Crisis en el PSOE
El PSOE se inclina por dar sólo once abstenciones si el PSC mantiene el ‘no’ a Rajoy
El PSOE no ha celebrado todavía, de forma oficial, el debate sobre la conveniencia de mantener el no a Rajoy o virar a la abstención. De hecho, la gestora que dirige la formación ni siquiera ha convocado aún el Comité Federal donde se abordará esa cuestión. Pero la discusión, más o menos soterrada durante meses, se ha intensificado en las últimas semanas, toda vez que los plazos se agotan. Y a estas alturas, aunque la posición final no está decidida, la línea predominante, la postura que cuenta con más adeptos entre la nueva cúpula del partido, es que se abstengan únicamente 11 de los diputados en la investidura de Rajoy si el PSC se mantiene firme en su intención de votar no incluso a costa de romper la disciplina en el grupo parlamentario socialista.
Todas las fuentes consultadas por infoLibre, tanto en la gestora como en el sector que se impuso en el PSOE tras el Comité Federal que desembocó en la dimisión de Pedro Sánchez, coinciden en otorgar una gran importancia a la posición de los socialistas catalanes. Ningún dirigente quiere que se quiebre la relación entre Ferraz y el PSC. Varios de ellos comentan que el paso a la abstención ya es lo suficientemente complicado de por sí como para que, además, conlleve la ruptura con su partido hermano en Cataluña. Para evitar ese conflicto, la mayoría de cargos de la dirección provisional apuestan por una "abstención limitada", restringida al número de diputados indispensable para que la investidura de Rajoy pueda prosperar en la última semana de octubre.
Porque lo que parece claro es que, al menos por ahora, el PSC apuesta firmemente por votar no. El partido está inmerso en un proceso de elección de su primer secretario que se dirimirá este sábado con la celebración de primarias. Hay dos aspirantes, y ambos son partidarios de votar contra Rajoy: el actual líder, Miquel Iceta; y la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), Núria Parlon. Este lunes, el portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez, sostuvo que sus "pronunciamientos" sobre este debate se debían "enmarcar" en el "momento político del PSC". "Estamos en una carrera electoral interna y las expresiones se hacen con más gradilocuencia", justificó. Al tiempo, advirtió de que la posición del PSC debe "engarzar de manera coherente" con la del PSOE.
El portavoz añadió que, una vez decididas las primarias del PSC, habría que analizar "si efectivamente es compatible" que los socialistas catalanes participen en los órganos que "conforman la voluntad" del PSOE pero después, si hay una "determinada" decisión, decidan no acatarla. "Quien resulte elegido" en primarias deberá "dialogar con la gestora", zanjó Jiménez. Pero menos de 24 horas después de sus advertencias, en sendas entrevistas en Catalunya Radio este martes, tanto Iceta como Parlon proclamaron su disposición incluso a saltarse la disciplina de voto: "El PSC no puede aparecer al lado del PP, ni que sea absteniéndose. Espero que el PSOE no cambie de posición, pero si cambia, deberá entender que el PSC mantendrá una diferente. Espero que se entienda, y si no qué le vamos a hacer", apuntó Iceta. Parlon descartó que los siete diputados del PSC se abstengan, y agregó: "Nosotros no cambiaremos nuestra posición. Espero que el PSOE tenga la suficiente pericia política para no cambiar".
Abstención: ¿Técnica o total?
Si el Comité Federal del PSOE decidiera finalmente adoptar la estrategia de la "abstención técnica", como la denominan algunos cargos socialistas, se evitarían de paso algunos problemas añadidos: la semana pasada, la diputada aragonesa Susana Sumelzo –quien fuera integrante de la Comisión Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez– advirtió de que votará no incluso si el comité le ordena lo contrario. Este martes, la número dos del PSOE por Madrid en las elecciones del 26J, Margarita Robles, avisó de que le resultaría "muy difícil" abstenerse y no descartó dejar su escaño si el PSOE dejara gobernar al PP. Y quedaría por ver, finalmente, qué votaría el ex secretario general, Pedro Sánchez.
La alternativa a que fueran once los elegidos para abrirle la puerta a un nuevo Gobierno del PP sería la abstención en bloque de todos los diputados socialistas. Pero, como sucede en muchos de los últimos debates en el seno del PSOE, entre quienes apuestan por esta opción tampoco hay unanimidad: hay quienes defienden la necesidad de poner precio a la abstención ante los conservadores y quienes prefieren no exigir contrapartidas.
Los primeros argumentan que revertir algunas de las medidas más polémicas del PP supondría aminorar el desgaste en términos de imagen que los socialistas sufrirían por abstenerse. Esas posibles contrapartidas serían un incremento del salario mínimo, una revisión a fondo de la LOMCE –conocida como ley Wert–, revertir los elementos más polémicos de la reforma laboral, no tocar las pensiones, derogar la ley mordaza, y abrir una ponencia constitucional para estudiar posibles cambios a la Carta Magna.
¿Los problemas de este planteamiento? El primero, como sus propios promotores admiten, es que ya no queda casi tiempo para negociar. El segundo, que la convulsa situación interna del PSOE y su aversión a que se celebren unos terceros comicios por miedo a empeorar su suelo electoral debilitan la capacidad de presionar. Hay, además, cargos que añaden una puntilla final: creen que exigir condiciones al PP trasmitiría la imagen de que ambos partidos negocian, lo que facilitaría a Podemos el discurso de que conservadores y socialistas "son socios".
Quienes prefieren dar la abstención de los 85 parlamentarios sin obtener nada a cambio señalan que hay que hacerlo "por responsabilidad", por "altura de miras", por "España". Es la posición del expresidente del Gobierno Felipe González y también, apuntan las fuentes de la gestora consultadas por este diario, del presidente de la dirección transitoria del PSOE, el asturiano Javier Fernández. Después de poner en marcha la legislatura, añaden, ya habría tiempo de plantear cuantas reformas fueran necesarias en el Congreso semana a semana, y de pelear cada votación.
Estos cargos recuerdan que Rajoy, con 137 diputados, está en clara minoría y que no tiene nada garantizado. El PSOE, por su parte, puede aspirar a entenderse con partidos a su izquierda y a su derecha para sacar adelante sus iniciativas. En cualquier caso tampoco descartan que el líder conservador se les adelante, y ofrezca a los socialistas retocar algunas leyes –como la ley Wert– o incrementar el salario mínimo, por ejemplo, a cambio de que le dejen gobernar en su discurso de investidura.
La brecha entre diputados y militantes
La cúpula de Ferraz considera que la mayoría de los diputados son ya partidarios de la abstención, con independencia de que reciban la orden de dejar gobernar a Rajoy 11 u 84 –el escaño número 85 del PSOE en las elecciones del 26J está en manos de Pedro Quevedo, el parlamentario de Nueva Canarias que concurrió en coalición con los socialistas pero que tiene capacidad de decidir su voto en l ainvestidura de forma independiente–, Cosa bien distinta es el ambiente entre la militancia, admiten fuentes de la nueva mayoría que gobierna el PSOE, donde el no al PP sigue siendo mayoritario. Mientras tanto, en la última reunión del grupo en el Congreso celebrada el martes pasado, casi todos los intervinientes pusieron el acento en la necesidad de evitar unas terceras elecciones.
El PSC elige líder en unas primarias marcadas por el ‘no’ a Rajoy
Ver más
Entre las pocas certezas a día de hoy está que, si finalmente se materializa el giro a la abstención, el encargado de defenderlo en el hemiciclo en nombre de los socialistas será Antonio Hernando, confirmado este lunes por la gestora como portavoz de los diputados del PSOE y reforzado además con la nueva condición de presidente del grupo.
Quienes respaldan su continuidad arguyen que así se evita transmitir la sensación de que la nueva cúpula ha querido hacer un "ajuste de cuentas" con el anterior equipo de Sánchez y, preguntados por la contundencia con la que en el pasado Hernando defendió el no a Rajoy, replican que "todos tienen hemeroteca" y que el diputado "se limitó a explicar la opinión acordada por el partido". El mismo argumento que empleó este lunes Mario Jiménez, portavoz de la actual dirección del partido, quien calificó a Hernando de "correa de transmisión de la posición del partido" y señaló que su "obligación" como portavoz sería, si el Comité Federal decidiera pasar ahora a la abstención, "defender las posiciones de los órganos del partido".
Otras fuentes, en cambio, creen que Hernando acabará haciendo un "papelón" al defender la abstención. Él ha sido en los últimos años el principal ariete de la dirección de Sánchez contra el Gobierno del PP en el Congreso, y en su pasado reciente hay frases como esta: Si el PSOE se abstuviera "perdería toda su credibilidad". La pronunció el 11 de julio, hace apenas tres meses, preguntado por la posibilidad de que el PSOE cambiara de opinión y terminase dejando gobernar al PP por la vía de la abstención. El PSOE, agregó entonces Hernando, no puede "estar diciendo una cosa y a los 15 días hacer otra", porque perdería "toda la credibilidad" y "derrocharía la confianza de cinco millones y medio de personas". "Y uno de los problemas que tiene el PSOE a mí me parece que es de credibilidad", concluyó.