes realmente padecieron la violencia terrorista. Pero les trae sin cuidado. De la misma forma que cuando Consuelo Ordóñez, hermana del concejal del PP asesinado por ETA Gregorio Ordóñez y presidenta de Covite, les pedía que dejasen de utilizar el nombre del asesino de su hermano para hacer eslóganes políticos como el "Que te vote Txapote", no le hicieron ni casoMás bien la atacaron acusándola de estar “al servicio de Sánchez”. La propia Consuelo lo expresó con lástima diciendo tras las campañas en su contra del entorno de la izquierda abertzale: “¿quién me iba a decir que iba a sufrir campañas más despiadadas todavía de PP y VOX?"

El colmo del cinismo llega cuando el propio Partido Popular, tan dado a agitar el espantajo de ETA, finalmente acaba votando a favor de una ley que podría beneficiar a antiguos miembros de la banda terrorista sin siquiera haberse molestado en leerla detenidamente. ¿Dónde queda entonces su supuesta preocupación por las víctimas? Pues en la boca, en los gritos y los eslóganes, poco más que eso.

Ayuso no se equivocaba del todo al decir que ETA está más fuerte que nunca, pero solo en las menciones desesperadas de quienes, como su partido, la necesitan constantemente para tapar sus propias vergüenzas

Lo verdaderamente dramático de esta situación es que tenemos una oposición que pasa sus días vociferando que España se acaba, obsesionada con Begoña Gómez y repitiendo mantras sobre Venezuela, pero que no encuentra a nadie entre sus 137 diputados para dedicarse a leer detenidamente las leyes que votan a favor. Nos encontramos ante una paradoja política: una oposición española que ni es oposición, porque no ejerce como tal, ni parece española, pues sus argumentos parecen provenir de otro planeta. Es como si el Partido Popular hubiera aterrizado de Marte, trayendo consigo una visión distorsionada de la realidad española y una incapacidad alarmante para abordar los problemas reales del país. Sus discursos suenan a ciencia ficción política, tan alejados de la cotidianidad y las preocupaciones de los ciudadanos que bien podrían estar hablando de la España de una dimensión paralela.

Por desgracia, Ayuso no se equivocaba del todo al decir que ETA está más fuerte que nunca, pero solo en las menciones desesperadas de quienes, como su partido, la necesitan constantemente para tapar sus propias vergüenzas. Es más fuerte que nunca en los discursos de quienes no tienen nada más que ofrecer a los ciudadanos. Es más fuerte que nunca en la retórica vacía de quienes prefieren vivir en el pasado que enfrentarse a los problemas reales del presente. Pero poco más que eso.

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