PREVISIÓN SOCIAL PRIVADA
El número y clientes de los planes de pensiones caen un 10% por su escasa rentabilidad
La hucha de las pensiones se agota, aumentan las voces que auguran el colapso del sistema público, la generación del baby boom teme llegar a la jubilación con prestaciones raquíticas, en 2019 comenzará a aplicarse el coeficiente que recortará las pensiones según la esperanza de vida… pero los planes privados de pensiones no despegan. De hecho, tanto el número de planes como el de personas que los suscriben no dejan de caer. Y aunque el patrimonio de estos fondos de pensiones se desplomó con la crisis y las cifras récord de paro, para repuntar a partir de 2014, en lo que va de año ha vuelto a descender. La escasa rentabilidad, la mínima capacidad de ahorro de los hogares fruto de una recuperación anémica –bajos salarios, precariedad laboral– explican el escaso atractivo de unos productos financieros muy publicitados.
El número de planes de pensiones en España alcanzaba los 2.619 a fecha de 30 de junio de este año, según los últimos datos publicados por Inverco, la patronal que agrupa a las entidades de inversión colectiva. Esa cifra supone un descenso del 11,64% respecto a 2010. En 2006 llegó a haber 3.056. El número de partícipes en esos planes ha caído un 8% en comparación con ese mismo año.
Ambas cifras se refieren al conjunto de la previsión social complementaria; es decir, incluyen los planes individuales, los de empleo –lo que proporcionan las empresas a sus trabajadores– y los asociados –promovidos por sindicatos o asociaciones–. Considerados sólo los primeros, el número de suscriptores ha bajado un 9,1% en los últimos seis años y el de planes –1.210– un 4,8%. Aunque desde 2012, cuando se alcanzaron su máximo, 1.385 planes, el descenso es superior, un 12,6%. En España, un total de 9,9 millones de personas hacen aportaciones a un plan de pensiones privado. En 2010 llegaron a sumar 10,8 millones.
Los españoles no pueden ahorrar mucho
El patrimonio conjunto de estos planes asciende a 103 millones de euros, contablizados igualmente a 30 de junio de este año. Desde 2008, tras el estallido de la crisis financiera y el desplome del empleo, el patrimonio de los fondos de pensiones sufrió un duro golpe, del que no se recobró hasta 2013. Tras dos años de subidas, en 2016 ha vuelto a las dudas, cayendo un 1,45% respecto al fin de 2015. El mayor recorte lo han sufrido los planes de pensiones asociados, un 4,67% en lo que va de ejercicio. Además, este tipo de producto no ha dejado de perder fuelle, pese a un breve repunte en 2013, y su patrimonio conjunto se encuentra ahora por debajo del que tenía en 2010. En cualquier caso, los asociados constituyen la modalidad con menor cuota. Los que atraen a un mayor número de clientes son los individuales, que suman 7,8 millones de partícipes, por sólo dos millones los de empleo y apenas 66.206 los asociados.
Con las cifras de desempleados disparadas, el descenso de la población activa en los años de recesión y la devaluación salarial posterior, la capacidad de ahorro de los españoles se ha resentido. Hasta el punto de queen 2012 se situó en los niveles más bajos de la serie histórica, un 8,2% de la renta bruta disponible de los hogares. En 2015, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), ha subido hasta el 9,4%, aun así 0,2 puntos inferior a la del año anterior. Y muy lejos del 15% de Francia o el 17% de Alemania, destaca el Banco de España.
Así se explica que el 86,87% de quienes tienen un plan de pensiones privado haga aportaciones por debajo de los 900 euros al año y un 74,6% por debajo de los 300 euros. Sólo el 5,5% supera los 3.000 euros anuales.
Las aportaciones caen un 17,2% respecto a 2010
Además, el aumento del paro disparó el rescate anticipado de los fondos apartados pensando en la jubilación. Desde 2009 un total de 524.242 personas solicitaron el cobro adelantado de ese dinero que, en principio, tenían reservado para los 65 años. Si en 2009 sólo 9.589 clientes reclamaron el rescate del plan, en 2013 la cifra se multiplicó por 10: 98.025 sacaron su dinero. Fueron 2.542,6 millones de euros los que salieron del patrimonio de los planes de pensiones, según consta en la última memoria del Consejo Económico y Social (CES). No sólo fue la necesidad, también ayudó que el Gobierno eliminara como requisito para hacerlo que el interesado hubiera pasado un año en el paro. El número de estos rescates se ha reducido desde 2014, pero aún el año pasado fueron más de 60.000 las personas que tuvieron que echar mano de su fondo de pensiones para superar dificultades económicas más perentorias.
El caso es que las aportaciones a los planes de pensiones en el primer semestre de este año ascienden a 1,55 millones, según los datos de Inverco, un 5,2% menos que en los primeros seis meses de 2015 y un 17,2% por debajo del dinero invertido en 2010. Por el contrario, las prestaciones abonadas han crecido un 4,1% en lo que va de año.
Rentabilidad raquítica, comisiones exageradas
Si a las dificultades para ahorrar se añade que la rentabilidad de los planes es mínima o, como ocurre en algunos casos, incluso negativa, el aliciente de estos productos financieros se reduce.
El profesor del IESE Pablo Fernández lleva desde 2006 analizando los fondos de pensiones españoles y su conclusión año tras año es la misma: su rentabilidad es pésima. En su último informe, que estudia los rendimientos de 322 fondos en los últimos 15 años (2000-2015), calcula que su rentabilidad media es sólo del 1,58%. La del ÍBEX 35 en ese mismo plazo ha sido del 4,62% y la de los bonos del Estado, del 5,4%. Con la inflación de los últimos años en cifras negativas o apenas superando el cero, los planes no pierden poder adquisitivo ahora; pero lo han hecho durante más de una década con un promedio de tasa de inflación del 2,55% –superó el 4% en 2007, por ejemplo–.
Según el análisis de Pablo Fernández, únicamente dos de los 322 fondos superan en rentabilidad al índice selectivo de la Bolsa española y sólo uno a los bonos del Estado a 15 años. Es más, 47 fondos tienen rentabilidad media negativa, han hecho perder dinero a sus partícipes.
Bien es cierto que también hay diferencias según el tipo de fondo. Los garantizados, obviamente, tienen la mayor rentabilidad, un 3,27%, mientras que los de renta variable son el farolillo rojo, con sólo un 0,59%. Estos rendimientos se refieren a los planes individuales. Los de empleo y asociados obtienen mejores rentas –3,23% y 3,35%–, básicamente porque no cobran comisiones o éstas son pequeñas. Lo contrario que ocurre con los planes individuales, que pueden cobrar hasta un 2,5% por la gestión, depósito, suscripción y reembolso de las aportaciones aunque, en realidad, lo que se paga son gastos de comercialización, advierte el profesor del IESE. A la vista de la escasa rentabilidad de las inversiones, Pablo Fernández concluye que “pocos gestores de fondos se merecen las comisiones que cobran”.
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La reforma fiscal no desincentiva
En 2015 entró en vigor la reforma fiscal, que redujo la cantidad límite que se puede aportar al plan y deducir de la base imponible del IRPF, de 10.000 euros a 8.000 euros al año. Sin embargo, no cabe esperar que la medida esté detrás del freno que sufre este producto financiero. Como queda dicho más arriba, las aportaciones de la inmensa mayoría de los suscriptores quedan muy lejos de ese tope, sólo el 5,5% tiene salario y capacidad de ahorro suficientes para apartar más de 3.000 euros al año y destinarlos a su futura jubilación.
No obstante, la desgravación fiscal ha sido tradicionalmente el mayor gancho de los planes de pensiones. Las aportaciones desgravan cada año, pero al jubilarse y rescatar el dinero, el beneficiario tributa por él como rendimiento del trabajo, y no de capital. Pablo Fernández rechaza lo que considera una “discriminación fiscal a favor de los fondos y contra el inversor particular”. Por el contrario, cree que el Estado debería animar a los ciudadanos a invertir su dinero sólo en los fondos más rentables.