"Lo que no se nombra no existe": Almeida mete al Orgullo en el armario (y sin necesidad de Vox)
Dos diseños, uno más claro y otro más oscuro, pero, en esencia, con el mismo contenido. Un tacón, un oso, un preservativo y una copa son los iconos protagonistas de la cartelería que el Ayuntamiento de Madrid ha colgado por la ciudad con motivo del Orgullo LGTBI. Ni rastro de banderas. Ni una sola mención a las siglas del colectivo. Tan sólo una imagen, critica éste, de una fiesta desprovista de cualquier objetivo reivindicativo. Por eso lo critican duramente. "Es una falta de conciencia total de lo que significativa el Orgullo", lamenta la vicepresidenta de la Federación Estatal LGTBI+, Paula Iglesias.
Las críticas a la cartelería llegaron al mismo tiempo que la misma. Y también desde la oposición madrileña. La portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento, Rita Maestre, exigió este lunes en rueda de prensa la retirada de un cartel que definió como "feo, cutre e irrespetuoso". A su juicio, Almeida, que debe "pedir perdón", busca "caricaturizar e invisibilizar" la fecha, convirtiéndola en "un evento vacío" en el que pirma "la perspectiva comercial y turística". Prácticamente a la vez, la portavoz del PSOE en el Consistorio, Reyes Maroto, calificaba sin ambages la campaña de "LGTBIfobia institucional". Y solicitó, de hecho, la convocatoria urgente del Observatorio Municipal.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, proclamó por su parte que "el Orgullo no es una simple fiesta de confetis, tacones y preservativos". "Es la reivindicación pacífica y respetuosa de los derechos de las personas LGTBI. Un nuevo intento del PP de invisibilizar y denostar al movimiento LGTBI", denunció.
Almeida, por su parte, se ha defendido criticando que la izquierda "banalice" los delitos de odio a través de esas afirmaciones. "Yo puedo entender las discrepancias que haya sobre el cartel, lo que no puedo entender es que se diga que esto es LGTBIfobia porque esto es banalizar los delitos de odio en el ámbito del colectivo LGTBI", ha dicho. Y ha argumentado que mientras los tacones simbolizan "una fiesta", los preservativos han sido utilizados para el Orgullo por el Ministerio de Sanidad "durante varios años para prevenir las enfermedades de transmisión sexual".
Claveles y abanicos: "Madrid te quiere, ames a quien ames"
Sin embargo, y a pesar de las críticas, lo cierto es que la campaña no ha sorprendido a las organizaciones en defensa de los derechos LGTBI. "El mayor problema es que esta polémica no es nueva, sino que repite la tendencia de los últimos años", lamenta Ronny de la Cruz, presidente de Cogam.
Retrocedamos un año. En 2023 se produjo un revuelo similar, pero entonces protagonizado por claveles de colores, abanicos, un corazón y el siguiente lema: "Madrid te quiere, ames a quien ames". Tampoco había banderas. Tampoco siglas. Y en esta ocasión ni siquiera los colores utilizados tenían algo que ver con el Orgullo. "Este año, al menos, sí aparecen, aunque sea de forma dispersa", señala De la Cruz.
Viajemos ahora a 2021. "Orgullo como forma de vida" y "Madrid, cuestión de orgullo" fueron los mensajes escogidos entonces para una cartelería con los mismos errores: tampoco nombraba al colectivo ni usaba su bandera. Y aunque en esta ocasión sí aparecían el rojo, el amarillo, el naranja, el azul, el verde y el morado, lo hacían de forma aislada, sin combinarse entre sí. Un año más tarde se aprendió de ese error. En 2022 sí se utilizó el arcoíris, pero, de nuevo, sin siglas que lo acompañasen. "Orgullo Madrid", rezaba entonces la campaña. Igual que ahora.
Sin embargo, y según critican todas las organizaciones consultadas, este 2024 el Ayuntamiento de Madrid ha ido todavía más allá. Y es que no es sólo que se "invisibilice" a un colectivo, sino que se le "estigmatiza" mediante la perpetuación de "estereotipos". "La gota que ha colmado el vaso este año es que el cartel contiene símbolos que reducen el Orgullo a una fiesta de sexo y alcohol", lamenta De la Cruz, que insiste en que "lo central y simbólico del Orgullo es la reivindicación", no "los tacones ni las copas". "Somos conscientes de que la fecha tiene una parte muy importante de celebración, pero el foco tiene que seguir siendo la igualdad real. Esta imagen que ha presentado el Ayuntamiento de Madrid no nos representa, y no estamos cómodos con ella", remata.
Insiste, en este sentido, en la necesidad de que el año que viene el diseño cuente con la participación de organizaciones como la suya. "Ojalá que a la quinta vaya la vencida", reclama. Almeida, sin embargo, ha asegurado que el diseño de los carteles han sido acordados con los comerciantes de Chueca. "No es una campaña unilateral del Ayuntamiento", señaló el alcalde.
Orgullo Crítico y reivindicación combativa
Desde Orgullo Crítico, por su parte, tampoco defienden la cartelería utilizada este año. Pero su percepción de la polémica es diferente. Para entenderla hay que tener en cuenta que este movimiento nació como reacción para dar respuesta a la deriva mercantilista del Orgullo LGTBI. Se trata por tanto de la otra cara de la moneda. La más crítica, la más cruda, la más real y por tanto la más combativa. Sus miembros se reúnen desde hace más de una década con el fin de recordar cada 28 de junio los disturbios de Stonewall (Nueva York) que en 1969 dieron lugar al inicio del movimiento de liberación de la comunidad LGTBI, conmemorando de esta forma el origen reivindicativo del colectivo que, a su juicio, se ha perdido. Y no por culpa este tipo de carteles.
"No me gusta el cartel del Ayuntamiento ni sus mensajes vacíos, pero es que el 80% de quienes acuden al Orgullo de Madrid ni siquiera pertenece al colectivo LGTBI y eso muestra que al final se trata de una fecha que es en realidad un negocio que saca dinero a costa de los derechos LGTBI", critica. Por eso insiste en la necesidad de reivindicar desde el otro lado. "Los derechos se ganan en las calles. Eso es lo que sirve", insisten desde la organización, que señalan a los barrios madrileños como el epicentro de sus protestas.
Este año las llevarán a cabo además con el movimiento global Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) y con su representación en España de la Red Solidaria con la Ocupación de Palestina (Rescop). "Rechazando todo orgullo que no señale al genocidio. No al pinkwashing", es su lema.
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La entrada de la extrema derecha de Vox en las instituciones de media España provocó que el Orgullo quedara relegado en aquellos lugares donde tenían presencia. Algunos ayuntamientos retiraron las banderas LGTBI. Otros limitaron hasta casi el mínimo las manifestaciones. No sorprendió porque es parte de su identidad política, pero lo que destacan —y coincidiendo— desde la FELGTBI+, Cogam y Orgullo Crítico es que en la polémica con la cartelería madrileña los ultras no han tenido ningún papel. Ni protagonista ni secundario. Aunque tampoco es una sorpresa.
"Yo creo que esta campaña va en la línea del PP de siempre. Con la ultraderecha en el Ayuntamiento yo creo que no hubieran ni hecho un cartel", lamenta De la Cruz. "No hace falta que llegue Vox a las instituciones para que pasen estas cosas. No nos olvidemos que el PP recurrió el matrimonio igualitario", añade Iglesias. "El PP sabe muy bien dónde tiene que estar para captar votantes. Tienen que moverse entre las posiciones de una derecha más extrema y de una derecha más calmada. Al final, compiten con Vox y ahora también con Alvise por el mismo nicho de electores", señalan desde Orgullo Crítico.
Aun así, ya ha habido también polémicas con la extrema derecha. La vicealcaldesa ultra de Toledo, Inés Cañizares, ya ha anunciado por ejemplo que no colocarán la bandera en el Ayuntamiento. En Móstoles, por su parte, el grupo municipal de los ultras ha rechazado que se financien con dinero público las actividades de la semana del Orgullo LGTBI, organizadas por la asociación Móstoles Visible. Y en Castellón han lanzado una campaña de llamamiento a personas homosexuales en la que tildan al colectivo de "rebaño de colorines".