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MÚSICA

Hinds: "Seríamos los reyes de España si fuéramos tíos, pero al ser tías somos las reinas de los erasmus"

Ana García Perrote y Carlotta Cosials, integrantes de Hinds

Coachella (California), Fuji Rock (Japón), Glastonbury (Inglaterra), Foro Indie Rocks! (México), Roskilde (Dinamarca), Bonnaroo (Tennessee), SXSW (Texas), Lollapalooza (Chicago), Reading & Leeds (Inglaterra), Pitchfork Music (Francia)... Son numerosos los grandes festivales internacionales —también los de aquí, claro— en los que han tocado las madrileñas Hinds a lo largo de su primera década de andadura musical.

Un grupo que nació en 2011 como dúo, que en 2014 pasó oficialmente a cuarteto y que ahora emprende una nueva etapa volviendo a las raíces con Ana García Perrote y Carlotta Cosials como la pareja de amigas 24/7 más cosmopolita del indie rock nacional. Acaban de publicar su cuarto disco, toda una eufórica reivindicación de la banda titulada Viva Hinds (Lucky Number, 2024), con el que resurgen después de una temporada tumultuosa que empezó con la pandemia y que casi acaba con ellas. "Hemos estado lo más cerca que morir que nunca habíamos estado en diez años", aseguran a infoLibre. Pero aquí siguen, vivitas y coleando, lanzando al mundo guitarrazos.

¿Por qué este título tan eufórico? ¿Por qué Viva Hinds?

CARLOTTA: Le damos mucha importancia al título porque tiene que ser una representación de todo lo que contiene el disco. Teníamos otro que era una pregunta retórica con mucho sarcasmo y nos dijeron que la gente no iba a pillar el chiste, así que decidimos que fuera lo más simple posible. Y no se puede decir más con menos: Viva Hinds. Larga vida.

ANA: Es una celebración por haber conseguido tener este nuevo disco con mucho trabajo y mucha esperanza. Porque hemos estado lo más cerca que morir que nunca habíamos estado en diez años, esa es la verdad.

La pandemia fue muy dura para vosotras. Tuvisteis que lanzar vuestro anterior disco en junio de 2020 y se cayeron los planes de promoción y conciertos, os quedasteis sin sello y sin mánager. Como remate, la salida del grupo el año pasado de Ade y Amber. Os ha pasado de todo y os ha costado cuatro años reponeros. ¿Cómo de complicado ha sido?

C: No ha sido nada fácil a todos los niveles, pero creo que más incluso a nivel personal. Estábamos con los ánimos tan bajos que era imposible dar pie con bola. Más aún porque había cosas que estaban fuera de nuestro control y todo nos iba saliendo mal. Y lo más curioso de todo, lo que nos da esperanzas de futuro por sentir que ya somos realmente inmortales, es que antes de que volviéramos a tener buena suerte, en los peores momentos, cambiamos el chip, cambiamos nuestro sentido del humor, el carácter, el estado de ánimo y la forma de enfrenarnos a todo, y decidimos que íbamos a dejar de esperar a que las circunstancias fueran perfectas porque no lo iban a ser nunca. ¡Carlotta, asúmelo ya, nada va a salir mejor que ahora, en tal caso va a ir a peor! Así que decidimos ponernos a ello antes de que siguieran empeorando las cosas (risas).

¿Es esa una actitud diferente respecto al anterior disco, cuando todo estaba enfocado a triunfar obligatoriamente? ¿Cambian las expectativas y todo se transforma?

A: En general, siempre hemos tenido, y creo que todas las bandas, esas ganas de crecer. Todos creemos cuando tenemos un nuevo disco que va a ser nuestro salto, que es el momento, y vas a poder estar menos agobiada con el dinero o que te reconozcan más. Pero para nosotras nunca había sido tan difícil sacar música. Por eso, sacar este disco se convirtió en el éxito. De hecho, ya cuando salió Coffee, el primer adelanto, sentimos que lo habíamos conseguido y nos quitó toda la presión. Era simplemente sobrevivir, lo cual era un reto muy grande, mantenernos y no morir. No perder las ganas y la ilusión de seguir, que es algo que pierden muchas bandas, a pesar de lo cual siguen.

C: Oh, sí, hay muchas bandas que están en activo a las que claramente no les interesa para nada estar ahí.

A: Pues nosotras queríamos tanto conseguirlo emocionalmente como mantener esas ganas y esa ilusión. Por eso queríamos por encima de todo conseguir hacer este disco y compartirlo con la gente.

Eso es poner las canciones por delante de todo, que es el orden lógico de las cosas. Porque ahora surgen muchos grupos o artistas más preocupados por tener muchos seguidores en redes sociales antes de componer una buena canción que merezca un poco la pena.

C: Y es súper peligroso tener un objetivo de ese tipo porque siempre vas a querer más. He conocido a gente muy obsesionada con las redes y los seguidores...

A: Menos mal que eso a nosotras nunca nos ha obsesionado. Y nos gusta, eh, no es que no sea sí.

C: A mí me ha tocado de cerca gente muy obsesionada con las redes sociales y es un sinvivir, es casi peor que obsesionarte con el dinero. Porque el dinero al final lo usas para algo, pero lo de los seguidores es una enfermedad de este nuevo siglo que antes no existía. Imagino que va relacionado con que te crees que eres famoso pero, claro, es que es completamente falso (risas). El mundo virtual y el mundo real cada vez se tocan menos.

A: Y luego hay gente que tiene millones de seguidores que no venden nada de entradas para sus conciertos, y gente que tiene dos seguidores y es cabeza de cartel. 

C: De verdad os digo que cada vez están más alejados el mundo virtual del mundo real. ¡Insisto! (risas).

Tenéis toda la razón, pero vamos a volver al disco, que nos hemos desviado un poco. Porque además significa otro renacimiento ya que volvéis a ser un dúo tras la salida de Ade y Amber el año pasado.

C: Es hasta una regresión a la infancia volver a estar las dos solas (risas).

¿Y eso era justamente lo que necesitabais después de todo sin saberlo?

C: Ya te digo. Sin saberlo, ni quererlo nos ha sentado fenomenal. Es algo de lo que no te das cuenta hasta que te lo hacen, porque nosotras jamás de los jamases las íbamos a echar, eso así de claro. En el hecho de que eligieran irse porque la música se había acabado para ellas te das cuenta de que 'ah, ostras, es que teníamos a dos personas que no estaban tan enchufadas como estamos tú y yo'. Y claro, al quedarnos Ana y yo, las dos locas obsesionadísimas con Hinds y enamoradas de verdad del proyecto y de la música, todo va como la seda. No, como la seda no, ¡como un tiro! (risas).

Sabemos muchísimas cosas y nos podéis preguntar sobre un montón de asuntos que otra banda no os va a poder contestar

¿Este disco es puro Hinds?

C: Así es. Es rock, tiene fuerza y sensibilidad, está lleno de emociones, es crudo. Es graciosísimo y tiene mucho sentido del humor.

Con temáticas muy variadas. Como precisamente la gente que desaparece de nuestra vida, lo que significa ser una mujer joven, el amor más bien amargo...

C: Es que nos preocupa lo que a todo el mundo, es decir, vivir, existir.

A: Sobrevivir

C: Lidiar con las pequeñas angustias de tu día a día al mismo tiempo que piensas si te vas a quedar sola para siempre, si encontrarás el amor de nuevo, o en ese gilipollas que te está jodiendo la vida. Las grandes y las pequeñas cosas de la vida se mezclan constantemente.

¿Se ha reactivado el interés por Hinds en España con un efecto rebote que lo hace mayor que nunca?

C: Pues sí. Ha cambiado todo mogollón. De repente se ha despertado la curiosidad de decir 'es que habéis vivido esto y lo otro'. Y la verdad es que sabemos muchísimas cosas y nos podéis preguntar sobre un montón de asuntos que otra banda no os va a poder contestar.

A: ¿Será por llevar más años? ¿Por viejas? (risas).

Puede ser también que por ser un 'grupo de chicas' habéis tenido que pelear más durante más tiempo para ganaros el respeto de la crítica. Porque hay bandas de chicos que llegan y triunfan de golpe, pero eso no pasa nunca si son chicas.

A: Si fuéramos tíos seríamos los reyes de España, pero al ser tías somos las reinas de los erasmus. Si fuéramos tíos se abrirían los mares a nuestro paso por todo lo que hemos conseguido.

C: Esto lo contaba mucho Martín, de Carolina Durante, que él empezó a tocar el bajo al empezar con la banda, y nunca le han dicho si tocaba mal o bien. Nos lo decía casi enfadado: "A mí nunca me han dicho nada de cómo toco y vosotras la de mierda de sexismo que habéis tenido que aguantar y leer".

A: Pero, a la vez, si fuéramos tíos no estaríamos cambiando el mundo. Seríamos una banda más. Por eso no nos cambiamos por nadie. Sentir que estás luchando contra el sistema y que está funcionando un poco es muy fuerte. 

C: Somos partidarias de la revolución (risas).

Desde la pandemia se ha visto una nueva generación de 'grupos de chicas' (siempre entre comillas) que están ahí. ¿Os sentís como las hermanas mayores? ¿Os habéis llevado los golpes por estar antes?

C: Eso seguro. Nos los hemos llevado por ser las primeras y por haber tocado tanto fuera. Es que nuestra carrera ha generado mucho comentario... si ya nos odiabas y de pronto nos veías tocando en Glastonbury te tenía que repatear el culo. Ser hater de Hinds tiene que doler mucho. Tiene que doler que estemos sonando en el FIFA... tiene que picar muchísimo ser un hater de Hinds (risas). Y llega un momento en el que desde nuestra posición decimos "pues que pique".

En Estados Unidos nos quieren mucho, pero aquí somos 'ese grupillo de pijas'

Menudo contraste recibir críticas feroces aquí y que hablen tan bien de vosotras fuera. ¿Cómo se lleva eso?

A: Es que fuera teníamos y tenemos críticas buenísimas. Es algo que nos dice mucho nuestra discográfica y nuestro manager, que se nos quiere mucho en Estados Unidos y nos salen los planes de manera natural. Se nos tiene mucho cariño y llevamos como diez años trabajándolo. Aquí ha sido todo lo contrario, hasta el punto de que nos preguntábamos cómo podíamos ser la misma banda y recibir dos opiniones y dos tratos tan radicalmente opuestos.

C: Desde nuestra discográfica, que es inglesa, nos cuentan que cada vez que dicen que llevan a Hinds les responden que les encantamos. "Las vi en un Bonnaroo y esas tías son unas cracks". Cosas así.

A: Y si dices lo mismo aquí la respuesta es "ah, sí, es ese grupillo de pijas de no sé qué".

Es que ninguna banda apuesta directamente por irse tanto fuera cuando empieza.

A: Sobre todo es que la gente que va a vernos fuera no son españoles por el mundo, sino que es público local de cada lugar.

Las colaboraciones de este álbum también demuestran vuestro peso internacional. Tenemos, por un lado, a Grian Chatten, cantante de los irlandeses Fontaines DC, que ahora son el grupo de moda, pero también fueron vuestros teloneros en Dublín.

C: ¡Sí! (risas). Es una banda necesaria porque a la gente le sigue gustando mucho la música de guitarras. Sabemos que el mundo del urbano y el del pop son gigantes, pero la música de guitarras sigue teniendo muy fieles seguidores. Con Grian fue todo muy natural porque tenemos una relación muy cercana y nos han apoyado mucho en las vacas flacas, de manera que cuando se lo propusimos dijo que sí sin escuchar la canción. Y el tío es un genio y queda perfecto.

Brava: "Cuando no te están llamando gorda, viene un chico a explicarte cómo usar tu propio equipo"

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El otro invitado es Beck. ¿Le atracasteis de fiesta? 

A: ¡Manos arriba, esto es un atraco! (risas). La verdad es que es una historia tan loca que cuesta creérsela, pero fue por tener morro, por ir sin miedo y con buen humor por la vida. Le atracamos en un bar en Los Ángeles, nos llevamos súper bien, estuvimos hablando esos días hasta que compusimos Boom Boom Back, se la enseñamos y le flipó. Le dijimos que se cantara algo y dijo que sí. Así fue. No le conocíamos antes en persona y él ni siquiera sabía quienes éramos nosotras. Y lo más guay es que fue en uno de los momentos de los años oscuros en los que de veras no sabíamos si íbamos a sobrevivir. Y el tío dijo que sí por la música y por las personas. No sabía que íbamos a ser la siguiente banda del momento (risas). Me parece súper punk que dijera que sí y que lo hiciera.

C: Luego era muy gracioso ver nuestras caras en sus stories de Instagram, eso también (risas).

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