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El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

Los pactos de la derecha

Abascal reserva sus cartas para someter al PP a un acuerdo que ate a Feijóo también en las generales

Santiago Abascal, en la sede de Vox.

PP y Vox ya han empezado a hablar, pero si se contrastan sus versiones sobre la conversación que mantienen, están todavía muy lejos el uno del otro. Según el presidente de la formación de extrema derecha, Santiago Abascal, “ya se han producido contactos” entre sus “equipos y los habrá con Feijóo en los próximos días. Estamos obligados a ello”. Según el líder del PP, en cambio, lo único que ha habido es un cruce “informal” de felicitaciones entre ambos dirigentes por sus buenos resultados del domingo. Nada más. Donde Vox observa el inicio de una negociación, el PP solo ve “cortesía”.

Lo cierto es que los responsables de ambas formaciones son conscientes de que tienen que entenderse si quieren hacerse con el control de la Comunitat Valenciana, Aragón, Extremadura, Illes Balears, Murcia y Cantabria. Aunque discrepan en los ritmos que quieren dar a las negociaciones.

En el PP dicen que ahora no están en eso y que no es un tema que les corra prisa. Lo último que les interesa es visibilizar su dependencia de los ultras, sobre todo ahora que han conseguido ser otra vez la fuerza más votada en unas elecciones en toda España y que enfrentan unas elecciones generales. 

Feijóo busca distancia

Para distanciarse del proceso, y no salir en la foto que Abascal quiere hacerse con él, Feijóo ya ha confirmado que desea dejar los contactos en manos los barones territoriales alegando que le gusta ser “respetuoso” con las competencias de cada uno de ellos. 

Sin embargo, admite a renglón seguido que estaría dispuesto a no respetar esa autonomía si el PSOE acepta un acuerdo para facilitarse mutuamente el gobierno allí donde cada uno haya tenido la lista más votada. Lo que en el caso de los conservadores equivaldría a renunciar a Extremadura a cambio de conseguir otras cinco comunidades sin tener que meter a Vox en los gobiernos autonómicos.

Nadie en el PP, ni en el PSOE ni en Vox ve viable ese escenario, pero Feijóo sigue dándole prioridad porque en realidad lo que busca es una negativa expresa de los socialistas que le sirva de excusa para apoyarse en la extrema derecha, como ya pasó en 2021 en Castilla y León, cuando alegó que el PSOE no le había dejado otra opción.

Abascal lo sabe y por eso este lunes se mostró dispuesto a esperar a que Feijóo hable primero con los socialistas, seguro de que después tendrá que llamar a su puerta.

Los plazos apremian

El tiempo, sin embargo, es limitado. Las doce asambleas autonómicas elegidas el 28M tiene que constituirse, en función de sus respectivas normas, en diferentes fechas a lo largo de la segunda mitad del mes de junio. Lo que significa que antes PP y Vox tendrán que pactar para controlar las mesas. En el mes de julio, en plena campaña electoral de las generales, deberán negociar además las investiduras.

El líder de los ultras no ha querido precisar si pedirá entrar en los seis gobiernos autonómicos en los que la elección como presidente del candidato del PP depende de sus votos o si en alguno de ellos aceptará pactos de legislatura (un acuerdo que comprometa la aprobación de determinadas medidas).

La experiencia de Madrid, donde no ha conseguido rentabilizar los apoyos prestados a la investidura tanto de Isabel Díaz Ayuso como de José Luis Martínez-Almeida, pesa mucho en el criterio de la derecha extrema.

La importancia de Vox no es idéntica en todos los territorios. En la Región de Murcia, por ejemplo, el PP tiene más diputados que la izquierda, lo que ha hecho a su presidente, Fernando López Miras, aventurar su intención de gobernar sin pactar con Vox, porque le basta con su abstención en el parlamento regional. En el resto de los territorios, en cambio, el PP necesita el voto afirmativo de los ultras. De otro modo, habrá repetición electoral.

Mano tendida

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“Nuestra mano está tendida, hoy no es día de exigencias, ultimátums ni palabras gruesas”, explicó Abascal, con la esperanza de encontrar en el PP “respeto, altura de miras, responsabilidad y patriotismo”. Lo que, en palabras de la formación de extrema derecha, significa voluntad de llegar a acuerdos para formar “una alternativa” que comprometa “la derogoción completa” de todas las leyes y normas y aprobadas durante el mandato de Pedro Sánchez.

Ahora bien, advirtió: “Vamos a cumplir con nuestras obligaciones”, lo que equivale a proclamar que no tiene intención de facilitar investiduras sin un acuerdo previo. “Que nadie cuente con nosotros para hacer un regalo”.

Feijóo, por su parte, evitó hablar de pactos en su comparecencia de la mañana. Y volvió a referirse a la lista más votada: “Si la acepta el PSOE”, está en condiciones de “hablarlo y acordarlo”.

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