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Premios Goya 2015

Los Goya sacan su sonrisa de cine

Foto de familia de los galardonados en la gala de entrega de los premios Goya 2015, que se ha celebrado en el centro de congresos Príncipe Felipe de Madrid.

Los desencuentros políticos o los problemas económicos no habían sido invitados este año a la gala de los Goya que, por una noche, quería centrarse solamente en lo positivo. La mejor taquilla de la historia del cine español, un 25,5%, y una lista de candidatas que representan los géneros más variados eran para el director de la Academia, Enrique González Macho, razones suficientes para guardar las armas y sacar la serpentina en la gran fiesta del cine español. Ya lo avisó antes: no quería resultar “cansino”, así que prefirió optar por sacar junto al resto de los invitados y protagonistas su mejor sonrisa de cine, que se abrió más que en nadie en la boca de Alberto Rodríguez y los suyos, que se llevaron a casa diez premios por La isla mínima, La isla mínimaentre ellos Mejor película, director y actor para Javier Gutiérrez.

No pensaron lo mismo que el presidente de la Academia los diferentes colectivos que se congregaron a modo de protesta en torno a la alfombra roja desplegada a las puertas del Hotel Auditorium de Madrid. Algunos, como los trabajadores de Coca-Cola o el colectivo de figurantes repetían estrategia, sabedores que la gala de los Goya, con sus millones de espectadores, supone una plataforma excepcional para hacer de altavoz para sus reivindicaciones. A ellos se unieron en esta gélida noche del sábado grupos como los afectados por la Hepatitis C o los trabajadores de TVE, en pie de guerra por la creciente pérdida de independencia del ente público, que era el encargado, como siempre, de retransmitir la gala por televisión.

“Este año el cine ha aportado a los orcos –uy, las arcas- del Estado”

Comenzada la ceremonia con una cerrada ovación, Dani Rovira, el presentador de esta 29ª edición –que cogía el relevo a Manel Fuentes-, desoyó a su jefe González Macho, y se dirigió a Wert invitándole a no marcharse después de la ceremonia y participar de la fiesta posterior, “que está todo pagado”. También quiso recordar el humorista los 130 millones de euros recaudados por el cine español en 2014, que han conllevado miles de puesto de trabajo y 27 millones de euros en impuestos. “Este año no ha sido el Estado el que ha aportado al cine, sino que ha sido el cine el que ha aportado a los orcos –uy, a las arcas” del Estado”.

El recién estrenado intérprete, que además de conducir la gala se llevó el premio al que estaba nominado, el de Mejor actor revelación por su papel protagonista en Ocho apellidos vascos (filme que también se llevó los dos premios a los intérpretes de reparto, Karra Elejalde y Carmen Machi), puso de relevancia la ausencia de su cinta -el gran taquillazo del año y, como tal, responsable en buena parte de las cifras de la alegría- entre las candidatas a Mejor película, algo que podría entenderse como una desavenencia entre la Academia y el público. “Hay cinco nominadas – no ocho, ocho era muchas”, dijo con sorna, eso sí, antes de recoger emocionado su cabezón, que dedicó entre otros a Clara Lago, su compañera de rodaje y sentimental, la única de los protagonistas del filme de Emilio Martínez-Lázaro que no aspiraba a un galardón.

También arranco su discurso el propio jefe, aun a riesgo de contradecirse, con una contundente reivindicación, “la del maldito IVA”. “Ya es hora de que nos bajen el IVA”, subrayó González Macho, quien saludó a los embajadores estadounidense y francés, presentes entre el público y representantes de países “que hacen de su cinematografía una cuestión de Estado”. También hizo el presidente un llamamiento en solicitud de apoyo a las “televisiones privadas: Atresmedia, Mediaset, Canal Plus”, así como a TVE, a la que instó a construir la “televisión pública que nos merecemos”. “Nuestro cine viaja a los sitios más importantes del mundo. Nuestro cine no es solo local", agregó en referencia a la capacidad de este arte de transmitir ideas y cultura a través de las fronteras, para finalizar instando a los profesionales de la industria a “caminar hacia delante con honor y orgullo, porque la vergüenza y los fallos se quedan atrás”.

“Señor Wert, usted no está incluido”

Al borde de las lágrimas, el Goya de Honor más joven de la historia, Antonio Banderas, subió al escenario invitado por uno de sus mentores, Pedro Almodóvar, con quien ha compartido rodaje en diversas ocasiones, en películas como Mujeres al borde de un ataque de nervios o Átame. El actor, director y productor, empeñado en ampliar el catálogo de géneros del cine español con filmes de animación o de ciencia ficción como el reciente Autómata, que optaba a cuatro Goyas técnicos, afirmó que su mayor preocupación ha sido siempre ver cómo su trabajo era recibido en su tierra, en España y sobre todo en su Málaga natal, y más aún “en mi barrio”.

"Este reconocimiento establece una carrera contra el tiempo para no dejar lo verdaderamente importante en el tintero”, dijo Banderas, actor de Hollywood a quien arropaba en la gala otra española internacional, Penélope Cruz, ausente los últimos tres años y presentadora del Goya a la Mejor película. “Ahora sé que elegí este camino y me subí a aquel tren porque sabía que la cultura era la mejor manera de entender el mundo en que me ha tocado vivir".

Si los galardonados siguieron más o menos fielmente la consigna dictada por la Academia de mucha celebración y poca protesta, quien se la saltó a la torera fue el igualmente internacional Pedro Almodóvar, que antes de invitar a Banderas a recoger su Goya soltó la que sería la gran pulla de la noche, que empezó con un “amigos de la cultura y el cine español” que él coronó con “señor Wert, usted no está incluido en esto último”. Más política, en ausencia, se desprendió de la no-invitación que la Academia extendió a Podemos, el único partido que fue excluido de la ceremonia que, por lo demás, se desarrolló a buen –y previsible- ritmo aunque terminó alargándose casi una hora más de lo previsto.

La isla máxima

Si el guion de la velada de estos Goya de 2015 discurrió sin demasiadas sorpresas, más de lo mismo se podría decir del palmarés, que coronó –según dictaban todas las quinielas- a La isla mínima de Alberto Rodríguez. El policiaco, rodado en las marismas del Guadalquivir en un tono profundo y desasosegante, se alzó con nada menos que diez cabezones, incluido el de Mejor actor (que se disputaban los dos protagonistas del filme, Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez, y que acabó en manos de este último); Mejor director y Mejor película. Con todo, no pudo emular esta cinta los 14 premios de Mar adentro, de Alejandro Amenábar, Mar adentro,que continúa a la fecha en el primer puesto de la lista de las más premiadas de los Goya.

Relegadas quedaron El niño, de Daniel Monzón, un thriller de impecable factura que se quedó con cuatro estatuillas técnicas de las 16 a las que aspiraba; la oscura e inquietante Magical Girl, del casi principiante Carlos Vermut, que sí fue reconocida en el Festival de San Sebastián y que perdió en estos Goya la que parecía su mejor baza, la de Mejor guion original; y la intimista Loreak, primera candidata de la historia en euskera.

Relatos Salvajes, la excelente comedia de Damián Szifrón y quinta aspirante al Olimpo del cine español, tuvo que conformarse, como también era de imaginar, con el galardón a la Mejor película iberoamericana, al tratarse de una coproducción hispanoargentina. Cayetana Guillén Cuervo y Ernesto Alterio, quienes presentaron este premio, no dejaron pasar por alto otra cuestión vestida de reclamación aunque no por ello inoportuna: que en 2014 se coprodujeron con América Latina solo 8 películas frente a las 57 de años anteriores. Otra resolución de futuro para que quizá, el próximo año, se pueda hacer jolgorio de esta media sonrisa.

Todos los ganadores

• Mejor película europea: Ida (Polonia).

• Mejor diseño de vestuario: Fernando García por La isla mínima.

• Mejor maquillaje y peluquería: Carmen Veinat y José Quetglas por Musarañas.

• Mejor actriz revelación: Nerea Barros por La isla mínima.

• Mejor montaje: José M. G. Moyano por La isla mínima.

• Mejor dirección artística: Pepe Domínguez por La isla mínima.

• Mejor sonido: Marc Orts, Oriol Tarrago y Sergio Bürrman por El niño.

• Mejor dirección de fotografía: Alex Catalán por La isla mínima.

• Mejor cortometraje de animación: Juan y la nube.

• Mejor cortometraje documental: Walls (Si estas paredes hablasen).

• Mejor cortometraje de ficción: Café para llevar.

• Mejor interpretación masculina de reparto: Karra Elejalde por Ocho apellidos vascos.

• Mejor dirección novel: Carlos Marqués-Marcet por 10.000 kilómetros.

• Mejores efectos especiales: Guillermo Orbe y Raúl Romanillos por El niño.

• Mejor actriz de reparto: Carmen Machi por Ocho apellidos vascos.

• Mejor música original: Julio de la Rosa por La isla mínima.

• Mejor canción original: Niño sin miedo por El niño.

• Mejor actor revelación: Dani Rovira por Ocho apellidos vascos.

• Mejor guion adaptado: Clare García, Cristóbal Ruiz y Javier Fesser por Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo

• Mejor guion original: Alberto Rodríguez y Javier Cobo por La isla mínima

• Mejor película de animación: Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo

• Mejor dirección de producción: Edmon Roch y Toni Novella por El niño

• Mejor película iberoamericana: Relatos salvajes

• Mejor documental: Paco de Lucía: la búsqueda

• Mejor actor protagonista: Javier Gutiérrez por La isla mínima 

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• Mejor actriz protagonista: Bárbara Lennie por Magical Girl

• Mejor dirección: Alberto Rodríguez por La isla mínima

• Mejor película: La isla mínima

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