Elecciones en Estados Unidos
Trump se recrea en las más agresivas y caras elecciones de medio mandato de la Historia
Estados Unidos decide si homologa las formas de Donald Trump, que ha esgrimido los centelleantes resultados en el mercado de trabajo americano, en tasas de pleno empleo técnico, para avalar una Presidencia mendaz. La cobertura mediática ha alcanzado los grados de una campaña presidencial. En unas horas, el Legislativo americano, formado por la Cámara de Representantes y el Senado, puede consolidar una mayoría republicana con la que Trump ha tenido manos libres para practicar su política abrasiva en inmigración, fronteras, seguridad nacional y “reconducción de las libertades”. En juego, la renovación de un tercio del Senado (33 senadores), los 435 asientos de la Cámara de Representantes y 36 gobernadores estatales (actualmente 16 demócratas, 33 republicanos y 1 independiente). La media de las encuestas más sólidas apunta a que Trump y los republicanos mantendrán el Senado y los demócratas retomarán el Congreso. Hay, además, un sinfín de cuestiones estatales de los más diversos asuntos –desde atención oftalmológica hasta regulación de armas– que se votarán también el martes. Trump ha sido, una vez más, ubicuo.
Una campaña en el 'Air Force One'
Durante la competición de más de un año y medio que le llevó a la Casa Blanca, Donald Trump intensificó su agenda utilizando su avión personal, un Boeing 747, con el que se desplazaba entre Estados. En la agria disputa contra Hillary dijo alimentarse de gofres y soda para mantenerse con suficiente energía. Para competir en las elecciones de medio mandato ha utilizado el Air Force One presidencial. Los últimos días se ha prodigado en Estados alejados como Montana y Florida, a los que ha volado con apenas unas horas de diferencia. A Trump le gusta hacer sus intervenciones en los propios aeropuertos, aterrizando ante la mirada enfervorecida de sus partidarios y despegando inmediatamente al acabar sus discursos. De esa manera, gana tiempo y redobla el utilitarismo de sus visitas. En estas últimas horas de campaña visita cinco Estados: Georgia, Tennessee, Misuri, Ohio e Indiana. Más de 5.000 millas (algo más de 8.000 kilómetros).
Los anuncios negativos
Los insultos, la ridiculización del adversario y las faltas de respeto son en Estados Unidos parte esencial de la campaña y sus anuncios televisivos. El presupuesto global ha alcanzado los 5 billones de dólares y los anuncios negativos han subido un 61% respecto a las elecciones de medio mandato de hace cuatro años cuyo clima de polarización y radicalización está arreciando sobre el votante norteamericano. The Oklahoman, el decano de la prensa en ese Estado, ha incluido una viñeta en la que un par de espectadores, sentados en un sofá, escuchan una voz que sale del televisor: “Si están hartos de los anuncios negativos entonces vóteme a mi y no a mi oponente que es un mal tipo, un mentiroso y un hipócrita”. Dirty politics, injurynjury reputation, son términos habituales. El mudslinging, literalmente el lanzamiento del barro al adversario, en un dirty pool, en un cenagal, ha marcado la campaña. Trump ha diseminado sus anuncios en los Estados que cimentaron su victoria en las presidenciales de 2016, y así Arizona, Colorado, Montana o Florida han sido cebadas con una catarata de insultos y menosprecios al oponente.
El presidente y algunos de sus desconcertados candidatos
Según un estudio de la Kaiser Family Foundation Poll, las preocupaciones de los votantes demócratas son la atención sanitaria (71%), la economía y el empleo (64%) y la política de armas (60%). Para los electores republicanos los porcentajes varían según dirijan su papeleta al Senado, a la Cámara de Representantes o a la elección del gobernador de un Estado. Para este último caso, el principal interés de estos votantes del partido de Trump son los impuestos (43%). Sin embargo, el presidente ha insistido en asuntos como la inmigración para sustentar su victoria en Estados tradicionalmente rojos. La verborrea de Trump ha hecho que algunos de sus candidatos hayan intentado campañas alternativas, alejadas del ritmo frenético que imprime el presidente. Así Dave Brat, congresista por Virginia, ha apostado por centrarse en defender los derechos de las mascotas antes que tener que abordar sus contradicciones en inmigración.
Hace un año, la congresista de Arizona Martha McSally fue pillada en el Congreso diciendo “es momento de aprobar esta jodida cosa ya”, en referencia a las leyes asistenciales de Trump, que eliminaban el legado de Obama respecto a los cuidados de la salud y daban más poder y posibilidades de maximizar beneficios a las grandes aseguradoras. Diversos candidatos republicanos han negado silenciosamente a Trump, defendiendo la necesidad de otra política sobre salud. Si los republicanos llegaran a dominar de nuevo la Cámara de Representantes y el Senado, Trump, que ha acabado sometiendo al Partido Republicano, tendría libertad para agudizar su política radical de derribo de derechos sociales.
Todos contra Trump (y Trump contra todos)
Dan Elmer, candidato demócrata a la Cámara de Representantes en Virginia se sumó a la lucha de todos contra Trump, promocionando un vídeo en el que comparaba al presidente republicano con Osama Bin Laden. Elmer, que participó como soldado en la guerra de Afganistán, se ha llevado la palma entre los momentos más ridículos de la campaña. En un anuncio político en el que viste a la manera de Tom Cruise en Top Gun e interpreta (es un decir) You’ve lost that loving feeling para cargar contra su adversaria en la carrera a la Cámara de Representantes.
Algunos de los presentadores estrella de las principales cadenas informativas de cable también se han sumado a la polarización. La jueza Janine Pirro, una de las celebrities de la cadena Fox, ha rebasado el partidismo con su opening statement de esta semana. En el discurso de arranque de su programa, Pirro reclamaba directamente que el espectador votara a Trump, “me da igual si él te gusta o no te gusta. Tú no tienes elección. El martes el asunto sólo es sobre las cosas que se han conseguido, a menos que algún pirado de izquierdas se empeñe en engañarte sobre cómo las cosas se han conseguido (…) Lo único que realmente importa son los resultados”.
Hollywood vs. Georgia
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La ausencia de un liderazgo de referencia entre los demócratas ha obligado a Barack Obama a recuperar protagonismo durante el tramo final de la campaña. El expresidente ha emergido como antagonista de Trump. Según el líder demócrata, Trump quiere convertir a una “multitud de desheredados” –la caravana de migrantes que avanza hacia la frontera de Texas, Arizona y California– en un peligroso ejército al que hay que combatir. A Barack Obama se han sumado nombres del espectáculo como Oprah Winprey, implicada durante toda la campaña en el triunfo de la candidata demócrata de Georgia, incluso participando en acciones puerta a puerta que han sorprendido a los votantes. El vicepresidente, Mike Pence, contestó a la estrella televisiva. “Esto no es Hollywood, esto es Georgia”, troquelando los estereotipos de dos presuntas Américas, la real, trabajadora y auténtica y la frívola del mundo del show business.
Los latinos, en el foco y crecimiento del voto adelantado
El anuncio de Donald Trump de eliminar el derecho de ciudadanía por nacimiento y la movilización de 5.000 efectivos del Ejército para reprimir a la caravana de migrantes, ha soliviantado a parte de la opinión pública latina. Estados con gran presencia latina como Florida o California ha estimulado el voto de esta parte de la población. En algunos Estados, el voto anticipado se ha disparado incluso por encima de niveles registrados en la elecciones presidenciales de 2016, cuando, tradicionalmente, las elecciones de medio mandatotienen menor seguimiento popular. En total, casi 35 millones de americanos ya se han pronunciado. Sin embargo, todo se acabará de decidir este martes.