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El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

Debate de investidura

Feijóo llega a su investidura tras 36 días de parálisis y sin capacidad para tejer nuevas alianzas

José María Aznar, Alberto Núñez Feijóo y mariano Rajoy, en el mitin organizado por el PP este domingo en Madrid.

Algo más de un mes después de recibir el encargo del rey de presentarse a la investidura —36 días, para ser exactos—, Alberto Núñez Feijóo se presentará este martes en el Congreso con los mismos apoyos con los que acudió a la Zarzuela y sin haber conseguido reunir a una mayoría suficiente que le permita ser elegido presidente. En principio, y salvo imprevistos de última hora —el PP lleva semanas alentando una traición en las filas socialistas que dé a Feijóo la investidura que los ciudadanos le negaron en las urnas— el intento terminará en fracaso y Felipe VI tendrá que convocar una nueva ronda de consultas de la que únicamente puede salir un intento protagonizado por Pedro Sánchez o una repetición electoral el próximo 14 de enero.

¿Qué ha conseguido Feijóo?

Cuando acudió a ver al rey, Feijóo tenía 172 votos: 37 del PP, 33 de Vox, uno de UPN y el último de Coalición Canaria. Y se dispuso a buscar los cuatro que le faltaban para llegar a la Moncloa. Lo intentó en secreto con Junts, a pesar de las tensiones internas que provocó su decisión de incluir al partido de Carles Puigdemont en las conversaciones. Y lo buscó insistentemente con el PNV, aunque esta formación apoya la amnistía, rechaza cualquier acuerdo con el PP mientras tengan pactos con Vox y pretende abrir un debate sobre el modelo territorial en España. Tender puentes con estos dos partidos, que en lo económico están más cerca del PP que del PSOE, es una prioridad de Feijóo desde que llegó a Génova, convencido de la necesidad de diversificar sus opciones de llegar a acuerdos para no depender exclusivamente de Vox. 

También lo intentó con el PSOE, al que pidió apoyo para gobernar durante dos años a cambio de una incierta negociación sobre seis materias en las que el PP defiende poner fin a las políticas desarrolladas por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Ninguna de las dos estrategias, denostadas por el ala dura del partido liderada por dirigentes como Isabel Díaz Ayuso, Cayetana Álvarez de Toledo o José María Aznar, funcionó. 36 días después de recibir el encargo, Feijóo no ha logrado ampliar su alianza con la extrema derecha, el foralismo navarro y el nacionalismo canario.

¿Por qué se presenta?

El líder del PP fracasó en su intento de conseguir el 23J una mayoría suficiente para gobernar. El resultado le ha dejado en una posición de debilidad dentro de un partido en el que los principales barones sí han alcanzado sus objetivos: desde Isabel Díaz Ayuso a Juanma Moreno, pasando por figuras emergentes como los presidentes de la Comunitat Valenciana, Extremadura, Balears, Aragón, Cantabria o La Rioja. 

Como Feijóo señala a menudo, gobernar marca la diferencia y él no lo ha conseguido. Así que necesita hacer ver que, al menos, la del PP fue la lista más votada, aunque no sirva para nada. De ahí su empeño en acudir a una investidura que tiene perdida de antemano.

¿Cuáles son sus argumentos?

El candidato del PP lleva más de un año defendiendo que gobierne la lista más votada, aunque ese modelo no se ajuste al establecido en la Constitución de 1978 y a pesar de que su partido no lo aplica cuando le conviene, como ocurrió recientemente en Extremadura.

Como no tiene los votos que necesita para gobernar, pretende que el PSOE se abstenga y así ganar la investidura como le sucedió a Mariano Rajoy en el año 2016. El PP, en cambio, se negó a devolver el favor a los socialistas en las elecciones de abril y noviembre de 2019. Las segundas abrieron la puerta al primer gobierno de coalición de la democracia española desde los tiempos de la república.

La tesis de Feijóo es sencilla: España necesita “centralidad” y eso pasa porque “la lista más votada pueda gobernar en nuestro país, como ha sido costumbre durante los últimos 45 años” y aunque ese no sea el sistema político establecido en la Constitución. “De esa forma, la influencia que pretenden tener los partidos independentistas quedaría desactivada y España podría garantizar la igualdad de trato de los españoles”, argumentó.

¿Cuántos votos necesita?

El aspirante a la investidura llega al debate con 172 de 350. En la primera votación, que tendrá lugar este miércoles, necesita 176 (la mayoría absoluta), por lo que le faltan cuatro. De ahí el llamamiento a diputados socialistas para que traicionen a su propio partido y voten a favor de la elección de Feijóo como presidente en la primera votación o se abstengan en la segunda, que tendrá lugar el viernes. Entonces, como marca la ley, al candidato del PP le bastaría con conseguir mayoría simple (más votos a favor que en contra), por lo que le bastarían los 172 siempre y cuando hubiese siete abstenciones.

Si no hay sorpresas, el candidato tiene garantizado el voto en contra de 178 diputados (dos por encima de la mayoría absoluta): 121 del PSOE, 31 de Sumar, 7 de ERC, 7 de Junts, 6 de EH Bildu, 5 del PNV y uno del BNG.

¿De qué va a hablar en su discurso?

Feijóo defenderá el programa con el que el PP se presentó a las elecciones así como los seis pactos de Estado que ofreció al PSOE. Pero fuentes de Génova aseguran que también se opondrá a la aprobación de medidas de gracia como las que el PSOE y Sumar están considerando para cerrar las heridas judiciales que dejó el fallido intento de declaración unilateral de independencia de Cataluña ocurrido hace seis años, precisamente bajo un gobierno del PP. Su mayor dificultad será esa: conciliar una propuesta de gobierno con una tesis que supone anticipar su fracaso.

Las mismas fuentes anticiparon este lunes que Feijóo, entre otras cosas, se comprometerá a que los nuevos emprendedores no paguen impuestos durante los dos primeros años, en línea con las reducciones fiscales que nutren toda la propuesta económica del PP. Todo ello en el marco de un paquete de medidas económicas, sociales e institucionales que ya estaban incluidas en el programa electoral con el que se presentó a las generales.

En él ya figuraba una tarifa cero para nuevos autónomos durante el primer año, así como rebajas de IVA e IRPF que de llevarse a cabo reducirían sensiblemente los ingresos del Estado justo a las puertas de que Europa vuelva a exigir reducciones de deuda y de déficit que, con menos impuestos, sólo pueden llevarse a cabo recortando gasto de las partidas más abultadas, que son las que sostienen servicios públicos como la sanidad o la educación.

¿Por qué está en juego su liderazgo?

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La estrategia errática de Génova ha erosionado la figura de Feijóo. Él mismo admite que no gestionó bien los pactos con Vox, en los que ha acabado sometiéndose a todas las demandas de la ultraderecha. Las ideas y venidas con Juntas, el PNV y el PSOE tampoco han sido entendidas por una parte de los barones y por algunos medios conservadores, que nunca entendieron el empeño del candidato en ir a una investidura condenada al fracaso en vez de asumir desde el primer momento el liderazgo de la oposición.

En las últimas semanas, han sido Ayuso y Aznar quienes le han marcado el paso, forzando una convocatoria en la calle que Feijóo ha aprovechado para reafirmarse como líder, pero que en sí misma constituye una demostración de que su intento de ser presidente está condenado al fracaso.

En el PP es un secreto a voces que Feijóo confía su supervivencia a una repetición electoral que le otorgue una segunda oportunidad o, en el peor de los casos, a una legislatura corta, de no más de dos años, en la que Sánchez sufra el desgaste de depender de las demandas de Junts y Esquerra. En el primer supuesto, nadie discutirá su derecho a repetir como candidato a la presidencia, pero en el segundo se abre la puerta a que el sector más radical del partido promueva a la presidenta de Madrid como aspirante a la Moncloa.

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