Concurso de acreedores
El ex director general de Blanco contrató a su hija por 50.000 euros al año, cuatro veces el sueldo de su categoría laboral
Stephen Craig, ex director general de la cadena textil Blanco, en liquidación desde el pasado mes de noviembre, contrató a su hija Brogan en febrero de 2016. Aunque sólo acredita haber cursado “la primera etapa de educación secundaria”, Brogan Craig firmó un contrato con un sueldo de 49.255 euros al año, con una duración de seis meses, para realizar “proyectos especiales de marketing y comercio electrónico” en las oficinas centrales de Blanco en Alcorcón (Madrid), según la documentación a la que ha tenido acceso infoLibre.
El contrato encuadra a Brogan Craig en el grupo IV, nivel V del convenio de comercio textil. Pero esa categoría profesional le debería haber proporcionado un sueldo anual de sólo 12.907 euros al año, de acuerdo con las tablas salariales. Su salario real cuadriplicó esa cantidad. Según las fuentes consultadas, Craig no sólo contrató a su hija Brogan, sino también al novio de ésta. El caso es que ella no duró en la empresa más que dos meses. Tras una discusión con su padre, abandonó Blanco.
De acuerdo con su perfil de Linkedin, la hija de Stephen Craig cursó el equivalente a una diplomatura en Marketing en la Universidad de Strathclyde. Después fue becaria y dependienta en All Saints, la firma de la que su padre era consejero delegado. A continuación fue directora de marketing y comercio electrónico en la empresa de bisutería Cherry Soda Jewellery. De sus dos meses escasos en Madrid, Craig asegura que le dieron la oportunidad de trabajar fuera de su “zona de confort”, lo que le permitió probarse a sí misma que estaba capacitada.
Stephen Craig fue fichado en junio de 2015 como director general. Procedía de la firma británica All Saints, donde ejerció como consejero delegado. Fue despedido menos de un año después, en mayo de 2016. Alhokair, los dueños saudíes de la cadena textil, contrataron entonces a otro británico, Simon Marshall, quien dejó igualmente la empresa el pasado enero. Con estos fichajes, Alhokair intentaba levantar el negocio de Blanco, que sin embargo se declaró en concurso de acreedores el pasado 24 de noviembre, ha puesto en la calle a toda su plantilla, 800 trabajadores, y cerrado el centenar de tiendas que posee.
1,4 millones al dueño del fundador
El contrato firmado con la hija de Craig y su novio se conoce después de que los trabajadores denunciaran que Global Leiva, la empresa dueña de la cadena, había pagado 1,4 millones de euros a su antiguo propietario, Bernardo Blanco, y a su esposa, Teresa Pérez, en pleno concurso de acreedores. La cifra supera en 475.000 euros los 925.000 que el Juzgado de lo Social número 2 de Móstoles había condenado a la empresa a abonarles a ambos por su despido improcedente.
Bernardo Blanco, hijo del fundador de la cadena de moda, trabajaba como director general de la enseña y fue despedido junto a su mujer cuando la empresa fue adquirida por el fondo dubaití AC Modus. En noviembre pasado fue readmitido como director creativo, hasta el pasado mes de febrero.
La plantilla, agrupada en la Plataforma de Afectados de Blanco, ha denunciado que el pago a Blanco y su esposa vulnera el orden de prelación establecido por la ley para los acreedores: en primer lugar cobran los acreedores privilegiados, como la Seguridad Social, la Agencia Tributaria y los trabajadores; después los ordinarios y finalmente los subordinados, como es el caso de la indemnización a un directivo.
Además, los trabajadores se han querellado por estafa, alzamiento de bienes e insolvencia punible contra la empresa saudí Alhokair, el fondo dubaití AC Modus y los administradores de Global Leiva. El Juzgado de Instrucción número 2 de Alcorcón ha admitido a trámite la querella.
Pese a la entrada de capital saudí, a través de la multinacional Alhokair, durante los últimos tres años y el fichaje de gestores extranjeros de renombre, la cadena no consiguió levantar la cabeza. Ha sufrido dos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) en tres años. En el primero fueron despedidos 711 trabajadores, en el segundo, 189 mientras se cerraban 12 tiendas. Además, Blanco estuvo a punto de pasar por un tercero que fue retirado por AC Modus el pasado 27 de octubre, a la espera de encontrar un nuevo inversor. Ese comprador no apareció y el fondo dubaití optó primero por el concurso de acreedores y, el pasado 7 de diciembre, por la liquidación de la empresa.
Venta simulada
Según argumentan los trabajadores en su querella criminal, la saudí Alhokair sigue siendo el administrador de facto de Global Leiva, que en realidad no es más que una sociedad instrumental “carente de contenido patrimonial y económico”. Fue la herramienta utilizada por el grupo para quedarse con la marca, “el único bien intangible con algo de valor”, después de descapitalizar la cadena, explican.
Los querellados son los administradores de Global Leiva, los británicos Gerard Michael Louis Waters y Simon Marshall, así como el saudí Mohamed Hussein Mohamed Masud. También el director financiero, Nuno Abel Ribeiro Ferreira, quien actúa como administrador de facto de la empresa y portavoz ante la plantilla desde que se presentó el concurso. Los tres primeros citados, además, “son miembros de la alta dirección de Alhokair”, cuyos salarios paga, indica la querella.
Ésa es una de las razones que llevan a los querellantes a denunciar que el grupo ha mantenido el “control absoluto de las decisiones de la empresa”: la venta de Global Leiva, en agosto de 2016, al fondo de Dubai AC Modus fue sólo una “venta simulada”, resaltan los trabajadores. Uno de los consejeros de ese fondo es el propio presidente del grupo saudí, Fawaz Abdulaziz Alhokair.
Además, la plantilla revela en su querella que esta operación no se cerró por importe de 83 millones de euros como anunció Alhokair en su momento. Por el contrario, asegura que la venta se formalizó mediante escritura pública ante notario en Madrid por un precio de sólo 1,19 millones de euros.