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EL COSTE DE LA ENERGÍA

La perversión del mercado eléctrico: el precio de la luz se multiplicó por ocho en 2021 al hacerlo el gas por 13

La central de ciclo combinado que Endesa tiene en As Pontes (A Coruña).

La cuesta de enero no ha esperado este año al Día de Reyes. Lleva ya seis días de ejercicio, los mismos que está subiendo la luz en el mercado mayorista. El precio de la electricidad se había concedido un pequeño respiro en Navidades, pero ha comenzado 2022 con nuevos bríos y rozó los 213 euros el megavatio hora (MWh) este mismo jueves. El máximo de 2021 lo había marcado justo antes, el 23 de diciembre, 383,67 euros, pero llegó a dispararse a los 409 euros el megavatio hora entre las seis y las ocho de la tarde. Una cifra de escalofrío si se tiene en cuenta que en enero del año pasado el precio medio del megavatio hora fue de 70,39 euros, según los datos del Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE). De hecho, si se compara con los apenas 28,49 euros que marcó de media en febrero, el más bajo del año, el precio de la luz se multiplicó por 8,4 al llegar diciembre, cuando ha superado de media los 239 euros.

Como se repite cada vez que las subastas de luz baten su récord histórico, la culpa de esa volatilidad la tiene el encarecimiento de otra fuente de energía, también en máximos nunca vistos en 2021: el gas.

La evolución de los precios en el Mercado Ibérico del Gas (Mibgas) es clara. El gas marcó un mínimo de 15,02 euros el megavatio hora el 21 de febrero, que no dejó de recuperarse hasta duplicar ese valor el 15 de junio, cuando llegó a 30,37 euros. Desde entonces, su marcha ha sido 'triunfal'. Y alcanzó los 190 euros, el máximo del año, el 22 de diciembre. Dos días después ya había bajado hasta 92,5 euros el megavatio hora. Cerró el año en 62 euros. Pero desde el día 3 no ha dejado de subir y ya vuelve a estar en 94,96 euros. En resumen, el precio del gas se multiplicó nada menos que por 12,6 de febrero a diciembre de 2021.

Esa dinámica es casi la misma que se desprende de la seguida por el gas según lo mide el TFF Holandés, la referencia europea. Y se parece mucho a la evolución que ha seguido el precio de la luz en España y el resto del continente: tras caer a su mínimo en febrero, se duplicó ya en mayo y no paró de escalar hasta diciembre. El precio medio del megavatio hora en 2020, el año de la pandemia y la paralización de la actividad, fue de sólo 33,96 euros; el de 2021, el año de la recuperación, roza los 112 euros. Se ha triplicado.

El sistema marginalista que fija los precios de la electricidad en todos los mercados del mundo determina que sea la última tecnología que hace su oferta para cubrir la demanda del día la que fije el precio que se va a pagar también a las demás. Como se ordenan de la más barata a la más cara, será esta última la que establezca el precio final. Las más baratas son las renovables, solar y eólica, y la más cara, el gas, que es la que tiene los costes variables más elevados.

Además, España tiene instalados 26.250 megavatios de ciclo combinado, las centrales que transforman la energía térmica del gas natural en electricidad mediante el trabajo conjunto de una turbina de gas y otra de vapor de agua a presión. Es la segunda fuente de generación de electricidad tras los parques eólicos –28.073 megavatios–. Del total de 112.398 megavatios de potencia instalada que posee España, el 56,4% corresponde al conjunto de las energías renovables –solar, eólica, hidroeléctrica, biomasa…–. Pero del resto, más de la mitad son esas centrales que queman gas.

Natalia Fabra, catedrática de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid y experta en energía, concede que en España hubo una “sobreinversión en ciclos combinados” a partir del año 2000, por lo que en 2021 estas centrales sólo funcionaron al 19% de su capacidad. No hizo falta más. “Lo importante no es la potencia instalada, sino cuánta energía producen”, explica. Porque, según recalca, “aunque estas centrales sólo produzcan un megavatio/hora y el resto corresponda a renovables y nucleares, el gas marcará casi siempre el precio de la luz por ser la energía más cara”. Jorge Morales de Labra, director de Próxima Energía y analista del mercado eléctrico, añade que un número menor de centrales de ciclo combinado puede suponer también un problema al restringir la competencia, lo que haría subir los precios igualmente.

Es decir, su peso es determinante en el suministro de electricidad y en la fijación de su precio. Cuanto más se recurra a estas centrales de ciclo combinado para cubrir la demanda, más subirá el precio final de la luz. Y si, además, el gas con el que se alimentan estas instalaciones se paga a precios de récord, el efecto sobre la electricidad se multiplica.

Tensión geopolítica y derechos de CO2

Europa está sufriendo restricciones en el suministro de gas procedente de Rusia que han disparado el precio de esta materia prima. Pese a que Moscú niega que sea una maniobra de presión política, lo cierto es que desde justo antes de Navidad no llega gas desde Siberia a través del gasoducto Yamal, que lo transporta hasta Alemania. Por el contrario, el suministro se dirige hacia Asia, donde la demanda cada vez es mayor. La creciente tensión con Rusia por Ucrania y, en los últimos días, por Kazajistán, está sintiéndose en los recibos de la calefacción de los europeos: el 40% del gas que consumen procede de Rusia.

A la tensión geopolítica hay que añadir otro factor: los también elevados precios de los derechos de emisión de CO2. Las empresas que poseen las centrales de ciclo combinado incorporan a su oferta en el mercado eléctrico el coste de comprar esos derechos por el CO2 que emiten. Como la UE reduce cada año el tope máximo de emisiones permitidas, para cumplir sus cada vez mayores exigencias medioambientales, se reparten menos derechos y su precio no deja de subir. El año pasado se ha duplicado, alcanzando los 60 euros por tonelada de CO2.

El panorama, por tanto, es similar en toda Europa. En Francia, el pasado diciembre el precio medio del mercado eléctrico diario alcanzaba los 217,1 euros el megavatio hora –23,7 euros más que el español–, mientras en Inglaterra llegaba a 221,3 euros. En Italia era de 226 euros. En Alemania, el precio quedaba un poco por debajo, 176,2 euros.

Precios récord en EEUU pero lejos de Europa

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Y en Estados Unidos. Allí también se contagian al eléctrico las subidas de precios del mercado del gas, aunque éste es mucho más barato. Y la evolución en 2021 fue distinta. Cuando en Europa el gas estaba en mínimos, en febrero, la ola de frío que mató a decenas de personas en Texas disparó los precios del gas tal y como los mide Henry Hub, la referencia de EEUU. En enero de 2021 se pagaban 3,19 dólares por MMBtu (millón de unidades térmicas británicas), pero el 17 de febrero el precio se había elevado a 23,86 dólares; es decir, se había multiplicado por siete. Era el precio nominal más alto desde 1993; ajustado por la inflación, el récord desde 2003. La media del último trimestre del año se quedó en 5,04 dólares por MMBtu, que traducido a euros por megavatio hora equivale a 15,31, un precio muy alejado del nivel estratosférico europeo.

En verano, el gas se cotizaba en EEUU al nivel más alto desde 2014, según la EIA, la agencia de información energética del Gobierno de EEUU. Entonces, las altas temperaturas disparaban el consumo eléctrico y, por tanto, también la demanda de gas: su producción creció un 50% porque la sequía en los estados más occidentales había secado los embalses. El resto del año continuó la escalada estimulada por la reactivación económica general. Como resultado, según la EIA, el precio medio del gas natural se duplicó en 2021 respecto al año anterior. Aunque nada que ver con Europa. De hecho, Estados Unidos se convirtió en diciembre en el primer exportador mundial de gas, destaca Morales de Labra. Se lo está vendiendo tanto a los países europeos como a Japón, que comparten en estos momentos precios similares.

En EEUU, con el mismo sistema marginalista que en Europa, el aumento de la mayor cotización del gas se traslada igualmente a la electricidad. Así, en febrero la luz voló en todos los estados: se multiplicó su precio por seis en el medio oeste –Indiana, Illinois, Iowa–, por 8,5 en el noroeste –Washington, Oregón–, por nueve en Nueva York, Nueva Jersey, Delaware y Maryland… Y más aún en el sur de California, donde se multiplicó por 13. Hay que recordar además que, en Texas, por efecto de la ola de frío, los aerogeneradores se congelaron, lo mismo que los gasoductos. El operador eléctrico del estado forzó apagones rotativos para eliminar 10.500 MW de carga en la red, el equivalente a dos millones de viviendas. En total, 4,5 millones de hogares se quedaron sin electricidad esos días. Entre el 14 y el 19 de febrero, el precio de la luz en Texas llegó a superar los 6.000 dólares el megavatio hora.

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