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Francisco Marhuenda: "Si molesto a alguien, pido disculpas"

Basta decir su nombre para ponerle rostro, voz y opinión. Y no es casual. Francisco Marhuenda es uno de los rostros que participan en las tertulias televisivas más fácilmente identificable. Tal vez sea su férrea defensa de sus ideas, tal vez la peculiar forma de entender los debates o tal vez su capacidad para generar polémica cada vez que aparece. Nos recibe en la nueva sede –todavía en construcción– de La Razón, el periódico que dirige desde el año 2008. Una redacción vacía que evidencia los nuevos tiempos que le esperan al periodismo, un oficio que metafóricamente bien podría comprarse con las oficinas del diario: en obras.

"El periodismo está siempre en obras", reconoce Francisco Marhuenda a infoLibre desde su despacho, recordando que la transformación de la prensa no es algo puntual, aunque "la realidad antes y después del 14 de marzo es diferente y eso es lo apasionante de esta profesión". El problema es que esos cambios no siempre son beneficiosos. Tampoco para él.

El motivo es que las cuatro grandes cabeceras nacionales de la prensa tradicional, en papel, continúan su particular descenso de ventas. Cada vez hay menos lectores. De hecho, el pasado año volvieron a cerrar el curso en caída libre. Y La Razón no fue una excepción. Según OJD, las ventas de este diario cayeron un 21%, aunque Marhuenda le resta importancia: "Tenemos garantizada la supervivencia".

Su estructura es una de las causas, pero, añade, "siempre habrá gente que quiera seguir leyendo el papel como querrán leer los libros afortunadamente en papel". El director de La Razón reconoce no tener ninguna envidia por el digital puro. Al contrario. "La prensa digital ya querría tener un periódico en papel, sería el sueño de todo lo que llaman nativos digitales".

"La ventaja del digital es que nos permite informarnos las 24 horas del día. Esto para un periodista supone mucho esfuerzo de trabajo, pero es maravilloso". No obstante, "el diseño del papel es como cuando ves un libro bonito: un buen diseño, el color de las páginas… todo es bonito".

El problema es que a la ya palpable crisis de la prensa tradicional hay que sumar la caída de casi el 50% en la inversión publicitaria provocada por el coronavirus. Unas pérdidas que para Marhuenda son lo de menos: "Que a los medios nos afecte pues, bueno, normal y lógico, pero es que la economía se ha hundido. Vamos a un escenario económico donde estaremos cerca del 21% del paro". Por eso cree que "está muy bien que nos miremos al ombligo, pero eso no es lo importante. Lo importante es que la economía está en crisis. Sería sorprendente que en los medios de comunicación la publicidad se hubiera mantenido".

Para paliarlo ha tomado medidas. "No hemos hecho ERE ni ERTE", apunta el director de La Razón, quien sugiere que esto se ha podido sostener porque "tenemos una estructura que no es tan grande como otros". Aunque se niega a dar nombres que identifiquen ese ‘otros’. Para él, lo importante es "tener un periódico de centro derecha que tenga la supervivencia garantizada y lo tenemos, que es lo importante".

Una línea editorial que cree que hay que defender pese a la crispación política existente en España. "Cada medio tiene su línea editorial como pasa en todos sitios", pero esto "no significa que tu papel sea estar en una trinchera". Marhuenda explica que "este es un país muy fanático, muy radical, de estás conmigo o contra mí". Y cita de ejemplo el fútbol. "A la gente no le gusta el fútbol, lo que les gusta es que su equipo humille al rival. ¡Y eso no es fútbol!".

Pero ¿dar una opinión, siendo un personaje público, no es también jugar a la política? Marhuenda lo niega: "El político se debe a su partido y por tanto está limitado. Yo me debo a lo que yo creo y creo que lo que defiendo es interesante, pero no soy dogmático". Alega tener "una relación cordial con la gente de Podemos, porque creo que ellos quieren lo mejor para España, aunque yo discrepo de sus ideas".

A Marhuenda no le gusta mucho compartir escenario con los políticos: "Cuando estás en una tertulia y hay un político a mí me da pereza porque todo es muy previsible". Mantiene que "no hay verdades absolutas" y por eso "hay que intentar ser una sociedad más flexible, permitir que el otro tenga su posición". La suya ha sido "contraria al estado de alarma porque se tenían que haber aplicado otros mecanismos, pero estaría también en contra si fuera el PP el que la hubiera promovido, por supuesto". Es más, "algunas comunidades del PP que antes criticaban el estado de alarma ahora no tienen tantas ganas de salir de él… bueno, es problema de ellos".

Francisco Marhuenda se ha convertido en un personaje televisivo, aunque él lo discute: "Me presento como soy, con mis cosas buenas, malas… no es ningún papel. Cuando me enfado es porque me molestan determinadas cosas. Si molesto a alguien pido disculpas… pero Francisco Marhuenda para lo malo, bueno y regular siempre es lo mismo, si no, no me sentiría cómodo".

Así explica por qué cree que cuentan con él en tantas tertulias: "A veces hay mucha envidia, mucho periodista que no consigue hacer un recorrido en las tertulias o notoriedad. A mí me llaman a las tertulias desde que estaba en Barcelona. Será que no lo hago mal del todo". Aunque, recuerda que "alguna vez he dejado de ir a alguna tertulia porque ha dejado de gustarme". Y cita: "En Rac1 se puso impertinente Pilar Rahola y dije: ‘se ha acabado’. Me dijeron de volver, pero dije que no tenía ningún interés. No voy a una tertulia para que me insulten. Una cosa es que alguien te diga algo incorrecto y luego te disculpas, oye, no pasa nada, todos somos humanos".

A las que sí suele ir es a las de La Sexta, cadena televisiva con la que convive en el mismo grupo empresarial a través de Planeta: "Es la pluralidad y la diversidad. Yo siempre defiendo a La Sexta y a Ferreras. Ferreras es un animal periodístico y yo me siento muy cómodo con La Sexta porque me dejan decir lo que me da la gana y he hecho lo que he querido". Por eso para él "hay muchos tópicos" con respecto a acudir a cadenas televisivas de ideología diferente a la propia. Marhuenda, incluso, alega animar a políticos a hacerlo. Les dice: "Nadie te va a manipular y si te manipula se lo dices y no vuelves a ir, pero forma parte de esos tópicos que tienes que aguantar".

Para él, la clave es "convivir con todo el mundo". Afirma darle "mucha pena este país a veces" y pone un ejemplo: "Cuando nació Podemos la gente dijo ‘es muy bueno, hay gente que se siente identificada’ aunque yo no lo comparto". Pero considera que lo respeta: "No creo que haya que buscar la igualdad, pero creo que se consigue más la igualdad desde el liberalismo. Europa ha sido un espacio de libertades que se actuaba desde la centralidad, no ha evolucionado desde la ultraderecha y el comunismo, desde ahí se ha ido hacia atrás. No hay ni un solo país que mejore su sociedad desde las posiciones radicales".

Pero, ¿qué le inspira el partido de Santiago Abascal? "Vox me inspira lo mismo que me inspira Podemos: mientras no demuestren lo contrario son formaciones que tienen posiciones extremas en sus respectivos ámbitos y de momento no han hecho nada de lo que preocuparse, no hablamos de formaciones que hayan aplicado la violencia. Lo que es necesario es que estén dentro del sistema".

Mantiene que "a Abascal le viene muy bien que exista Pablo Iglesias y a Pablo Iglesias le viene muy bien que exista Abascal para todo el universo que los rodea, todos esos planetas que giran alrededor. Porque no puedes decir que el PP es un partido golpista, en cambio, Vox puede decir eso de Podemos y Podemos puede decir eso de Vox". Francisco Marhuenda sentencia: "A mí no me da miedo ninguno de ellos". Además, subraya: "Podemos se ha incorporado al sistema".

Considera que lo mismo "le va a pasar a Vox. Cuando entre en un Gobierno veremos que no pasa nada. No te va a gustar si eres de una ideología, pero no pasa nada, es la normalidad. ¿Ha pasado algo en Madrid porque ganara Carmena? No. ¿Y Ada Colau en Barcelona? No. Ada Colau se dedicaba a hacer escraches y ahora es el sistema".

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Un sistema, una democracia, donde es de recibo la posibilidad de realizar manifestaciones, aunque la convocada por Vox el pasado 23 de mayo pidiendo "libertad", llamando a la gente a continuar las protestas en las calles y sin mantener la distancia de seguridad, pusiese en peligro a los propios asistentes: "Hay que dejar que cada cual haga lo que quiera y cometa sus errores. Es un error hacer una manifestación y no mantener la distancia de seguridad, pero está muy bien que la gente se manifieste. ¡Manifiéstate por lo que te dé la gana! Dentro de la ley, lógicamente". Lo bueno, señala, es que con el desconfinamiento "la gente va a dejar de estar tan cabreada": "Todo el mundo veía conspiraciones por todos lados y eso es malísimo. No hay nada peor que la gente desocupada porque empieza a fabular y a cometer errores".

En el periódico que dirige, entre los subdirectores, adjunto al director, encargados de las delegaciones y jefes de redacción hay un total de 22 puestos, pero solo seis están ocupados por mujeres, es decir, el 27%. ¿El llamado techo de cristal y la brecha de género son reales en La Razón? Marhuenda lo niega alegando que "la mitad de la plantilla es mujer" y que "no hay brecha de género". Lo ejemplifica recordando que su "adjunta es mujer" y que las redactoras jefe de Nacional y Madrid también son mujeres. "Tengo subdirectores que están a punto de jubilarse que son hombres, pero eso no lo podemos cambiar, es lo que había". Además, señala, "casi todos los nombramientos que he hecho son mujeres".

Para él, el reto de La Razón "es hacer un periodismo de calidad" que separe lo que es información y opinión: "Muchos tienen sensibilidades varias y lo que has de tener es una ética periodística, es decir, lo que tú crees que es veraz. Y haberte esforzado en conseguir la información de forma correcta". Esa es la clave.

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