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Hechos y significado: las exigencias del nuevo equipo de Mediapart en un mundo enloquecido

Carine Fouteau y Edwy Plenel.

Carine Fouteau (Mediapart)

“Necesitamos una nueva prensa en Francia, y Mediapart es ese proyecto". Con estas palabras que denotan una cierta confianza en el futuro firmó Edwy Plenel su primer editorial, publicado en esta web el 16 de marzo de 2008

Como muestra de continuidad con la tradición de un periodismo riguroso, honesto y comprometido, se puso bajo los auspicios de Albert Camus, que sesenta años antes había escrito en Combat que quería "liberar a los periódicos del dinero y darles un tono y una verdad que sacaran del público lo mejor de él". 

En aquella época éramos sólo unas veinte personas, en su mayoría periodistas de diversas procedencias, que soñábamos con despertar e incluso subvertir los medios de comunicación franceses. Definiéndonos como radicalmente democráticos frente al presidencialismo monárquico de una V República en decadencia, partimos de casi nada bajo las chapas onduladas de un viejo garaje del este de París. Casi nada, salvo lo esencial: una visión clara de nuestros principios periodísticos y una apuesta por el valor de la información. 

Decididamente, estábamos en sintonía con nuestro tiempo, el tiempo de una revolución digital aún incipiente, al tiempo que nos negábamos a ceder a los cantos de sirena de las audiencias y el libre acceso. Frente a los oráculos de Internet, demostramos la legitimidad de la suscripción, garantía absoluta de nuestra independencia. Un periódico financiado exclusivamente por sus lectores, opción fundacional que nos diferenció inmediatamente de los demás medios de comunicación. 

Y sigue haciendo de Mediapart, como diario de información general, un diario aparte. Rechazando la publicidad, las presiones de accionistas multimillonarios, las subvenciones públicas y las ayudas de las Gafam (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft), nos hemos dotado, gracias a nuestros suscriptores, de los medios para producir una información de calidad libre de toda influencia, garantizada sin censura ni autocensura. 

Tenemos vía libre para revelar lo que se niega, oculta o ignora, y para hacer visible lo invisible. No tenemos que rendir cuentas a nadie más que a nuestros lectores, a quienes hemos situado en el centro de nuestro proyecto. Porque creemos en las virtudes de una democracia viva, hemos creado un espacio participativo, el Club, único en Francia, que con el tiempo se ha convertido en una verdadera comunidad de colaboradores fieles y solidarios a través de sus blogs y comentarios. 

De eso hace ya dieciséis años y la historia nos ha dado la razón. Mediapart se ha consolidado como un contrapoder esencial. Del abuso de debilidad de Liliane Bettencourt a la cuenta oculta de Cahuzac, de la financiación libia de la campaña de Sarkozy a los entresijos del imperio Bolloré, de los conflictos de intereses de Kohler al dinero ruso de Marine Le Pen, nos hemos dado a conocer al gran público gracias a una serie de investigaciones con repercusiones políticas, institucionales, legislativas y fiscales. Hemos abierto nuevos campos de investigación sobre ecología, violencia policial, discriminación y violencia de género, con el tabú roto por Adèle Haenel, luego la ola PPDA (Patrick Poivre d’Arvor, famoso presentador de televisión, ndt) y ahora el caso Depardieu. 

Mediapart es rentable desde hace trece años y es actualmente el tercer diario nacional en número de abonados, detrás de Le Monde y Le Figaro. Nuestra base de suscriptores es de unos 220.000. Con 22,5 millones de euros, nuestro volumen de negocio del año 2023 aumentó casi un 6% interanual, lo que nos permitió obtener un beneficio neto de 2,2 millones de euros. 

Para garantizar que nuestra empresa siga siendo independiente para siempre, en 2019 modificamos nuestros estatutos legales para crear el Fondo para una prensa libre (FPL), una estructura sin ánimo de lucro que salvaguarda la propiedad de Mediapart. A partir de ahora, nuestro periódico no podrá venderse ni comprarse. 

La transmisión

Se escribe una nueva página en la historia de Mediapart: sus fundadores ceden las riendas al equipo que lo produce diariamente desde hace varios años. Tras la marcha de François Bonnet, Laurent Mauduit y Marie-Hélène Smiejan, y varios años antes de Gérard Desportes, ahora le toca el turno a Edwy Plenel, presidente y director de la publicación desde 2008, que deja sus funciones y me las cede a mí. 

Este paso, largamente preparado, responde a nuestros valores, que siempre han antepuesto la inteligencia colectiva a las aventuras personales. Como pioneros, los fundadores de Mediapart abrieron un camino y, al igual que las personas que pasan la antorcha, construyeron los bases para una transición fluida de una generación a la siguiente.

A Edwy Plenel no le perderemos de vista porque su voz es importante para nosotros: como Laurent Mauduit y François Bonnet, seguirá escribiendo en nuestras columnas, dándonos la oportunidad de ver y oír a figuras intelectuales y culturales que dan testimonio de la inventiva de la actualidad. 

A diferencia de otros medios, nuestros estatutos estipulan que Mediapart esté dirigido por un o una periodista. Me incorporé a Mediapart al principio, después de dejar Les Échos cuando lo compró el grupo LVMH, y me dediqué a investigar sobre cuestiones migratorias. Me apasionó, porque me parecía que estos temas englobaban todos los demás, de manera sensible y política. 

Siguiendo la estela de los fundadores, continuamos la aventura a nuestra manera, la de una nueva generación

He intentado transmitir lo que más me impresionaba: el impacto concreto de las políticas estatales en las vidas, los cuerpos y las trayectorias. Luego, durante cinco años, de 2018 a 2023, como codirectora editorial con Stéphane Alliès, aprendí a comprometerme con el colectivo, a comprender sus preocupaciones y necesidades, convencida de que para producir la mejor información debíamos garantizar las mejores condiciones de trabajo posibles. 

Con Cécile Sourd (directora general), Lénaïg Bredoux y Valentine Oberti (nuevas directoras editoriales), Fabrice Arfi (codirector del departamento de investigación y miembro del consejo de administración), Renaud Creus (director de comunicación), Olivier Grange-Labat (director de producto y técnico), Cédric Lepécuchelle (director de suscripciones) y Julie Sockeel (directora de marketing), estamos listos para escribir el próximo capítulo, con determinación y modestia. Sabemos que podemos contar con un equipo increíblemente talentoso y unido de 139 empleados, la mitad de los cuales son periodistas.  

Siguiendo los pasos de nuestros fundadores, continuamos la aventura a nuestra manera, la de una nueva generación, liderada por mujeres, y un equipo diverso y plural, que busca la verdad de los hechos por encima de todo. 

Nuestro objetivo es claro: ampliar el número de lectores y hacer de Mediapart un gran diario popular que incomode y unifique a la vez, por la fuerza y la calidad de su información. Siendo útiles para ustedes, apostamos por hacernos indispensables.  

Para no ocultar nada, ejercemos nuestra profesión con cierta alegría, una alegría decidida, la de "sacar" información que "queme los dedos" y, si es posible, que mueva líneas. A nuestro modo de ver, desvelar la verdad es fundamentalmente una cuestión de vitalidad y de comunidad, más que de queja y de ensimismamiento. 

En una entrevista concedida a Mediapart, la filósofa Nadia Yala Kisukidi ilustra ese estado de ánimo: "Luchar contra la opresión requiere imaginación política: inventar lo que aún no se ha inventado, a pesar de todas las historias de violencia que nos atraviesan y pueden abatirnos. Incluso creer que lo que aún no ha sido inventado puede serlo. Para ello se necesitan muchos recursos vitales: la alegría anula la sensación de cansancio". 

Reinventarse en un mundo al revés

Los cimientos son sólidos, pero el reto es inmenso: en dieciséis años, el contexto se ha oscurecido considerablemente. Hemos entrado en una época inestable como nunca, de retroceso de derechos y de catástrofe climática. Las guerras de Ucrania y Gaza desestabilizan el planeta; el capitalismo globalizado sigue socavando franjas enteras de la sociedad; las multinacionales climaticidas se enriquecen esquilmando los recursos de la Tierra; los migrantes perecen en las fronteras; el racismo en todas sus formas destroza vidas; la amenaza de la extrema derecha nunca ha sido tan acuciante; la corrupción destruye el pacto democrático; las mujeres siguen muriendo a manos de sus parejas... 

Los vientos en contra son violentos y, en los medios de comunicación franceses, se manifiestan en la derechización y el embrutecimiento extremos del debate público. Tras la revolución digital monopolizada por los Gafam, el cambio tecnológico, en particular el desarrollo de la inteligencia artificial, está transformando nuestro ecosistema, aunque todavía no sabemos qué usos se harán de él, para bien o para mal. 

Una pequeña figura relata de manera estremecedora los tiempos oscuros que vivimos. Es el Angelus Novus, un cuadro de Paul Klee, dibujado con tinta y carboncillo, comprado por el filósofo Walter Benjamin y ahora expuesto en un museo de Jerusalén. Representa a una especie de ángel desarticulado, con las alas extendidas y los ojos muy abiertos. Como un mensajero, mira, y nosotros miramos, hacia algo que le asusta, un futuro incierto lleno de los horrores del pasado. Lo cito aquí como si fuera un tótem, porque a su manera frágil y defensiva, nos alerta. 

Sin embargo, estamos convencidos de que no hay fatalidad. Con Naomi Klein, creemos que "todavía es posible que los humanos cambiemos el mundo que hemos construido, porque es una cuestión de supervivencia", como escribió en un texto publicado en 2022 por la web The Intercept. Hay muchos motivos para la esperanza. En todo el mundo se traducen en concienciación, movilización, resistencia y cambio, sobre todo entre los jóvenes en cuestiones de género y ecología. 

Frente al cinismo de los poderosos, la sociedad rebosa de iniciativas. En un momento en que se está poniendo patas arriba nuestro modo de vida, se están ideando nuevas formas de vivir, se están forjando vínculos, se está consolidando la solidaridad y se están organizando alternativas, a menudo fuera del radar de los partidos políticos tradicionales. Mediapart está totalmente en sintonía con esas preocupaciones: cómo vivir mejor en nuestro planeta, cómo respirar mejor, cómo alimentarnos mejor, cómo construir juntos lo común.  

Revelaciones y sentido

Es en este punto de inflexión entre lo peor y lo posible donde Mediapart inicia una nueva etapa de su existencia. Creemos que tenemos un papel que desempeñar en la prevención de la catástrofe y aprovechamos la ocasión para reafirmar, con toda transparencia, quiénes somos, cómo trabajamos, los principios que nos guían y las herramientas de que disponemos para sacar a la luz la información que impida que el mundo funcione según la ley del más fuerte. 

Nuestra misión democrática es devolverles lo que les pertenece: información de interés público que les permita, como ciudadanos, ejercer su derecho de control sobre las decisiones que se toman en su nombre. Esta búsqueda es más pertinente que nunca, para que cada cual siga siendo libre de decir lo que piensa y tomar sus propias decisiones, participe en el debate público, encuentre su lugar en la sociedad y actúe según su conciencia. 

Hechos frente a noticias falsas

Parecen haber quedado atrás los días en que Internet aparecía como un paraíso para compartir entre iguales . Bajo la presión de imperios mediáticos tan poderosos como destructivos, la profusión de noticias falsas y discursos de odio pone en jaque a las democracias. Contra el veneno de los prejuicios y los comentarios, nos proponemos dar primacía a la información honesta, contrastada, verificada y documentada, con respeto al debate contradictorio y protección absoluta de nuestras fuentes. 

"La libertad de opinión es una farsa si no se garantiza la información sobre los hechos y si no son los propios hechos los que son objeto de debate", escribió Hannah Arendt en 1967, en Verdad y política. Nuestro trabajo periodístico, basado en el rigor y la honestidad, es la garantía del vínculo de confianza con usted. 

Sentido frente a confusión

No buscamos la fluidez ni la exhaustividad en nuestro tratamiento de la actualidad, sino la distinción y la claridad en nuestras opciones editoriales. En un momento en que los lectores están cada vez más "cansados de información", nuestro papel es ayudarles a elegir, priorizar, dar un paso atrás y contextualizar. En resumen, dar sentido y producir inteligibilidad. 

Nuestro modelo de negocio nos facilita la tarea: basado en la fidelidad de nuestros abonados, no sigue en absoluto esos criterios de audiencia que impulsan a algunos medios a acumular clics publicitarios. Dicho de otro modo: nuestros lectores no son neuronas disponibles.  

Un compromiso de lucha contra la dominación

También en este caso pertenecemos a una tradición clásica del periodismo, tan revolucionaria como antigua. En un discurso pronunciado en 1907, el magnate de la prensa Joseph Pulitzer, que no era precisamente un extremista, declaró que su periódico –el St. Louis Post-Dispatch– "luchará siempre por el progreso y las reformas, nunca tolerará la injusticia ni la corrupción; no pertenecerá a ningún partido, se opondrá a las clases privilegiadas y a los explotadores del pueblo, nunca carecerá de simpatía por los pobres, permanecerá siempre consagrado al bien público, mantendrá radicalmente su independencia". 

Los valores progresistas de igualdad, justicia social, solidaridad, sobriedad y probidad que defendemos constituyen la base de nuestra línea editorial. Estamos atentos a la situación de las minorías y a los derechos de los extranjeros; queremos contribuir a salvaguardar una Tierra habitable para todos; nos negamos a banalizar a la extrema derecha y sus ideas. Además, en estos tiempos de guerra, conviene recordar que somos un periódico antiimperialista, antiautoritario y anticolonialista. 

Mediapart es un periódico comprometido, pero no militante. No estamos en ningún bando, salvo en el del derecho a estar informado. Investigamos a todos los partidos, sean de derechas o de izquierdas, a las multinacionales y sus jefes, a los sindicatos y sus dirigentes, a las ONG y su funcionamiento, a los influencers y a cualquier personaje público que pretenda cualquier forma de autoridad. No miramos hacia otro lado por razones equivocadas. 

Periodismo de impacto contra la resignación

Nuestras investigaciones no sólo pretenden denunciar disfunciones, sino también promover conciencias y transformar nuestro entorno, deshaciendo legitimidades infundadas a menudo heredadas del pasado. 

Por citar sólo tres ejemplos

El caso Cahuzac dio lugar a la creación de la Fiscalía Nacional Financiera, dotada de mayores medios para luchar más eficazmente contra la delincuencia de cuello blanco, y de la Alta Autoridad para la Transparencia de la Vida Pública (HATVP), encargada de controlar el patrimonio de los cargos electos. 

- Nuestra investigación sobre el diputado Denis Baupin, publicada en 2016 y que se anticipó un año y medio al movimiento #MeToo, allanó el camino para numerosas investigaciones sobre violencia de género en toda Francia. Aunque el delito había prescrito, puso sobre la mesa cuestiones de dominación masculina y abuso de poder en la política francesa y animó a las víctimas a hablar públicamente. 

–A raíz de lo que revelamos sobre el dinero ruso de Rassemblement National, (el partido de Le Pen, ndt) en 2017 se aprobó una ley que prohíbe a los partidos políticos obtener un préstamo de un banco de fuera de la Unión Europea. 

Ante "el auge de una ideología del repliegue y de la cerrazón que se extiende y gana terreno sin cesar en países hasta ahora democráticos", la escritora Annie Ernaux habló de la "vigilancia debida" en su discurso de entrega del Premio Nobel de Literatura en Estocolmo en 2022. "El silencio está fuera de lugar en ciertos momentos de la historia", insistió. En la perspectiva de las elecciones presidenciales de 2027, coincidimos con ella en que es vital combatir la adicción a las ideas rancias. 

Frente a la resignación que nos amenaza, nuestro objetivo, al revelar información de alto impacto, es hacer posible la acción. Como en el caso del clima, no es demasiado tarde, pero sí es urgente actuar. No hay ascenso irresistible salvo en la mente de quienes no tienen interés en que las cosas cambien. La renuncia fatalista es privilegio de quienes no tienen tanto que perder. 

Accesibilidad frente a segregación

Ahora más que nunca, nuestra ambición es ampliar nuestra audiencia para incluir a un público más general y más joven. Para desempeñar plenamente nuestro papel de exploradores del debate público, nos comprometemos a dirigirnos a todos. Una información sólo comprensible para unos pocos reforzaría los privilegios de una minoría de "sabelotodos" y rompería irremediablemente la promesa de igualdad que constituye el núcleo de nuestro compromiso democrático. 

Para hacer más legibles nuestras publicaciones, hemos decidido reforzar nuestro sistema de edición. Cuidando la forma en que presentamos nuestra información, pretendemos que disfruten leyendo nuestro periódico cada día. Mediante el desarrollo de nuevas formas de redacción y nuevos formatosvídeo (como hemos hecho con nuestros programas À l'air libre en YouTube y Abonnez-vous en Twitch) o audio (con nuestros podcasts, nuestro programa cultural L'esprit critique y nuestros artículos audio)– buscamos encontrarnos con usted allí donde esté, según sus costumbres. 

Mejorar nuestra accesibilidad significa que Mediapart debe reflejar todos los aspectos de la sociedad. Naturalmente, no hemos escapado a los efectos de la reproducción social, por eso estamos decididos a proseguir nuestros esfuerzos. Es esencial que incluyamos en nuestro equipo a un amplio abanico de perfiles, cada uno de los cuales aporte perspectivas, preocupaciones y fuentes complementarias. 

Vínculos contra el aislamiento

Mediapart es uno de los pocos medios de comunicación que construye una relación concreta con sus lectores, a través de los blogs del Club, un servicio dedicado a los suscriptores, la moderación interna y los actos públicos. Nos esforzamos constantemente por sacar el máximo partido de esta comunidad, escuchándola y ofreciéndole la oportunidad de participar e intercambiar ideas en un espacio acogedor en el que todos se sientan a gusto. 

Para ampliar el alcance de esta comunidad, estamos desarrollando nuestro acceso a través de intermediarios como bibliotecas, mediatecas, escuelas y universidades.  

En un ecosistema mediático en manos de un puñado de empresas de artículos de lujo, armamento y construcción, es más urgente que nunca unirse. Mediapart pretende seguir desempeñando un papel de liderazgo en la prensa independiente, en particular a través del Fondo para una Prensa Libre (FPL) y el Sindicato de la Prensa Independiente de Información en Línea (Spiil). 

Nuestra presencia sobre el terrero se refleja en los numerosos vínculos productivos que mantenemos con periódicos que comparten nuestros valores profesionales, como Mediacités, Marsactu, Le Poulpe, Rue89 Lyon y Estrasburgo, el Bondy Blog o La Déferlante. En el ámbito europeo, ponemos en común nuestros conocimientos en materia de investigación con nuestros colegas de la European Investigative Collaborations (EIC) e intercambiamos prácticas con medios de comunicación de España, Italia, Grecia, Eslovaquia, Croacia y otros países, que comparten nuestra preocupación por la ofensiva iliberal en Europa. Nos interesa especialmente la nueva colaboración con la web ucraniana The Kyiv Independent. Trabajar juntos, con la diversidad de voces que representamos, garantiza que seremos más fuertes y eficaces. 

Desde su fundación, Mediapart ha estado al lado de la sociedad, de sus fuerzas motrices, de quienes pasan a la acción y abren nuevas posibilidades. Al embarcarnos en una nueva fase de desarrollo, consolidación y emancipación, pretendemos, a través de la fiabilidad de nuestra información, ayudar a la gente a ver con claridad, hacer oír su voz y encontrar la energía para actuar. 

Esperamos aprovechar este momento solemne y sin precedentes de nuestra historia para convencer a cada vez más personas de que se unan a nosotros y confíen en nosotros por serles útiles. Así que, por supuesto, ¡suscríbanse!

“Quien controla los medios de comunicación, controla las mentes”

 

Traducción de Miguel López

 

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