Lecturas infalibles
'La decisión de Sophie': el faro que ilumina a Alejandro Palomas
Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) habla pausado, masticando bien cada palabra, y reflexionando cada respuesta como si se tratase de uno de sus libros: "Si tuviese que recomendarte un clásico sería La decisión de Sophie. Es un 100% clásico que no está lo suficientemente valorado". El escritor, Premio Nadal 2018, habla de la historia de Sophie con un temor casi reverencial, de máximo respeto: "Es una novela a la que dedicarle tres meses… que es lo que yo suelo hacer. Cada tres, cuatro años, lo releo porque me parece la novela por excelencia".
Así lo lleva haciendo el catalán desde que descubrió una de las obras magnas de la segunda mitad del siglo XX. Y es que vérselas cara a cara con el Holocausto pintado por William Styron en 1979 no es sencillo; esas páginas no se olvidan fácilmente. Pero lo primero que pensó Palomas al leerle no fue sobrecogimiento, ni siquiera uno de esos pequeños escalofríos que recorren la espalda al leer un clásico de esa magnitud. "En aquel momento lo que sentí fue envidia porque yo nunca sería capaz de escribir algo así, pero a la vez pensé que qué maravilla que hubiese alguien que sí fuese capaz de hacerlo", asegura. La decisión de Sophie es uno de esos libros de naturaleza colosal, tan irreductible como Madame Bovary o Crimen y Castigo, pero incluso más universal: "Es la historia de la humanidad, el pasado, presente y futuro: todo", asegura Palomas. Es por ello que decide incluirla en esta sección, en la que escritores y periodistas señalan un clásico al que regresar en las tardes de verano.
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La historia de Sophie es la historia de una persona que refleja a millones, una invitación a meditar sobre las cualidades del ser humano –el que sufre y el que castiga–, su naturaleza y su condición. "Porque sigue vigente en muchísimas cosas. Lo tiene todo: tiene filosofía, psicología… y ahonda en las entrañas de la enfermedad, de la historia", señala la pluma detrás de Un amor (Destino). Pero a pesar de todo lo que ha supuesto para él, a pesar de todos los pensamientos que le ha dedicado, Palomas banalizaría si dijese que Sophie ha influido en su escritura; la estaría volviendo mundana. Y Sophie merece algo más.
"Creo que está ahí, apartado de lo que yo hago… No influye directamente, pero sí influye como un pequeño faro que va dándome luz a medida que voy madurando, no solamente como escritor sino también como persona" sentencia, orgulloso de poder dar una respuesta. Porque nadie sabe a ciencia cierta cuánto puede afectar un clásico de estas características: ni el lector común ni el literato más versado.
Por eso le es más fácil hablar de otro tipo de clásicos, esos que todavía están por visitar. "Hay uno, y es Drácula de Brad Stocker. He visto películas, versiones… pero nunca he ido a la versión original y me apetece, me apetece mucho. No sé por qué, pero hay algo ahí que me dice que tengo que descubrirlo, sentarme y enfrentarme a esa obra", remata.