Los libros
'Nada', de Carmen Laforet
NadaCarmen Laforet Edición de Ana CabelloCírculo de LectoresBarcelona2016Nada
Situados todavía en pleno auge de la recuperación de la memoria histórica –en ocasiones, una recuperación nostálgica; en otras, justiciera; en otras, crítica y autocrítica—, celebramos que se sitúen en primera línea a testigos privilegiados de la época más en boga y más tematizada literariamente en la novela del siglo XXI: la Guerra Civil, la posguerra y la dictadura franquista.
Testigos privilegiados porque vivieron desde el centro de la hoguera aquellos tiempos y solo así, reza Zambrano, se puede vivir auténticamente la historia, que no es nítida sino curva, cóncava y convexa. Testigos privilegiados porque, además, vivieron su época desde la excentricidad, desde la marginalidad, que convertía a las escritoras-mujeres en observadoras, pero también en testimonios incómodos de una historia callada.
Carmen Laforet, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite… y tantos otros nombres que aparecerán en la colección Escritoras de Posguerra, creada por Ana Cabello para Círculo de Lectores, configuran las redes de tantas “chicas raras” –el concepto es de Martín Gaite— que saltaron a la palestra de la escritura pública, rescatando de sus cajones manuscritos ocultos, escritos muchas veces a escondidas, en la oscuridad de la noche y cuando las obligaciones morales que la mujer debía asumir en la España franquista estaban ya resueltas.
Como no podría ser de otro modo, la colección empieza con Nada, la opera prima de Carmen Laforet que se hizo con el Premio Nadal de novela en su primera convocatoria de 1944. En el magnífico cuaderno que acompaña a la edición de la obra narrativa, Cabello desgrana la importancia del galardón en la España de los años cuarenta, la recepción crítica de la obra (con imágenes procedentes de la prensa periódica del momento), así como los informes de censura existentes que autorizaron la obra (regía todavía la Ley de Prensa y Propaganda de 1938, de Serrano Suñer, y por tanto la censura era previa a la publicación del libro). El estudio pormenorizado de la editora revela la excepcionalidad de la novela en un panorama narrativo idealista, solo quebrado por la publicación en 1942 de La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela; la importancia de la concesión del premio para el posterior aumento del número de escritoras que se atrevieron a saltar de la domesticidad a la esfera de lo público; y la función central de Nada en la trayectoria individual de Carmen Laforet.
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La vigencia de las grandes novelas escritas por mujeres durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta, queda patente por muchas razones que acreditan la necesidad de esta colección editorial. En primer lugar, son testimonios únicos de los interrogantes íntimos de la España intrahistórica. En segundo término, se erigen en huellas indelebles de los esfuerzos de las mujeres creadoras para hallar su espacio en la vía pública, abandonando el lugar de observadora pasiva detrás de los cristales, entre visillos. Y, pues tenemos que terminar esta reseña, porque plantean debates existenciales que afectan a la configuración de la identidad individual, de la relación entre el sujeto particular y el colectivo, o de la posibilidad del ejercicio de la libertad y de su kierkegaardiano mareo. Temas, todos ellos, universales, que hicieron que el lector de 1945 se viera reflejado en las preocupaciones de Andrea en Nada y que siguen trasladando al lector del XXI reflexiones esenciales para la educación de la sensibilidad ciudadana.
*Blanca Ripoll es profesora de Literatura en la Universidad de Barcelona.Blanca Ripoll