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Veranos con historia

La expulsión de los judíos

Reyes Católicos: una expulsión con la vista puesta en la unificación religiosa

¿Qué pasó?

“El Consejo de hombres eminentes y caballeros de nuestro reinado (…) acordó en dictar que todos los judíos y judías deben abandonar nuestros reinos y que no puedan nunca regresar”. Con este fragmento, incluido en el Edicto de Granada, los Reyes Católicos pusieron fin, en pleno verano de 1492, a varios siglos de presencia judía en España.

Aunque se firmó el 31 de marzo de ese año en la ciudad andaluza, el mandato daba a los afectados hasta el “fin de julio” para que saliesen de los “dominios y territorios” –tanto del Reino de Castilla como del Reino de Aragón–, pudiendo llevarse consigo “sus bienes y pertenencias (…), exceptuando oro y plata, o moneda acuñada u otro artículo prohibido por las leyes del reinado”. Además, la orden establecía que todos aquellos que no la hubiesen cumplido en el plazo estipulado o regresasen con posterioridad se enfrentarían a la pena de muerte. Aquellos que les auxiliaran, también se exponían a perder todos sus bienes.

¿Cuándo pasó?

A pesar de que el edicto ordenaba que España estuviese completamente libre de judaísmo el 1 de agosto de 1492, finalmente se dio a los afectados diez días más de plazo para que pudiesen “deshacerse de sus hogares y todas sus pertenencias” y emprender el viaje de salida. Así, el 10 de agosto de 1492 desapareció finalmente la diversidad religiosa en la península, o al menos eso parecía. Sin embargo, gran cantidad de judíos convertidos al cristianismo para evitar la expulsión siguieron practicando su religión a la sombra y siempre bajo la amenaza de ser descubiertos o denunciados a la Inquisición.

El también conocido como Decreto de la Alhambra permaneció vigente hasta el 16 de diciembre de 1968. En los últimos años del franquismo, con motivo de la inauguración de la primera sinagoga en Madrid, el Ministerio de Justicia hizo oficial su abolición en una carta remitida a Max Mazin, un importante miembro de la comunidad hebrea en España. Un año más tarde, en diciembre de 1969, el decreto fue finalmente abolido.

¿Quiénes fueron los protagonistas?

El edicto afectaba a unos 200.000 judíos, que representaban un 5% de la población de los dos reinos . Sin embargo, cerca de 50.000 no llegaron a abandonar la península al convertirse al cristianismo. Además, un elevado número de los que emprendieron el camino de salida regresaron al cabo de un tiempo alegando haberse convertido en el extranjero.

¿Qué fue de los protagonistas?

Los hebreos expulsados se desplazaron a países como Italia, Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Israel, Líbano o Turquía, entre otros. Además, a través de Grecia, también tuvieron presencia en algunas zonas del este de Europa. En la actualidad, Israel y Estados Unidos son los dos países con una mayor comunidad judía, con 6,1 y 5,7 millones de personas, respectivamente, según datos de 2014 recogidos por American-Israeli Cooperative Enterprise (AICE). Además, a mediados de junio se aprobó en el Congreso de los Diputados la ley que permite a los sefardíes descendientes de los desterrados en 1492 disponer de la nacionalidad sin que tengan que renunciar a su nacionalidad anterior y suprimiéndose en estos casos la necesidad de disponer de una residencia.

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¿Por qué fue importante?

La expulsión de los judíos fue uno de los pasos previos en el proceso de unificación religiosa en torno al catolicismo, que culminó en 1502 con la pragmática que anunciaba la expulsión de todos aquellos musulmanes del reino de Granada que no se hubieran convertido al cristianismo antes del mes de abril. De esta manera, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón pusieron fin a siglos de diversidad y convivencia religiosa en la península.

Así, los reinos de Castilla y Aragón siguieron la estela de otras monarquías europeas como Francia, donde el rey Felipe II ordenó la expulsión de esta comunidad en 1182, e Inglaterra, con Eduardo I en 1290. Ya en el siglo XV, el Archiducado de Austria y el Ducado de Parma adoptaron medidas similares. El caso español fue interpretado como un paso hacia la modernidad y los monarcas recibieron las felicitaciones de una gran parte de Europa. Incluso la Universidad de la Sorbona de París presentó a los Reyes Católicos sus congratulaciones.

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