JUICIO A LUIS RUBIALES
"Reconocí desde el principio que me equivoqué": los olvidos y contradicciones de Rubiales en el banquillo

Luis Rubiales encaja el beso no consentido a Jennifer Hermoso como un gesto entre amigos, consensuado, afectuoso, propio del momento y sin importancia. Así lo ha defendido este martes sentado ante los micrófonos de la Audiencia Nacional. El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), investigado por un delito de agresión sexual y otro de coacciones, ha negado las acusaciones, ha insistido en que sí existió consentimiento y ha incurrido en algunas contradicciones respecto a lo sucedido hace ahora dos años.
Ya no habla de "un piquito"
"Le pregunté: ¿puedo darte un besito? Y me dijo: vale. Eso es lo que ocurrió". Así lo ha narrado el expresidente federativo instantes después de sentarse ante el juez. El término empleado ha desencadenado ciertas dudas en la fiscal, Marta Durántez, quien se ha esforzado en evidenciar las contradicciones del acusado. "¿Le dijo 'besito' o 'piquito'?", ha afinado la fiscal, "¿cuál de esas dos expresiones?".
El sentido de la pregunta tiene que ver con que el propio Rubiales, apenas unos días después de lo sucedido en Sídney (Australia), afirmó haberse dirigido a la jugadora diciendo: "¿Un piquito?". Así lo reprodujo una vez tras otra en todas sus apariciones públicas. "En ese momento no lo recordaba, pero es evidente que dije 'un besito", se ha corregido ahora. "No lo recordaba en aquel momento, ¿y cuando declaró en el juzgado central de instrucción de la Audiencia Nacional?", ha replicado la fiscal. Rubiales ha cerrado filas atrincherándose en la misma idea: "Son palabras sinónimas, la incidencia es la misma".
Jennifer Hermoso resolvió la duda el pasado 3 de febrero, durante su declaración al inicio del juicio: ni un "besito", ni un "piquito". El presunto agresor le agarró la cabeza "con efusividad", impidiendo cualquier posibilidad de zafarse y sin formular ninguna pregunta previa.
"Me equivoqué, desde el primer momento lo reconocí"
Durante el interrogatorio de la fiscal, el expresidente ha llegado a señalar que su actitud fue un error y que así lo reconoció desde el primer momento. "Lo dije desde el principio: yo me equivoqué. Porque estoy en una posición como presidente de la Real Federación Española y metí la pata. A estas alturas es una obviedad que desde el primer momento reconocí: me he equivocado".
Rubiales, sin embargo, no expresó muestra alguna de arrepentimiento tras los hechos, ni en las entrevistas posteriores, ni en la asamblea celebrada a finales de agosto en la que se aferró a su cargo. Así se lo hizo saber la fiscal: "¿Desde un primer momento?", ha insistido Durántez. "Cuando pasan unos segundos y te das cuenta dices: me he equivocado", ha reiterado Rubiales. La fiscal ha insistido en que no fue eso lo manifestado a los medios de comunicación, pero el expresidente se ha escudado en que en aquel momento le habían comunicado el fallecimiento del padre de una de las jugadoras, así que "iba muy acelerado con eso".
Pero, ¿cuál es exactamente el error que ahora reconoce Luis Rubiales? En realidad, el acusado no ha aludido al beso no consentido, ni a una presunta agresión sexual, ni siquiera a cómo pudo sentirse la víctima, sino al hecho de no haber estado a la altura de su cargo: "Me comporté como un deportista que consigue un éxito, como uno más del grupo y en ese momento tenía que haber tenido la sangre más fría y haber tenido un papel más institucional", ha puntualizado ante el magistrado, para enseguida apostillar: "Pero de ahí a que haya cometido un delito...". A pesar del arrepentimiento escenificado ahora, minutos antes el acusado había señalado que lo acontecido hace dos años no tuvo "ninguna importancia, ni para ella ni para mí".
La efusividad del momento
Rubiales ha insistido, a lo largo de su declaración, en que el beso fue producto de la euforia del momento. "No se gana un mundial todos los días", ha expresado. El exjugador ha llegado a mencionar a sus hijas tratando de justificar su comportamiento: "Cuando veo a mis hijas no les doy un pico, pero en fin de año nos damos uno, o cuando aprueban todas las asignaturas".
La fiscal le ha preguntado si la misma actitud la tendría con algún compañero varón, a lo que el acusado ha respondido que podría suceder en función del grado de amistad con la otra persona. "Me ha pasado con compañeros de fútbol después de marcar un gol", ha asegurado, "no habitualmente, pero cuando hay una situación de extraordinaria alegría".
Durántez, no obstante, ha expuesto que no existe ningún precedente ligado a victorias masculinas, pero Rubiales se ha escudado en que "no se puede comparar un mundial" con otro tipo de títulos. Aún así, ha dicho que hipotéticamente podría haber sucedido. "Me comí a besos a un montón de futbolistas", ha zanjado.
Conocía el protocolo
“No tengo que llorar para dar a entender que no me gustó”: las lecciones de Jenni Hermoso en el juicio contra Rubiales
Ver más
Finalmente, la fiscal ha interpelado al acusado acerca del protocolo antiacoso existente en el seno de la Federación Española desde junio de 2023. Rubiales, ha dicho, tenía conocimiento de dicho protocolo: "Se hizo deprisa y corriendo, se quedó en que cuando volviéramos se mejoraría". La fiscal ha planteado entonces si el acusado sabía que "no podía tener ese tipo de conductas". "Eso es una opinión suya", ha respondido él.
"No estaba tipificado", ha argumentado el investigado, porque a su juicio el beso fue "totalmente" consentido. El documento únicamente contempla "acciones forzadas, con violencia, no se trata para nada de eso", ha insistido el expresidente federativo, para recalcar también que el beso que propinó a la jugadora "no tiene nada que ver" con un acto violento y no consentido.
Hermoso, durante su declaración, aseguró que "nunca" fue informada de la existencia de un protocolo contra la violencia sexual, que había sido aprobado apenas dos meses antes y que nunca llegó a aplicarse tras lo sucedido en suelo australiano, a pesar de que el propio documento oficial contempla "besar a la fuerza" como una forma de violencia. El que sí se puso en marcha fue, en cambio, otro protocolo de integridad pensado para abordar cuestiones como amaños y apuestas, que nada tienen que ver con el acoso por razón de género.