LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
La caída del PIB entre abril y junio alcanzará el 16% y triplicará la del comienzo de la pandemia
Superada la crisis sanitaria, comienza la crisis económica. Si el primer trimestre fue el de la lucha contra la pandemia y el confinamiento, el segundo será el que reciba con toda su intensidad el golpe de la paralización productiva. El Banco de España ha actualizado sus proyecciones macroeconómicas para este año y los dos siguientes. El PIB caerá entre un 9% y un 11,6% en 2020, dependiendo de si la recuperación es “temprana” o “gradual”. En el peor escenario de los previstos por el supervisor bancario, con una recuperación “muy lenta”–nuevos brotes severos que forzarían confinamientos estrictos adicionales y aumento de la prima de riesgo–, la economía se hundiría en un insoportable 15,1%. En detalle, la evolución a lo largo del año va a ser muy desigual. Hasta marzo, la contracción del PIB alcanzó el 5,2%. Es una caída “inédita en la serie histórica”, subraya el organismo. Pero entre abril y junio la caída puede triplicar o incluso cuadriplicar esa cifra: será de entre el 16% en el mejor de los casos, y el 21,8% en el de una recuperación gradual.
Pese a que la pandemia y la hibernación económica han afectado a toda la UE de forma contundente, a la luz de estas cifras en España el impacto va a ser mayor, tres puntos porcentuales por encima de la media comunitaria. Según el Banco de España, no obstante, la recuperación posterior de la economía será más que intensa que la europea. Con la previsión más favorable, la reactivación comenzará a partir de julio, como resultado del fin del confinamiento, la menor intensidad de los posibles rebrotes del coronavirus y del hecho de que las medidas fiscales y sociales limitarán los perjuicios financieros que amenazan la economía. El supervisor cree que si las garantías públicas a los créditos para las empresas y las moratorias de pago de impuestos y cotizaciones sociales resultan ser efectivas, la recuperación será más rápida. En ese supuesto, el PIB remontará un 7,7% en 2021 y un 2,4% en 2022. En caso de una recuperación más gradual, el PIB mejoraría un 9,1% el ejercicio próximo y un 2,1% en 2022.
En cualquier caso, dentro de dos años la economía estaría sólo medio punto porcentual por encima del crecimiento del PIB de diciembre de 2019, que se situaba en un 2%, en el escenario de recuperación rápida, pero aún 1,6 puntos porcentuales por debajo del nivel precrisis en caso de recuperación gradual. En el peor supuesto, de recuperación muy lenta, el PIB sería cinco puntos porcentuales inferior.
El Banco de España explica que la economía nacional se verá más afectada que el resto de los europeas porque las medidas de confinamiento han sido más estrictas, pero también por culpa de sus “características estructurales”. El mayor peso de los servicios que requieren “una interacción social elevada”, como el turismo, y un tejido empresarial compuesto en mayor medida por empresas muy pequeñas –con mayores problemas de liquidez y de acceso al crédito– explican es impacto extra. Así, el supervisor calcula que sólo en las dos últimas semanas de marzo el valor añadido de la economía alcanzó el 30%, pero para los nueve primeros días de abril superó el 50%. Con la recuperación, al final de junio debería encontrarse ya en la “nueva normalidad” territorios que suponen más del 40% del valor añadido del país. No obstante, lo peor de la desescalada lo van a sufrir la hostelería, el turismo, el ocio, el comercio y el transporte, que aún estarán entre un 50% y un 70% por debajo del valor añadido precrisis cuando comience el verano.
La inversión empresarial se hundirá más de un 20%
Pese a la reactivación progresiva, el consumo privado se va a desplomar este año un 9,1% en el mejor de los casos, un 11,2% si el repunte se ralentiza. El Banco de España cuenta con que se recupere por completo en 2021, siempre que también lo haga el empleo, se mantengan las ayudas públicas a los hogares y no haya rebrotes importantes del covid-19. Con la caída del consumo privado, la inflación seguirá en niveles mínimos, incluso negativos, pese al encarecimiento de los alimentos y de otros servicios por culpa de los nuevos costes de la adaptación a la pandemia. La caída de los precios del petróleo continúa tirando a la baja del IPC. A final de año, no superará el 0,9%.
La caída de la inversión de las empresas será mucho mayor: este año entre un 20,6% y un 26,5%, dependiendo del escenario. Pero rebotará los dos próximos, prevé el organismo, hasta que en 2022 vuelva a sus niveles precrisis gracias a la “persistencia de condiciones financieras muy benignas”; es decir, a los tipos de interés muy bajos y a las medidas de apoyo sin precedentes adoptadas por el BCE.
Como también las exportaciones e importaciones van a sufrir el descalabro con caídas de doble dígito, la demanda nacional va a se de nuevo crucial su contribución al crecimiento: tras caer entre un 8,5% y un 10,8% este año, repuntará entre un 6,5% y un 7,4% en 2021, por sólo entre un 1,2% y un 1,7% la de la demanda exterior.
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Con la parálisis económica, la tasa de paro se va a disparar, prevé el Banco de España, hasta el 18,1% si la reactivación es rápida, y hasta el 19,6% si no lo es tanto. No sólo porque los sectores más intensivos en mano de obra están siendo los más afectados por las limitaciones de la desescalada, sino también por el abuso del empleo temporal en España, con la segunda tasa más elevada de Unión Europea, tras Polonia: un 26,1%, el doble de la media comunitaria. En 2022, España no habrá bajado del 17% de desempleo, según las previsiones del supervisor bancario. Diciembre de 2019 terminó con una tasa del 13,7%. Pese a que los ERTE y el cese de actividad de de los autónomos han amortiguado el impacto de la paralización económica sobre el empleo, este año se perderán entre 3,9 y 5,7 millones de puestos de trabajo. En 2021 sólo se recuperarán entre 600.000 y 1,8 millones de esos empleos perdidos, dependiendo una vez más de la velocidad de la reactivación. El grueso del repunte del mercado laboral lo dejan los analistas del Banco de España para 2022; con entre 2,3 y 2,6 millones de nuevos empleos.
Como resultado del mayor esfuerzo de las administraciones para combatir la crisis sanitaria y sus consecuencias económicas, el déficit público se disparará este año hasta el 9,5% del PIB si la recuperación es rápida y hasta el 11,2% si es gradual. En diciembre de 2019 era del 2,8% del PIB. En 2021 la reactivación debería traducirse en una disminución de entre el 5,8% y el 6,8%. Y otro tanto ocurrirá con la deuda pública, que pasará del 95,5% de 2019 al 114,5% este año, en el escenario más favorable ,y al 119,3% si el repunte económico es más lento. Pese a la mejoría que debería completarse en 2022, la deuda seguirá entonces en niveles históricos, entre el 112,%% y el 118,7%.
El Banco de España advierte de que la recuperación está amenazada por el riesgo de rebrotes del coronavirus, que obliguen a tomar nuevas medidas de confinamiento. También por el riesgo de que las empresas pasen de tener problemas de liquidez a problemas de solvencia y quiebren. El aumento de la morosidad encarecería entonces la financiación bancaria y empeoraría el paro. Pero no ha incluido en sus proyecciones el impacto económico de las ayudas europeas; asegura que, en todo caso, ese efecto beneficioso sólo empezaría a notarse al final de 2022ayudas europeas.