Junts y ERC desconfían de su capacidad para vivir sin nucleares por su atasco en la instalación de renovables

Este martes se debatió en el Congreso la extensión de la vida de las nucleares en España, y los dos partidos nacionalistas catalanes se opusieron tajantemente a la propuesta del PP. Sin embargo, al día siguiente Junts per Catalunya (JxCat) y ERC se abstuvieron en la votación y la proposición no de Ley (PNL) salió adelante con el apoyo de Vox y Unión del Pueblo Navarro, aunque no será vinculante. Por ahora no hay indicios de que los nacionalistas se vayan a revolver contra el Gobierno y el calendario de apagón nuclear, pero es una clara señal de que el cierre de los tres reactores de Tarragona en 2029, 2030 y 2035 vendrá acompañado de un fuerte debate político.
La relación entre Cataluña y la energía nuclear es mucho más intensa que en el resto de la península. Allí el desafío es energético e industrial, pero también nacionalista. En el debate del martes en el hemiciclo, tanto Junts como Esquerra recordaron que casi el 60% de la electricidad que se genera en la región proviene del uranio, y deshacerse de él significaría instalar muchísima energía renovable en tiempo récord, pero también supondría pasar a depender mucho más de la luz generada en el resto de España.
Así lo resumía la diputada Pilar Calvo, de JxCat: "Las líneas [eléctricas] con Aragón suponen una alternativa que no nos acerca a la soberanía energética de Cataluña. Si cierran los nucleares pasamos a depender de Francia o de Aragón", dijo de forma despectiva.
En otras comunidades de España donde también hay nucleares, su dependencia de la energía atómica es algo menor, pero además cuentan con fuertes conexiones eléctricas con las regiones limítrofes y no tienen una demanda tan grande de energía. En Cataluña, los tres reactores (Ascó I, Ascó II y Vandellòs II) rodean el complejo petroquímico de Tarragona y han acompañado su desarrollo desde los años 80.
Jordi Salvador i Duch, el portavoz de ERC que debatió el martes en el hemiciclo, explica a infoLibre que la abstención de su partido no busca alargar el calendario de desconexión nuclear, sino provocar al Gobierno para que se implique más todavía en el cierre. "Nosotros cerraríamos mañana mismo los tres reactores, pero necesito que me garanticen una energía alternativa, un plan de reindustrialización de la zona, y garantías de que todos los trabajadores serán reasignados", afirma el diputado. Lo que queremos poner sobre la mesa es que este calendario no da soluciones al cierre, y cuando se acerque la hora de apagar las centrales se echarán atrás porque los deberes no estarán hechos", añade.
Un experto en energía con larga trayectoria en Cataluña opina que la región se enfrenta a un gran dilema en los próximos cinco años. Mientras el resto de España ha construido renovables a mansalva desde 2017, allí hubo una moratoria a la solar y la eólica entre 2009 y 2019 que dejó al sector completamente atrasado. "Ahora mismo hay tres opciones: o traes la energía desde Aragón, o mantienes operativas las nucleares, o pones a funcionar las cinco centrales de ciclo combinado de gas de Tarragona y Barcelona. Los planes para desarrollar energías renovables habrían funcionado si se hubieran llevado a cabo, pero a este ritmo no llegamos ni a la mitad del objetivo", dice el analista, que prefiere no dar su nombre.
La Prospectiva Energética de Cataluña 2050, el plan aprobado en 2023 para la transición energética de la región, propone instalar esta década 12.000 megavatios (MW) de energía solar y eólica, pero la meta está muy lejos de materializarse: solo ha instalado 227 MW entre 2019 y 2025, según Red Eléctrica. Cada día de aquí a 2050 habría que construir dos campos de fútbol de paneles solares y cada dos días un molino de viento para llegar a la meta, según calcula JxCat.
El plan de mejorar las interconexiones con otras comunidades tampoco avanza. Como la capacidad de los cables está limitada por la física, aumentar la importación de electricidad de Aragón o Comunidad Valenciana significa construir nuevas redes de transporte, pero uno de los grandes proyectos que pretendía hacerlo se ha caído.
Este mismo jueves el Ministerio de Transición Ecológica ha tumbado una de las cuatro líneas de evacuación de parques eólicos de Forestalia en Aragón, según publica El Periódico de la Energía, un cable de más de 300 kilómetros al que la Generalitat se opuso rotundamente en el pasado por su impacto ambiental. Se espera que otros tres cables similares también caigan próximamente, lo que evidencia que el puzle energético catalán es extremadamente complejo. El siguiente paso quedará entonces en manos de Red Eléctrica, que en este momento elabora su nueva planificación de redes para el periodo 2025-2030.
Renovables todavía paralizadas
La alternativa sería construir esos parques eólicos y fotovoltaicos dentro de Cataluña, pero la experiencia reciente demuestra que tampoco va a ser sencillo. Hay que encontrar enclaves óptimos de sol y viento donde además esté permitido levantarlos, y lidiar con la oposición de las áreas rurales, que en Cataluña ha sido históricamente muy fuerte. Además, por mucho que haya inversores interesados en ello, las instalaciones de más de 5 MW de potencia ahora deben pasar por un concurso público que convoca Transición Ecológica, según afirma Salvador Salt, delegado en Cataluña de UNEF, la patronal fotovoltaica.
"Tenemos más de 5.000 megavatios interesados en construirse y otros 5.000 megavatios para almacenamiento en baterías. Solo necesitamos que el Gobierno central convoque los concursos para ponernos en marcha, siempre en diálogo con la ciudadanía y respetando los estándares ambientales", dice el portavoz del sector.
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Según concreta Salvador Salt, durante la década pasada y debido a la moratoria en las renovables, apenas se instalaron paneles solares en la región, al contrario que en el resto de la península. En 2020 el Gobierno central cambió el sistema para construir parques renovables para poner orden en el sector, y desde entonces solo se pueden levantar si Transición Ecológica concede un permiso de conexión a un promotor, previo concurso. "La culpa fue nuestra por no ponernos a tiempo, pero ahora queremos compensar el error. Sabemos que el Gobierno ha recogido nuestro mensaje, pero no sabemos cuándo convocará a los concursos. En todo caso, nosotros podemos cumplir con los objetivos y alargar la vida de las nucleares es absolutamente innecesario", resume.
La moratoria a las renovables fue aprobada en 2009 bajo el tripartito del PSC, ERC y los Verds, y estuvo vigente hasta 2019. Durante ese periodo se limitó el tamaño de las instalaciones solares a tres hectáreas, alrededor de 1 MW de potencia, y a cinco molinos a las eólicas, lo que hacía inviable explotarlas económicamente y construir macroplantas energéticas. Durante la moratoria también gobernaron otros partidos que mantuvieron la norma vigente, como Convergència, la CUP, JxCat y ERC. Finalmente, fueron Junts y Esquerra Republicana quienes levantaron el veto en 2019, pero todavía hoy se mantienen duras exigencias para el desarrollo de energías limpias.
El sector calcula que en Cataluña solo es posible instalar eólica y paneles solares en el 10% del territorio, y las tierras de cultivo valiosas están protegidas para evitar compras masivas de tierras agrícolas para producir energía. Los proyectos renovables también deben permitir que los vecinos entren en el capital de los proyectos hasta un máximo del 20%, aunque la acogida es mínima.