El futuro de Unidas Podemos
Unidas Podemos afronta una refundación exprés pendiente del alcance del liderazgo de Yolanda Díaz
Martes. Cita electoral del 4M. Pablo Iglesias es cabeza de cartel de Unidas Podemos. Jueves. No han pasado ni 48 horas. La dirección del partido diseña la hoja de ruta para elegir al sustituto de su histórico líder. Las cosas en política suelen ir rápidas, pero nada comparable a la velocidad en la que pasan las cosas en la formación morada. Así ha sido desde su fundación hace solo siete años y así va a volver a ser ahora, cuando el partido se enfrenta al mayor reto organizativo de cuantos haya afrontado hasta el momento: suceder a su alma máter.
Todavía nadie es capaz de contestar con exactitud qué va a ser de Podemos sin Pablo Iglesias. ¿Es posible una dirección bicéfala? ¿Ejercerá Yolanda Díaz el liderazgo real de todo el espacio político? ¿La dimisión de Iglesias dará paso a la refundación de ese espacio? En la sede del partido se han puesto manos a la obra desde la misma mañana del miércoles. Las reuniones son constantes y la sucesión ya está en marcha. Pero el 'shock' dura.
Iglesias y Podemos han sido sinónimos hasta hace apenas unas horas y es demasiado pronto para tener todas las respuestas. Lo único que tienen claro los que conocen bien al exvicepresidente es que, después de dejar el camino trazado designando personalmente a Díaz, a partir de ahora no pilotará la transición ni tiene afán de convertirse en un “ex” intervencionista. De hecho, ese papel de “ex” lo está desempeñando a rajatabla desde la misma noche de su dimisión, pues ni siquiera ha participado en las reuniones de la cúpula dirigente de esta semana en las que se ha abordado su relevo.
Ione Belarra al frente del partido
Como adelantó Infolibre este pasado miércoles, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, es la favorita para convertirse en la próxima Secretaria General. 72 horas después de la dimisión de Iglesias, ya se ha puesto en marcha el proceso de convocatoria de la Asamblea Ciudadana que la deberá elegir como la máxima responsable del partido. Ese Congreso arrancará este mismo mes de mayo y el resultado definitivo se dará a conocer el 13 de junio. La vacante al frente de Podemos durará poco más de un mes.
La idea, expresada en público en varias ocasiones por el propio Iglesias antes de su dimisión, es que la nueva etapa cuente con una “dirección coral”. En la práctica eso significaría que Ione Belarra ejerciese de número 1 del partido conviviendo con Yolanda Díaz como máxima responsable de Unidas Podemos en el seno del Gobierno y como futura candidata. La principal duda con esta fórmula, además de cómo se pueda desarrollar esa convivencia, es el rol que terminen desempeñando Belarra y Díaz en esa dirección coral. Una cosa serán los cargos que ostenten. Otra, puede que distinta, quién acabe ejerciendo el liderazgo real de todo el espacio político tras el inmenso hueco dejado por Pablo Iglesias.
A la espera de Yolanda Díaz
Desde que a mediados de marzo fuese señalada como vicepresidenta y candidata, Yolanda Díaz no se ha pronunciado sobre este último encargo. Cuando le preguntan en público la respuesta siempre es la misma: “Eso ahora no toca, yo estoy centrada en la tarea de gobierno, que es enorme”, repite una y otra vez. En privado su respuesta es parecida. Díaz quiere afrontar esta etapa a su forma y con sus tiempos.
Quienes mejor la conocen piensan que estaría dispuesta a dar el paso si pasan una serie de cosas. ¿Cuáles? El secreto, de momento, está bien guardado. Sobre el tiempo que pretende tomarse hasta que finalmente dé el paso hay dos teorías. Una es que tras la precipitada dimisión de Iglesias y sin ese respaldo político e incluso mediático, Díaz tendrá que pronunciarse pronto y no podrá dilatar esa decisión sine die. La otra, que ella marcará sus tiempos hasta el final y que nadie tendrá capacidad para meterle prisa.
Un nuevo partido sin Iglesias
Creado para asaltar los cielos y para las grandes gestas de la mano de su omnipresente líder, Podemos está ahora obligado a reinventarse. La dimensión política alcanzada por Pablo Iglesias ha implicado en la práctica que, en el conjunto del espacio político estatal a la izquierda del PSOE, lo que se hacía era lo que decía Podemos y lo que decía Podemos era lo que decidía Iglesias.
Algunas voces relevantes de ese espacio apuntan a que esto ahora tendrá que cambiar irremediablemente. Y que si el liderazgo político recae finalmente en manos de Díaz, la formación morada tendría que asumir un nuevo rol. Por su tamaño, por su peso político y por su implantación, seguro que sería un rol fundamental. Pero concluyente como hasta ahora, quizás no. Dicho de otra forma: si se pretende contar con el liderazgo de Yolanda Díaz, puede que los morados tengan que aceptar un papel influyente pero no decisorio.
Organización y alianzas
También está por ver si esa refundación de Podemos tras la marcha de su líder y la reconfiguración del espacio político de izquierdas con, supuestamente, Díaz al frente, da paso a una reconstrucción de las alianzas con otros espacios que en su día fueron hermanos y acabaron siendo enemigos. ¿Se pueden llegar a entender en un futuro la propia Yolanda Díaz y, por ejemplo, Mónica García? Hoy es política ficción. Varios cargos relevantes de Podemos y también de fuera de Podemos apuntan a que algo así solo sería posible si el proceso no es pilotado por participantes de aquellos conflictos. Y que hará falta tiempo.
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Horizonte tras el 'shock'
Las personas consultadas que acompañaron a Pablo Iglesias la noche de su dimisión coinciden en que los últimos servicios de su líder sitúan al proyecto con grandes esperanzas de futuro. Iglesias deja a Unidas Podemos en el Gobierno central tras imponerse en la batalla política de la coalición a pesar de las reticencias del PSOE. Con su candidatura del 4M también ha salvado al partido de quedar fuera de la Asamblea de Madrid, algo que hubiese supuesto un duro golpe estructural para todo el espacio.
También se salvaron los muebles holgadamente en la difícil contienda catalana y, además, Unidas Podemos forma parte de hasta seis gobiernos autonómicos. Las expectativas depositadas en el recorrido electoral que pueda tener Yolanda Díaz también contribuyen a que en las filas moradas se empiece a dibujar un horizonte de optimismo, más allá del shock y de la sensación de orfandad que ha supuesto el adiós del alma máter. Porque, aunque las cosas en política pasen rápido y en Podemos aún más, todo ocurrió el pasado martes.