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El cuento de todos

El fantasma del cine Roxy

El escritor Juan Marsé.

Juan Marsé

...ni mis sueños son muy razonables. En uno de ellos me encontraba en Sunset Boulevard, a la sombra de unos árboles, esperando un taxi amarillo para ir a almorzar. No aparecía ningún taxi amarillo, todos los coches que pasaban por allí eran de 1916. Y entonces me dije: "Es inútil que esté aquí de plantón esperando un taxi amarillo, puesto que estoy teniendo un sueño de 1916". Después de esta reflexión, me fui andando hasta el restaurante. 

Alfred Hitchcock

El cine según Hitchcock, por François Truffaut

És quan dormo que hi veig clar. 

J. V. Foix

—Y a partir de esta escena —dijo el escritor—, en el preciso instante en que el enano cabezudo vestido de boy-scout parpadea nervioso e inicia su escalada político-montserratina hacia las cumbres de la patria con la mochila a la espalda, aclamado por el gentío que le arroja flores y calderilla, entonces es cuando aparece la pierna desnuda y luminosa de Ivy/Miriam Hopkins balanceándose al borde del lecho en sostenida sobreimpresión, a lo largo y ancho de toda la secuencia y en todos los planos siguientes, el muslo inmortal de la puta Ivy pendulando en la pantalla y en el subconsciente reprimido del pobre doctor Jekyll como una dulce amenaza venérea o como una romántica pesadilla de felicidad con su liga negra y sus chancros purulentos, perturbando así la clamorosa ascensión patriotera y floral de nuestro Honorable enano parpadeante, hasta que aparece la palabra fin. 

—Estás loco —dijo el director.—Olvídalo, no pienso rodar ninguna de tus calenturas infantiles. 

—¿Calenturas? Te estoy hablando de la patria tan soñada y anhelada. 

—¿Con el doctor Jekyll y el muslo de una puta? No me hagas reír. 

—Tranquilo. Nunca haré nada que pueda darte el menor gusto.

—Háblame del vagabundo bajo la lluvia, en la posguerra. 

—Entonces concédeme un respiro y bebamos algo. 

Empuñando sendos bolígrafos de punta fina, las caras tapadas con pañuelos negros como si fueran a atracar un banco o asaltar un tren (en realidad no pueden verse el uno al otro), colaboran por última vez el escritor de ficciones y el director de cine en el guión original de una película que no debería rodarse jamás, cuando, en una pausa moderadamente alcohólica, solicitada por el novelista, éste le evoca la época feliz de sus aventuras infantiles con la pandilla en los espesos y ardientes cines de barrio. Programa doble, No-Do y paja, recuerda:

Aquel tronante gallinero con bancos de madera y el palco lateral izquierdo cuya pringosa barandilla yo cabalgaba y espoleaba en la penumbra plateada, galopando disparando dentro y fuera de la pantalla al mismo tiempo estoy en Arizona con Destry/James Stewart y la guapa Frenchie/Marlene Dietrich con su peca junto a la boca y suntuosos párpados de seda advierte el peligro en el Saloon y le salva la vida a Destry rieles again interponiéndose entre él y la bala, muriendo en sus brazos vestida de puta del Oeste.  

(Continuará Almudena Grandes.)Almudena Grandes

*Juan Marsé es escritor y uno de los grandes narradores de la literatura española. Juan Marsé Colección particular (Lumen, 2017) recoge ahora algunos de sus mejores relatos. 

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