Buzón de Voz

En el país del ‘pequeño Nicolás’

En el país del pequeño Nicolás ocurren (como en Blade Runner) cosas que vosotros nunca creeríais si viviérais en planetas lejanos o incluso en países cercanos.

- En el país del pequeño Nicoláspequeño Nicolás, un yerno del rey puede dedicarse durante años a recaudar dinero público y desviarlo a cuentas privadas con el asesoramiento de algún alto cargo de la propia institución monárquica, sin excluir el uso de recomendaciones del propio titular de la corona.

- En el país del pequeño Nicolás,pequeño Nicolás un presidente del Gobierno puede negarse a explicar los motivos por los que enviaba SMS dando ánimos y todo su apoyo al tesorero de su partido días después de que todos los españoles conocieran que ese individuo tenía en Suiza cuentas bancarias con al menos 47 millones de euros.

- En el país del pequeño Nicolás,pequeño Nicolás la secretaria general del partido en el Gobierno puede definir el pacto millonario al que llega con ese tesorero, imputado por corrupción, como “indemnización en diferido en forma de simulación…

- En el país del pequeño Nicolás,pequeño Nicolás un señor que presidió la Generalitat de Cataluña durante veinte años puede reconocer públicamente que estuvo otros tantos engañando al fisco al tiempo que proclama que cualquiera que lo acuse de defraudador sólo pretende hacer daño a Cataluña.

- En el país del pequeño Nicoláspequeño Nicolás, un señor que sigue presidiendo Extremadura reconoce públicamente que cargó al Senado viajes privados durante 19 meses, pero que quienes le reprochan tal cosa sólo pretenden hacer daño a Extremadura.

- En el país del pequeño Nicoláspequeño Nicolás, la ministra de Sanidad (que antes de llegar a serlo no se percató de que en su propio garaje había un Jaguar de origen desconocido) puede seguir en el cargo después de que su propio Gobierno la desautoriza al quitarle la responsabilidad de la solución a una crisis de salud pública tras cinco días de reacción caótica.

- En el país del pequeño Nicoláspequeño Nicolás, un señor que preside una de las grandes empresas eléctricas puede asistir impávido al vaciamiento de la propia compañía por su accionista mayoritario (italiano por más señas) al tiempo que asesora a otras grandes empresas energéticas como delegado en España de un banco de negocios (italiano por más señas).

- En el país del pequeño Nicoláspequeño Nicolás, un inspector de Hacienda colocado al frente de Caja Madrid por ser amigo del presidente del Gobierno puede dejar documentado por email que conocía que las preferentes eran un producto averiado, engañoso y arriesgado, pero a la vez puede lograr que los tribunales no acepten como prueba sus correos corporativos y expulsen de la carrera judicial al peculiar togado que lo encarceló unos días.

- En el país del pequeño Nicoláspequeño Nicolás, puede llegar a ministro de Economía un señor que dirigía Lehman Brothers en España y Portugal en 2008, justo cuando la entidad quebró por el escándalo de las hipotecas subprime, y que fichó entonces por PricewaterhouseCoopers, justo a tiempo de que esta consultora diseñara los acuerdos de grandes multinacionales con Luxemburgo para pagar menos impuestos (o ninguno) a la Hacienda española. Y que una vez aplicada la cirugía sangrienta de la llamada austeridad, aspira a presidir el Eurogrupo de la mano de su colega Jean-Claude Juncker, actual presidente de la Comisión Europea y primer ministro de Luxemburgo en la fecha del llamado LuxLeaks.

- En el país del pequeño Nicoláspequeño Nicolás, decenas de representantes nombrados por los principales partidos políticos, instituciones municipales y sindicatos pueden disfrutar en Caja Madrid de una tarjeta B con la que se paga cualquier cosa sin tener que justificar el gasto, pero a nadie sorprende, mucho menos aún a quienes con esa tarjeta acuden a un cajero para sacar dinero en efectivo como si se acabara el mundo (y muy especialmente cuando veían que se les acababa el chollo).

- En el país del pequeño Nicolás... los ejemplos del esperpento nacional llenarían varias pantallas.

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El país del pequeño Nicolás es, lógicamente, el mismo en el que muchos profesionales siguen preguntando al cliente si quiere factura “con IVA o sin IVA” por el trabajo que hacen; el mismo en el que muchos clientes a su vez contratan solo a quien defrauda al fisco; el mismo en el que el personal acude a aplaudir y vitorear a una folclórica condenada por blanqueo de capitales; el mismo en el que se reúne más gente en el funeral de una aristócrata que en una convocatoria en defensa de la sanidad pública.

En el país del pequeño Nicolás puede incluso aparecer un pequeño Nicolás (“es un apodo estúpido; siempre me he llamado Fran”) que ocupa portadas y el prime time en televisión porque dice haber trabajado para la Corona, para el CNI y para Presidencia del Gobierno, con el encargo, por ejemplo, de “solucionar el problema catalán”.

Y lo que vosotros y nosotros (si viniéramos de Marte, incluso de países muy cercanos) nunca creeríamos, aquí termina por asumirse (y fagocitarse) simplemente como 'Marca España'.

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