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Literatura

Carmen Laforet, segunda mujer retratada en el Ateneo de Madrid 100 años después de Pardo Bazán

Retrato de Carmen Laforet

La escritora Carmen Laforet es desde este viernes la segunda mujer en la Galería de Retratos del Ateneo de Madrid. Y lo es exactamente cien años después de la primera, Emilia Pardo Bazán, quien 'se entrometió' poco después de morir en 1921 en las paredes de esta institución cultural creada en 1835 y de la que ella fue también, a su vez, la primera socia.

"Tenemos 187 retratos de ilustres ateneístas de la historia bicentenaria de esta casa", ha apuntado el presidente del Ateneo, Luis Arroyo, admitiendo acto seguido: "Hasta hoy, solo teníamos a otra mujer en un rincón, a Emilia Pardo Bazán. Hasta hoy, durante cien años, porque Emilia tuvo su retrato al poco de morir en 1921. Y Carmen nació también en 1921, cuatro meses después. Nuestro compromiso es ir sumando a más mujeres".

El Ateneo de Madrid inicia así un camino para reivindicar la presencia de aquellas mujeres ateneístas que han formado parte también de la historia del Ateneo: Carmen Llorca, presidenta de la institución, Blanca de los Ríos, junto a Pardo Bazán una de las primeras socias, Clara Campoamor, Rosa Chacel, Victoria Kent, Hildegart Rodríguez, Carmen Martín Gaite o Carmen de Burgos.

El retrato de Laforet ha sido presentado este viernes en un breve acto en el Ateneo, con la colaboración de Acción Cultural Española y Mahou. Entre los asistentes, el autor del retrato, Francesco Pistolesi; el hijo de la escritora, Agustín Cerezales; y la ministra de Justicia, Pilar Llop, quien no se ha dirigido a los asistentes pero ha escrito un mensaje en Twitter: "La inclusión de su retrato en la galería de esta institución es un acto de justicia que va más allá de la literatura".

Coincide también este homenaje con la conmemoración del centenario del nacimiento de Carmen Laforet, quien se hiciera socia de la institución en 1942. Es decir, dos años antes de la publicación de su primera e influyente novela, Nada, con la que ganó la primera edición del Premio Nadal en 1944 y el Premio Fastenrath de la Real Academia Española en 1948.

Coloquio de escritoras

Precisamente la influencia de Nada ha sido el eje del coloquio posterior a la presentación de su retrato, con la participación de las escritoras Rosa Montero, Soledad Puértolas, Marta Sanz y Juana Salabert. Todas ellas han coincidido en resaltar la importancia en sus vidas de esta primera novela, que Laforet escribió con tan solo 22 años. Un coloquio que se enmarca en La caña del Ateneo de Mahou, un ciclo de conferencias impulsado por Mahou para revitalizar el Ateneo como espacio de encuentro.

"No sé cuando encontré esa especie de alma gemela. No me estaba encontrando yo muchas heroínas, pero cuando leí Nada ya sí sentí que tenía que ver conmigo, que había un vínculo. Entendí perfectamente desde donde estaba escribiendo y lo que quería contar con ese atrevimiento, con voz propia", ha planteado Puértolas.

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Montero, por su parte, ha remarcado que lo que más reciben las mujeres es "silencio" y justo por eso le "deslumbró" descubrir Nada. Y ha enfatizado: "¡Pero qué moderna, qué manera de escribir! Me reconcilió con la literatura. Tuvo una vida truncada por muchas razones, por ese deterioro cognitivo tan temprano, pero tiene mucho más que Nada. Merece la pena recuperarla entera".

En la misma línea se ha expresado Salabert, asegurando incluso que Nada acrecentó su vocación de "poder llegar a escribir alguna vez", ya que Laforet fue es una luz para todos los que "aman la aventura de leer y escribir". "Lo único que nunca pudo soportar es que le marcaran el camino. Fue una mujer adelantada a su tiempo", ha afirmado, para después agradecer al "cretino censor franquista" que permitió la publicación de la novela al no comprender su relevancia.

Por último, Sanz, cuarta participante en el coloquio, ha señalado que Laforet es uno de los referentes fundamentales para que las mujeres escritoras puedan "trazar una genealogía y una raíz", para que no se les pueda "arrancar de cuajo". Y ha recalcado: "La quinta vez que leí Nada me encontré con un retrato de la España de posguerra y unos retratos de la mujer que me estremecieron".

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