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CUMBRE ULTRADERECHISTA EN MADRID

¿De qué habla cuando habla Javier Milei?

Javier Milei, durante su intervención en la convención política de Vox Europa Viva 24.

Miguel Roig

Muchos analistas argentinos auguraban una relativa moderación de Javier Milei una vez alcanzado el poder. El año pasado, antes de asumir la presidencia, dijo en Chile que “el socialismo es una enfermedad del alma”. El sábado, en Madrid, recargó la definición en la presentación de su nuevo libro y advirtió, a secas, que “el socialismo es el cáncer de la humanidad”. Milei va a más. Este domingo, en el acto Europa Viva 24 que organizó Vox, aventuró que “abrir la puerta al socialismo es abrir la puerta a la muerte”. ¿Es solo la narrativa de Milei o es el relato de una época? ¿Lo hace en soledad? 

En Argentina hay una institución, la Fundación Libertad que, aparentemente, se identificaba con el republicanismo, las corrientes neoliberales y, al menos, con el primer sujeto de la trinidad que representa la Revolución Francesa. Esta fundación está apadrinada por Mario Vargas Llosa, quien preside la Fundación Internacional para la Libertad con sede en Madrid. La cena anual hasta ahora daba el primer plano al expresidente Mauricio Macri, líder del PRO e impulsor de Cambiemos, coalición que desplazó al kirchnerismo en 2015 y estableció la llamada “grieta” política argentina: peronistas y conservadores. Este año la figura central, homenajeada y respaldada, ha sido el presidente Milei quedando Macri en un segundo plano pero, formando parte del bloque ya que en la segunda vuelta electoral hizo campaña por el libertario. A la cena se sumó José María Aznar, que voló a Buenos Aires solo para estar allí esa noche, al igual que Paulo Guedes, exministro de Economía de Jair Bolsonaro. Vargas Llosa, desde sus fundaciones, ha respaldado personalmente a los candidatos ultraderechistas de la región: al neopinochetista José Antonio Katz, a Bolsonaro y a Milei. 

En la presentación de su libro, El camino del libertario, Milei dijo, al referirse a la izquierda, que “el poder es un juego de suma cero y si lo tienen ellos, no lo tenemos nosotros”. Es decir, volviendo al escenario argentino, la antigua grieta entre peronistas y liberales era una relación política neurótica signada por la angustia de la defensa ante el adversario, con Milei, se ha pasado a una fase psicótica en la que se plantea su eliminación. En el acto de Vox en Vistalegre, de manera didáctica, pasó lista de los “enemigos” a eliminar en su país: los políticos, los medios, los sindicatos, los empresarios que viven del Estado. Y, en un espectro más amplio, dirigiéndose a la ultraderecha europea, recomendó: “No tenemos que dejarnos correr ni un milímetro por los zurdos, ni aun cuando tengan razón porque nunca la tienen [sic]”

Al igual que hiciera en la Conferencia Política de Acción Conservadora en Estados Unidos, delante de Donald Trump, inició su discurso en Madrid cantando: “Hola a todos, yo soy el león; lloran los zurdos sin entender…

Se esperaba con bastante ansia la aparición de Milei en el escenario de Vistalegre no solo por haber alcanzado la presidencia de manera casi épica en un par de años de campaña siendo un completo desconocido, sino por su performance, propia de una estrella del stand up. Al igual que hiciera en la Conferencia Política de Acción Conservadora en Estados Unidos, delante de Donald Trump, inició su discurso en Madrid cantando: “Hola a todos, yo soy el león; lloran los zurdos sin entender...” y mechó toda su intervención con bromas e incluso un agravio, sin mencionarlo, al presidente Sánchez (“Aun cuando tenga a la mujer corrupta, se ensucia y se toma cinco días para pensarlo..”), pero hay que entender su intervención en el concierto de todas las voces que participaron en Vistalegre.

El dirigente republicano Roger Severino abrió la lista de oradores asegurando que Trump está amenazado por el lawfare, algo que “nos puede pasar a todos por culpa de los zurdos” y, antes de despedirse, en un gesto místico, aseguró que su presencia en Madrid era para recordar que “Dios no comete errores”. A continuación, el matrimonio de Mercedes y Matt Schalapp, ambos funcionarios de la administración Trump, pidieron encarecidamente que no se lea ni atienda a ningún medio estadounidense. El chileno José Antonio Katz defendió a la familia y a la niñez frente a la emigración, la inseguridad y la deriva económica.

Georgia Meloni dio pie a la presentación de Milei sembrando la inquietud en el auditorio: “No quieren [los izquierdistas] que tengamos hijos porque los hijos contaminan

El portugués André Ventura aclaró que todos los partidos europeos convocados allí no son, de ninguna manera, la llamada derecha radical sino la expresión viva de la libertad, pero se despidió proclamando que “Europa es nuestra” y que está en juego el futuro de la civilización. El expresidente Mateusz Morawiecki comenzó su intervención en polaco para aclarar, acto seguido, que el inglés no es la lengua de todos y que Bruselas “tampoco es nuestra capital”. Viktor Orbán fue breve y al grano con tres cuestiones: familia, género y emigración. Finalmente, Georgia Meloni dio pie a la presentación de Milei sembrando la inquietud en el auditorio: “No quieren [los izquierdistas] que tengamos hijos porque los hijos contaminan”.

Si quitamos cierta irreverencia y su natural tendencia al histrionismo, el campo semántico de Milei está integrado armónicamente a esta narrativa de la ultraderecha europea. Es más, Steve Bannon y Miguel Ángel Rodríguez, en el caso de haber seguido a los oradores, habrán sentido ratificado su sistema de comunicación, que promociona la etapa superior de un republicanismo asimétrico que se expresa como democracia iliberal. No hay que olvidar que es el libertarismo y no la libertad el vector que mejor conduce este retroceso.

Volvamos a Argentina y el retroceso nos lleva al mes de diciembre de 1979. En la hora más oscura de la dictadura militar argentina, en una rueda de prensa el periodista José Ignacio López le pregunta al general Videla por la situación de los desaparecidos. Es una pregunta impensable por la carga de valor que implica. Videla, inesperadamente, responde y asegura que un desaparecido no tiene entidad, “no está ni muerto ni vivo, está desaparecido”. La secuencia es un hito porque registra el primer reconocimiento oficial por parte del régimen genocida de la figura del desaparecido.

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En Vistalegre, Milei le recordó a Abascal que hace dos años, en la anterior convocatoria de Vox, él solo contaba con Victoria Villarruel, su compañera de fórmula y actual vicepresidenta y titular del Senado argentino. Villarruel milita desde 2022 en el Partido Demócrata de la provincia de Buenos Aires, aunque su carrera política está vinculada a Milei, y su principal actividad ha sido el activismo en diferentes organizaciones de defensa de los militares involucrados en la dictadura: solía visitar en la cárcel al general Videla y promovió el reconocimiento de los represores. Durante la campaña electoral, al compás de los exabruptos de Milei, el negacionismo fue su principal relato.

La batalla cultural como una cruzada: la hegemonía para el que la trabaja. De todo esto habla Milei y es muy importante no leerlo como si fuera un verso suelto

En otro diciembre en Argentina, el último, más de cuatro décadas después, en la misma Casa Rosada donde López ponía nervioso al dictador Videla, el periodista Andrés Oppenheimer, ganador del Pulitzer y el premio Ortega y Gasset, entrevista para la CNN a Javier Milei. En un momento de la charla, Milei habla de la relación con sus perros y cómo juega con ellos por la mañana antes de comenzar con sus ocupaciones. Es sabido el amor de Milei por su fallecido perro Conan, un mastín inglés que hizo clonar en Estados Unidos dando origen a los otros cuatro perros que le acompañan. Sin embargo, Milei le habló a Oppenheimer de cinco perros. El periodista le hizo notar a Milei el número y el presidente confirmó lo dicho: convive con los cinco, incluido, se infiere, el difunto. Oppenheimer calló, no repreguntó. ¿Por qué?

Disrupción narrativa: romper la conversación y establecer el monólogo. Apoyo mediático no necesariamente marginal: la propaganda como un mensaje de primera necesidad. Soporte empresarial: un cogobierno para alcanzar la reducción del Estado a una mera relación funcional con el mercado. La batalla cultural como una cruzada: la hegemonía para el que la trabaja. De todo esto habla Milei y es muy importante no leerlo como si fuera un verso suelto. Tampoco enfadarse porque cita a Gramsci; en todo caso, es mejor volver a Guy Debord: recuperar la experiencia humana anterior al espectáculo, ya que “la conversación está casi muerta”.

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