Argentina recuerda a las víctimas de la dictadura en plena oleada de represión de Milei

“Yo me exilié con mi marido en el año 76 porque quedarnos en Argentina suponía una situación de peligro de peligro por nuestra militancia política”, cuenta a infoLibre Cecilia Davis, presidenta de la asociación Argentina Soberana, que agrupa a argentinos y argentinas de tendencia peronista que residen en Madrid. “Cuando comenzó la dictadura empezaron los secuestros y las torturas. A mi nunca me arrestaron, pero como estaba desapareciendo gente de mi entorno político, decidimos salir huyendo de manera preventiva”, añade.
Este lunes se cumplen 49 años del comienzo de la última dictadura cívico-militar en Argentina, una “época oscura” en palabras de Davis, en la que se contabilizaron unas 30.000 personas asesinadas en apenas siete años. Para rendir tributo a todas estas víctimas, este 24 de marzo, tendrá lugar una movilización en el país latino que las activistas consultadas esperan “masivas” por el llamado Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Además, en Madrid también tendrá lugar una marcha por el mismo motivo a las 18.30 horas en la Plaza Callao.
La jornada del 24M este 2025 llega además en un momento donde “la represión de la protesta está siendo brutal”, según Malena Becerra, activista de Argentixs en Movimiento consultada por este medio. Se refiere así a las protestas de pensionistas donde la represión policial dejó 25 heridos, entre ellos el fotoperiodista Pablo Grillo, que una semana después continúa en estado grave tras haber recibido el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza.
En este contexto, destaca Becerra, desde el poder se está haciendo alarde de “estar preparando operativos más fuertes para las próximas movilizaciones”. Relata que las activistas ya se están “preparando para grabar los hechos represivos” que puedan suceder, ya que para ella “un gobierno que amenaza y amedrenta se combate con organización”. “Yo creo que la gente saldrá con miedo, pero saldrá”, añade.
Milei, un negacionista vinculado a los perpetradores del golpe
“Argentina sufrió seis golpes de Estado, pero la última dictadura fue la más cruenta, ya que se dio un proceso de terrorismo de Estado”, relata a este medio Marisa Massone, profesora Adjunta Didáctica y Prácticas de la Enseñanza de la Historia en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Preguntada sobre el 24M, la historiadora señala que “hay mucha épica en esta jornada, muchas imágenes que se sostienen todos los años: la llegada a la Plaza de Mayo, los pañuelos, las madres y las abuelas de los desaparecidos y una enorme cantidad de ciudadanos de a pie que acompañan la conmemoración al grito de 'Nunca más'”. Sin embargo, añade que en los últimos años “también se ha vivido con la tristeza de los discursos oficialistas y negacionistas” que se han impulsado desde el poder y el Gobierno de Javier Milei, quien afirmó que durante la dictadura solo hubo 8.753 personas desaparecidas y señaló que las fuerzas armadas simplemente “cometieron excesos”.
De hecho, la historiadora argentina relata que “este es un 24M muy particular porque durante todo el año han surgido políticas que defienden el negacionismo”, entendido como no reconocer el terrorismo de Estado durante la dictadura cívico-militar. Estas ideas, además se han materializado en despidos masivos o desmantelamientos de instituciones por la defensa de la Memoria Histórica, como el Archivo Nacional de Memoria o el Centro Cultural de la Memoria ‘Haroldo Conti’, todo esto, en un contexto donde Milei no tiene mayoría en el Congreso, por lo que necesita consenso para tomar las decisiones.
Respecto a todo esto, la activista exiliada Denis relata que “la conmemoración del 24M tiene su parte de dolor, por todo lo ocurrido [durante la dictadura], pero también una parte de alegría en tanto que Argentina ha sido un ejemplo en lo que respecta a memoria”, refiriéndose, entre otras cosas, al Juicio a las Juntas que tuvo lugar tras la dictadura por el que se sentaron en el banquillo a nueve de los diez militares responsables del golpe de Estado y del mantenimiento de la dictadura. “No nos podíamos imaginar que después de todo lo que se hizo en Argentina pudiÉramos volver a esos momentos oscuros de la historia”.
Y es que recuerda Steven Forti, doctor en Historia, docente en la Universidad Autónoma de Barcelona y autor del libro Democracias en extinción. El espectro de las autocracias electorales, que los vínculos del Gobierno argentino con la dictadura son incluso de sangre. La vicepresidenta del partido de Milei, Victoria Villarruel, es hija, nieta y sobrina de militares que apoyaron el golpe y su discurso, por lo general, se ha basado en negar el terrorismo de Estado y responsabilizar de lo ocurrido a los grupos de izquierdas, peronistas o los Montoneros que se rebelaron en a principios de los 70. "Hay 1.094 víctimas del terrorismo en los años setenta" que "nunca fueron reconocidas por el Estado", destacó la vicepresidenta durante la investidura de Milei.
Haciendo un paralelismo con la historia española, Forti señala que “hacer esas afirmaciones es como si en España se echara la culpa del franquismo a la Revolución de Octubre de 1934”. A lo que Massone añade que, en Argentina, historiadores e historiadoras ya han demostrado que “estos grupos armados [Montoneros, peronistas, etc.] fueron diezmados antes de la dictadura y, para 1976, su actividad era mínima”.
Esto, según Massone, en Argentina recibe el nombre de la “teoría de los dos demonios” y consiste en “equipar a las víctimas del Estado con las víctimas de las organizaciones armadas”.
¿Qué hay detrás de negar la memoria y reescribir la historia?
“Milei y su partido pueden enmarcarse dentro de las extremas derechas a nivel global” dados sus contactos con otros líderes, conferencias en las que participa, normas que promulga, etc., señala Forti. Entre estas actitudes extremistas, el historiador destaca los recortes de derechos, la criminalización de las protestas, el uso de la “mano dura por parte del Estado” en lo que concierne a la Seguridad o los ataques a la separación de poderes y el pluralismo.
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En temas de Memoria Histórica, Forti, señala que “es evidente” que desde el Gobierno de Milei “hay un ataque a lo que han representado las leyes de memoria, el trabajo de asociaciones y colectivos para recuperar la memoria y condenar a los miembros de la dictadura”, apunta Forti. Esto, señala, se debe a dos cuestiones principales: por un lado, hay sectores dentro de la heterogénea coalición mileísta muy vinculados a los perpetradores de la última dictadura, como su vicepresidenta, y, por otro lado, dado el estilo desafiante del mandatario en sus discursos, negar la historia o cambiar su visión es una forma de atacar a los consensos clave de la transición a la democracia, como el famoso “nunca más”.
"Atacar estos consensos es atacar también a lo que él llama 'casta', lo que le permite presentarse como rebelde, provocador, transgresor, en contra de un sistema que él considera corrupto", destaca Forti. "Si bien Milei, hasta la fecha, no quiere instaurar una dictadura militar, todo esto le viene bien", añade explicando que esta tergiversación de la historia es una forma de ofensiva a la oposición: "así es como mete a todos en el mismo saco, diciendo que son los enemigos de la nación, los que mienten, los hijos de los Montoneros".
La lucha por la memoria, tanto en Argentina como a nivel global, es una guerra cultural más que puede polarizar a la población, en tanto que se debaten los consensos y cimientos sobre los que se construyeron las democracias actuales. Señala Forti que hablar sobre la historia de un país es una herramienta de la extrema derecha que les ayuda a que "se hable de lo que ellos quieren y como ellos quieren", algo que "Trump hace muy bien", pero que también hacen otros líderes de la extrema derecha como la italiana Georgia Meloni, el húngaro Viktor Orbán o el español Santiago Abascal, por ejemplo, al poner el foco sobre ETA en sus discursos.