Héroes
Paneles solares para iluminar las vidas de la Cañada Real: “Es un cambio total”
Un cerezo en flor se abre paso en medio del patio de tierra de Rahma Hitach, entre juguetes viejos, cajas y escombros. La llegada de la primavera, tras un invierno muy duro, ha traído consigo un nuevo comienzo. Todo gracias a Eugenio García-Calderón (Light for Humanity) y a su insistencia en sacar adelante un ambicioso proyecto piloto que permitirá a esta familia, de origen marroquí, hacer lo más parecido a una vida normal. Sus hijos, Omar, Mohamed y Walaa, ya no tendrán que ponerse nunca más una linterna “de minero” en la cabeza para poder hacer los deberes. No necesitarán recurrir al carbón para cocinar ni tampoco andar tantos kilómetros para lavar la ropa. “Es un cambio total, vamos a tener más paz”, reconoce Rahma emocionada.
Son casi las siete de la tarde y, aunque todavía no ha anochecido, el salón de la casa de Rahma está en penumbra. Una pequeña barra de plástico LED, conectada a una batería de coche, es la única fuente de iluminación. Mañana, tras casi cinco meses con problemas de suministro energético, todo esto será historia. “Cuando nos cortaron la luz e iba a buscar a mi hija de cuatro años al colegio, lo único que preguntaba todo el rato era: ‘Mamá, ¿hay luz en casa?’. Cuando le decía que no se ponía muy triste. Llegaba y estaba todo apagado… Hasta que, un día, apareció Eugenio”, explica Rahma girándose hacia él. Eugenio le devuelve la mirada y sonríe, pero está cansado. Lleva varios días coordinando la instalación de las placas fotovoltaicas y muchos meses buscando financiación para hacer que sea un proyecto sostenible a largo plazo.
“Nuestra idea es hacer otras instalaciones para abastecer a cientos de familias de esta zona y acabar con su dependencia a una red eléctrica muy saturada por la expansión de la Cañada y las recientes olas de frío”, explica el fundador de Light for Humanity. Los paneles solares que ha colocado con el apoyo de otras empresas y organizaciones (Ecooo, Haz Solar, AMAL, Acción Triángulo y Youth Wake Up!) ocupan casi toda la superficie y tienen una potencia de 3.500 vatios. “Estas familias van a tener soberanía energética, pero también van a ser más conscientes de cuánta electricidad están utilizando y cómo pueden ser más eficientes”, añade desde el tejado. Rahma, de repente, se atreve a subir con una endeble escalera metálica para ver cómo ha quedado la instalación, recién terminada. Es la primera vez que lo hace desde que llegó allí en el 2006. La ocasión lo merece. “Queremos demostrar que la Cañada no es solamente lo que sale en televisión. Vamos a pagar mes a mes por esta energía solar y hay mucha gente interesada en hacerlo, no solo yo”, explica señalando las placas.
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Del Amazonas a la Cañada Real
Con este proyecto, Eugenio recupera la filosofía de Iluminar el Amazonas, un plan en el que su empresa entregó 3.500 lámparas solares a familias de siete países del mundo: Brasil, Mozambique, Madagascar… Este madrileño de veintiséis años, estudió Ingeniería y un máster en Energías Renovables, pero sus viajes ‘mochileros’ de juventud por Latinoamérica le demostraron los devastadores efectos que podía provocar la pobreza energética: “Luego, me di cuenta de que al lado de nuestra casa, en Madrid, teníamos personas que también tenían muchas dificultades para acceder a la electricidad… La Cañada nos ha retado más que el Amazonas a nivel de gestión. Es una zona muy compleja, nadie se atrevía a meterse aquí”.
El cielo en tonos rosáceos indica el fin de un día que ni Eugenio ni Rahma olvidarán. Se abrazan y, mientras charlan, observan desde el tejado los últimos rayos de sol. “Ha costado mucho llegar a este punto y hacerlo de forma estructurada para que sea una semilla que”, como el cerezo en flor que anunció la llegada de una nueva vida, “se transforme en un árbol muy grande”.