'Se acabó': el grito de guerra de María Jiménez 45 años antes de que Jenni Hermoso fuera 'trending topic'
Cuarenta y cinco años parecen muchos cuando se tienen por delante pero en realidad no son tantos cuando se mira hacia atrás. Y ese es, precisamente, el tiempo transcurrido desde que Se acabó fuera número 1 de las listas musicales hasta que #Seacabó se convirtiera este verano en el hashtag y gran lema feminista contra la violencia de género, selección femenina de fútbol y Luis Rubiales mediante. Puede que de María Jiménez en 1978 a Jenni Hermoso en 2023 haya transcurrido casi medio siglo, pero el mismo grito de guerra se mantiene inalterable, efectivamente, vigente. Y recobra su fuerza con el fallecimiento de la cantante sevillana este jueves a los 73 años.
"Ha tenido que morir para que se recordara que el hashtag #seacabó parte de una canción de María Jiménez. Porque la letra lo dice todo y está hablando de un hombre machista ante el cual una mujer dice 'hasta aquí hemos llegado', una mujer dice 'se acabó'", destaca a infoLibre la activista y senadora Carla Antonelli, quien recuerda que, más allá de su faceta artística, con las "pocas herramientas" que tenía en su mano, la cantante "se atrevió a denunciar" en los años ochenta los "malos tratos por parte de Pepe Sancho en una España todavía en pañales en la cuestión de la violencia de género, de la violencia machista, que asumía que una cachetada de vez en cuando no era mala". Definitivamente, atendiendo al retrovisor, 45 años no son nada.
"Todo lo que yo te haga, antes ya tú me lo hiciste. Y ahora, ¿qué quieres conmigo? Si tú para mí, no existes. Aún yo soy mejor persona, pues no quiero hacerte daño. Solo sé que no te quiero, mi amor se fue con los años. Se acabó. Porque yo me lo propuse y sufrí. Como nadie había sufrido y mi piel se quedó vacía y sola. Desahuciada en el olvido y después de luchar contra la muerte, empecé a recuperarme un poco y olvidé todo lo que te quería y ahora ya, y ahora ya, mi mundo es otro", cantaba María Jiménez en una España que convivía con los malos tratos y la violencia de género con trágica naturalidad, principalmente de puertas para adentro.
Un país en el que Se acabó sonaba en todas las emisoras y en todas las casas con las ventanas abiertas para ventilar el ambiente tras cuarenta años de franquismo y dejar entrar los refrescantes aires democráticos de cambio. Así se convirtió la artista sevillana en tendencia nacional décadas antes de que Jenni Hermoso fuera trending topic mundial, en un año, recordemos, 1978, en el que se despenalizaba el adulterio en una España que todavía tuvo que esperar hasta 1981 para que se aprobara el divorcio. En ese contexto, se erigió como referente María Jiménez como un golpe de tacón que resuena hoy con el eco que solo la eternidad otorga.
Un eco que se expande gracias también a la voz de Soleá Morente, que publicó en junio, antes de que se desencadenara el MeToo español provocado por el caso Rubiales y antes, claro, de la muerte de María Jiménez, una versión de, efectivamente, Se acabó. "Fue pionera en la revolución a favor de los derechos de la mujer", remarca Morente, al tiempo que recuerda a infoLibre que por eso ya la había reivindicado anteriormente en otros proyectos: "Mi disco Lo que te falta (2020) básicamente está inspirado en la energía, en la sensibilidad y en la manera de hacer y decir de María Jiménez. Ha sido un referente para mí y siempre lo será igual que para muchas otras personas. Una mujer muy valiente que ha dejado un legado excelente y brillante".
Y aún prosigue: "Un ejemplo para muchas mujeres y muchos hombres, y me incluyo la primera como mujer y como artista. Parecía que nunca nos iba a dejar. Hay seres tan grandes y con una personalidad tan potente, como María Jiménez, que se va su cuerpo pero su energía, su fuerza y su magia siempre quedará con nosotros. Ella es parte de la historia de nuestra música y de nuestra cultura, por lo que siempre estará con nosotros. No existirá otra María Jiménez, la llevaremos en nuestro corazón. Que nos inspire para siempre esa leona".
También la considera una pionera la escritora y periodista Nuria Varela, quien destaca que en el feminismo se habla de una "ruptura importante del silencio" con el MeToo. "Pues imagínate en el 78, cuando ella rompió ese silencio y después lo siguió rompiendo cuando contó su relación de maltrato", explica a infoLibre la experta en feminismo y violencia de género, para quien es "triste y al mismo tiempo casi casi un homenaje" que fallezca en este momento, con todo lo acontecido en torno a la selección femenina de fútbol y cuando, "después de tanto tiempo, seguimos trabajando sobre una violencia que no solo no cesa, sino que como hemos visto este verano se dispara".
"Fue muy importante porque hablaba a todas las mujeres de una manera directa y también porque hizo ver que esto del maltrato no era una cosa de mujeres pobres, indefensas o ignorantes, sino que le podía pasar a cualquiera. Y más importante aún si me apuras, porque hizo ver que los maltratadores no eran locos, ni eran enfermos, ni monstruos, sino que podían ser hombres guapos, seductores, exitosos y con tremendas habilidades sociales", subraya Varela, aprovechando de paso para negar esa idea tan repetida de que mujeres como María Jiménez fueran feministas o forzaran ciertos cambios sin darse cuenta realmente.
Ella tenía conciencia, como tienen conciencia las jugadoras de fútbol, de estar cambiando el mundo, porque están cambiando su propia realidad
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"No estoy de acuerdo en que las mujeres cambien el mundo sin conciencia", afirma, y establece el paralelismo entre las dos situaciones separadas por esos 45 años con un mismo Se acabó: "Es inevitable hacer la reflexión conjunta porque fallece ahora cuando llevamos tantas semanas dando vueltas a la idea. Creo que ella tenía conciencia, como tienen conciencia las jugadoras, de estar cambiando el mundo, porque están cambiando su propia realidad. Ella no solamente dice 'se acabó', sino que también dice 'mi mundo en otro' porque yo me lo propuse".
Para ejemplificar esa conciencia y esa fuerza, tira Carla Antonelli de recuerdos propios contando que la primera vez que vio en directo a la artista sevillana fue en el Florida Park, en Madrid, en torno a 1980. "Una mujer con un empoderamiento y una seguridad que era casi escandaloso para la época", pues la gente se preguntaba "cómo una mujer podía actuar así, sentada en un taburete con las piernas abiertas de par en par". "No nos olvidemos de que veníamos de cuarenta años de dictadura, pero ahí estaba aquel empoderamiento de su propia sexualidad, de estar segura de sí misma", apostilla Antonelli, quien también reivindica la figura de María Jiménez como referente del colectivo LGTBI, que se identifica con ella por su "fuerza y libertad".
En este ciclo interminable que es la vida (y la muerte), 45 años después Se acabó vuelve a sonar en todas partes y ya no es solo un lema escrito en cartulinas o un hashtag en redes sociales. Es mucho más que eso. Una canción necesaria que nos tiene que hacer replantearnos, siempre y quizás más en este preciso momento, "si realmente hemos avanzado tanto o si ha avanzado una parte de la sociedad y la otra no", tal y como plantea Varela. "Estamos en ese debate y el fallecimiento de María Jiménez, por desgracia, nos vuelve a hacer reflexionar sobre eso", concluye.