Los diablos azules
Contra nosotros
“La memoria devastada puede dar lugar a un nuevo terreno donde crecer y olvidar definitivamente la profesión de funambulista”: este párrafo pertenece a la novela de Mercedes Soriano titulada Historia de no. Es su primera novela, publicada en 1989. En ella ajustaba cuentas con la transición a la democracia. Y con sus protagonistas. Los sueños. Las traiciones. Ese espacio que yo nunca consigo situar en ningún mapa que se llama equidistancia. No existe el centro en el alambre del auténtico funambulista: todo es abismo. Sí para los impostores, para los tahúres de la política, la historia o la literatura, para quienes han hecho del espacio social en que nos desenvolvemos una copia descarada del patio de Monipodio: pero sin la gracia de Cervantes, claro que no. La memoria es la que es. También la que nos inventamos. La que nos inventamos es más cómoda. Nos evita el rostro ensombrecido del espejo. Maquilla con potingues milagreros la fragilidad. Sólo los dioses sobrevivirán, no como los flojos de espíritu o quienes hayan perdido la confianza en el sistema que nos esclaviza, o como los pobres iakotas en la emboscada de Wounded Knee que cantaban los Redbone hace muchos años. En aquella primera y ya excelente novela Mercedes Soriano nos habla de esos escenarios, de quienes se subieron al andamio de la política no para construir un tiempo mejor sino para ensuciarlo con el barro de la codicia.
Dos años después, en 1991, la escritora madrileña publicaría su segunda novela: Contra vosotros. La escritura de Mercedes Soriano no es de esas que se pueden leer mientras mordisqueas las tostadas del desayuno o las almendras del vermut antes de la comida o en medio de la tarde. Alguien la llamó experimental, como si toda escritura decente no lo fuera. Escribir —por volver a la frase del principio— es como andar por el alambre del funambulista: inseguridad total, vacío cósmico, mirada perdida en un horizonte sin áreas de descanso, miedo a lo desconocido. Qué habrá al final del recorrido, de esa especie de túnel de la bruja que es la escritura de una novela. Nadie lo sabe. Y si se sabe, mala cosa. El pacto entre quien escribe y quien lee es necesario. El oficio de escribir y el oficio de leer. Así hay que leerlo todo. Y más aún si se trata de novelas tan apabullantes como Contra vosotros. Y digo apabullante porque se lee sin respiro, porque cada capítulo es un personaje que simboliza algo en el territorio abrupto de la corrupción política, del descrédito moral que sigue a las traiciones, del cinismo que se ha impuesto impunemente como normalidad democrática en una sociedad y un país que no han sido capaces de construir su propia cultura después de la dictadura.
La piel de Europa
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El escenario es un bar, así de simple. Las vidas de los personajes se cruzan, se encuentran, se desencuentran, algunas acuden al reclamo más o menos azaroso del reencuentro: “La luz de este bar ya no es cálida, es turbia, antros para espantar al desamparo”. Son los personajes como boxeadores sonados en el ring de una novela yo diría que única en el panorama de la literatura española contemporánea. Siete personajes en la primera parte: Memoria, Relevo, Control, Completa, Hallazgo, Pasión y Desertor. Cada cual surge con su monólogo dirigido a los otros, como si hubiera regresado el tiempo de antes, de cuando aún creían que los sueños servían para algo. Si es que alguna vez tuvieron esos sueños y no, ya desde el principio, la seguridad de que la vida era cosa de encontrar atajos para vivirla mejor y antes que los otros. “Nos alimentamos de agua / de migajas de sombra”, escribe Sylvia Plath. Así esos personajes habitantes del lado más oscuro de un tiempo traicionado. La política. El amor. La lealtad a unas ideas que iban a cambiar el mundo. La mierda.
El último capítulo lleva también un nombre: Nadie. Como si formara parte de otro lado oscuro. Como si se dirigiera en su extenso monólogo a los personajes que llenaban hasta ahora esta magnífica novela: “Sois duchos en distinguir por dónde sopla el aire, listos para olfatear dónde se distribuyen las prebendas, hábiles para haceros pasar por respetables ocultando la verdadera intención de vuestras posiciones”. A quién pertenece la voz que increpa, la voz que se distancia de las otras anteriores, la que cierra la historia como en un relato bíblico sobre el fin de la inocencia, como en esa advertencia sobrehumana de que sólo quedarán de esas vidas las cenizas de la devastación: “Existencia jalonada de agravios, cicatrices, heridas abiertas. Pendientes, sin embargo, de las generaciones futuras a las que entregaréis vuestro legado de desdicha”. Otra vez la devastación, igual que empezaba esta crónica apresurada sobre el mundo que no le gustó a Mercedes Soriano y por eso lo cuenta sin contemplaciones, sin ninguna compasión, mirándonos cara a cara como en un duelo que no tiene escapatoria: contra nosotros.
La escritora Mercedes Soriano había nacido en Madrid en 1953. Después de publicar sus novelas en Alfaguara, lo dejó todo y se fue a vivir a una barriada de Níjar. Allí murió en octubre del año 2002. No había cumplido los cincuenta años. En el panorama literario actual, con la agobiante concentración editorial en dos grandes grupos, son las pequeñas editoriales, esas llamadas independientes, las que están dando la cara por una literatura tan notable como desconocida u olvidada. Una de esas editoriales, La Navaja Suiza, acaba de recuperar, en una edición preciosa, de esas que se miran y tocan con un placer inmenso, Contra vosotros, la novela de una escritora única en el panorama tantas veces oscuro de la literatura española contemporánea.