Premios Goya
¿Para qué sirve un Goya?
A sus 25 años, Alejandro Amenábar firmaba el que sería su primer largometraje, Tesis. Obra de un novato, aquella película le catapultó en 1997 a la fama casi del día a la noche. El valor, claro, residía en el propio filme. Aunque, ¿qué hubiera sido de él y de su autor sin los siete Goyas que se llevó? Estrenada como una película más, proyectada durante unas semanas y en un número limitado de cines, Tesis volvió a las pantallas después de su gran victoria, que incluía los premios a mejor director novel y mejor película, para permanecer durante meses en las salas. Aquello le abrió las puertas al gran público y con él, a la gloria cinematográfica.
Aquel ejemplo fue sin duda uno de los más espectaculares de los 28 años de historia de los Goyas, pero en mayor o menor medida se repite edición tras edición. “En la gran mayoría de las ocasiones, por no decir todas, el distribuidor de la película ganadora del premio Goya la vuelve a ofrecer a los cines para su restreno”, explica Borja de Benito, responsable de comunicación de FECE, la Federación española de exhibidores de cine. “Hay que tener en cuenta que la película que consigue el premio tiene una segunda vida en cine, y el Premio Goya es un incentivo, un reclamo para que la gente la vea en pantalla grande”.
De ahí el anuncio por parte de Universal Pictures de que Vivir es fácil con los ojos cerrados, la gran ganadora de estos 28 Goya con seis galardones, incluidos los de mejor director para David Trueba, mejor actor para Javier Cámara y mejor película, va a volver a proyectarse en 60 salas de todo el país. La iniciativa responde sin duda a un intento de hacer remontar las poco boyantes cifras cosechadas por la cinta hasta la fecha: desde su estreno el 31 de octubre, ha recaudado 576.825,70 euros según datos del Ministerio de Cultura (700.000 de acuerdo con Universal y 688.934,70 según Box Office Mojo) y ha acumulado 86.271 espectadores.
Goyas para hacer taquilla (aunque cada vez menos)
Las cifras de Vivir es fácil… no han sido excepción: las cinco nominadas a mejor película han obtenido todas resultados desalentadores en lo que a taquilla se refiere. La que mejor parada ha salido ha sido la comedia de Daniel Sánchez Arévalo, La gran familia española, que era también una de las propuestas de mayor presupuesto y la de carácter más comercial. De los 3,2 millones de euros invertidos, la cinta ha conseguido cosechar, según datos del Ministerio de Cultura, 2.874.571,36 euros y 447.292 espectadores.
Más preocupantes son los resultados del resto de filmes candidatos: 95.330,89 euros de recaudación y 19.188 espectadores ha acumulado Caníbal; 74.078,39 euros y 13.730 espectadores La herida; y 424.326,09 euros y 65.318 espectadores 15 años y un día, que se estrenaron respectivamente el 11 de octubre, el 4 de octubre y el 7 de junio. Las brujas de Zugarramurdi, con ocho premios, ha conseguido bastante mejores números a pesar de no esatr nominada a las grandes categorías: 4.099.535,39 euros y 694.831 espectadores desde su estreno el 27 de septiembre.
En 2011, Pau Brunet, el responsable de Box Office Mojo en España, una empresa que recoge y analiza los datos de taquilla, escribía un artículo para la web de la Academia de cine en el que detallaba la evolución de la película vencedora de aquel año: Pa negre. En el momento de conocerse las 14 nominaciones que recibió, el filme de Agustí Villaronga había conseguido recaudar 830.000 euros y se había estrenado en 75 cines. A partir de ahí, su trayectoria siguió un camino ascendente: la siguiente semana la recaudación creció un 179%, 49.000 euros más, y para cuando llegó la gala de los Goya, había acumulado 1,1 millones de euros. Una vez se alzó con sus nueve estatuillas, la cinta pasó a exhibirse en 109 salas, y en siete días recaudó 402.000 euros.
En línea con la trayectoria descendente que ha seguido la industria en este año de crisis, no ha vivido la misma progresión la película de Trueba. Vivir es fácil... ha visto decaer su recaudación semana tras semana, también debido a que cada vez se ha ido proyectando en menos cines: de las 132 salas que la mostraban en su estreno el 31 de octubre, tan solo cuatro seguían manteniéndola a finales de enero. De 249,953.54 euros obtenidos en su primer fin de semana, pasaba así a 692 euros entre el 24 y el 26 del mes pasado. Incluso el fin de semana después del anuncio de las nominaciones, el 7 de enero, el filme solo consiguió 2.556,38 euros. Habrá que esperar pues para comprobar si su reactivación en 60 pantallas le permite levantar el vuelo.
Goyas para dar caché
Si una cara del cabezón es la del impulso económico que puede propiciar para sus receptores, la otra es sin duda la del prestigio que otorga a los artífices y sus películas. Caso evidente es el de Amenábar, que de total desconocido pasó a situarse en la primera fila del cine español. Este año, entre quienes más se han podido beneficiar del estatus que confiere colocarse entre los nominados y, mejor aún, entre los ganadores, son posiblemente el autor y la protagonista de La herida: Fernando Franco y Marian Álvarez.
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El recién estrenado cineasta, que hasta ahora trabajaba como montador, ha conseguido situarse en el mapa de los elegidos a la primera intentona. Lo mismo que la actriz, que hasta ahora no gozaba de especial notoriedad. La fama adquirida, en su caso, no se ha transformado por el momento en proyectos, ya que ella misma ha contado que, a pesar de lo mucho que han dado que hablar su película y muy especialmente su multipremiada interpretación (también ha ganado la Concha de Plata de San Sebastián) , aún no ha recibido ninguna oferta de trabajo.
Si La herida ha conseguido codearse con lo más granado del cine español con algo menos de un millón de euros de presupuesto, más audaz aún ha sido la incursión de Stockholm, de Rodrigo Sorogoyen. Mejor drama en los Premios Feroz, otorgados por la crítica, la película se rodó casi íntegramente en el piso que comparten en Madrid el director y el protagonista, Javier Pereira, puesto que solo contaban con unos ajustados 250.000 euros, recaudados a través del crowdfunding. Aunque Sorogoyen no pudo ver materializada su nominación a mejor director novel (el premio se lo llevó Franco), el filme quedó representado en el palmarés de los Goya a través de Pereira, que se hizo con la estatuilla a mejor actor revelación.
Similar proceso vivió la vencedora de los Goya de 2013, Blancanieves. Si este año han podido beneficiarse del efecto Goya películas de bajo coste, la película de Pablo Berger fue capaz de extraer réditos de sus peculiaridades, ya que está rodada en blanco y negro y sin sonido. De rareza, pasó así a convertirse en joya, un hito que seguramente es aspiración compartida. Aunque el relumbrón, como la taquilla, también ha ido cuesta abajo en los últimos tiempos. ¿Alguien recuerda aquellos años de Pedro Almodóvar y sus Mujeres al borde de un ataque de nervios, de Penélope Cruz en La niña de tus ojos, de...?