Un empresario vinculado al Kremlin financió la campaña de Marine Le Pen en 2017
Para Marine Le Pen, Laurent Foucher fue en 2017 un hombre providencial. Las cuentas de su campaña presidencial presentaban un desequilibrio de seis millones de euros y el empresario francés aportó milagrosamente ocho.
Milagrosamente porque, según los documentos a los que ha tenido acceso Mediapart (socio editorial de infoLibre), Laurent Foucher era insolvente en el momento de prestar dichos fondos. Dadas sus dificultades financieras, se había visto obligado a colaborar con las autoridades rusas, por lo que tenía vinculaciones con múltiples acreedores mediante acuerdos secretos y pagarés impagados. Preguntada por Mediapart al respecto, Marine Le Pen asegura que lo desconocía.
“Tenía esos ocho millones. Me dijeron que era cuestión de vida o muerte, lo habría hecho por cualquiera”, se justificaba Laurent Foucher a Mediapart en 2019. “No lo hice por razones ideológicas, ni en lugar de otra persona”, aseguraba.
Ahora sabemos, gracias a las investigaciones abiertas contra él en Ginebra, que eso era falso. Laurent Foucher era insolvente en el momento en que prestó estos fondos. Tras haber gestionado algunos de los activos de un oligarca kazajo, el expresidente del banco kazajo BTA, Moukhtar Abliazov –sobre el que pesaban varias órdenes de detención de Kazajistán, la Federación Rusa y Ucrania–, el empresario francés se vio obligado a colaborar con las autoridades rusas, ucranianas y kazajas contra sus antiguos jefes.
Una vez firmado el acuerdo de préstamo por importe de ocho millones de dólares en Bangui (República Centroafricana), dichos fondos fueron desembolsados por Noor Capital, una empresa financiera con sede en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos). Al no poder determinar con certeza la procedencia, el organismo antiblanqueo Tracfin trasladaba sus dudas a la Justicia en diciembre de 2019.
El misterio es grande. Presente desde hace tiempo en África, donde trabajó para Jean-Christophe Mitterrand, hijo del expresidente socialista francés, Laurent Foucher no tiene vínculos con la extrema derecha. Pero sobre todo, en junio de 2017, está endeudado hasta las cejas y no puede disponer por su cuenta de una suma tan elevada.
En Ginebra, cuentas vacías
Cuando prestó ocho millones de euros al RN para rescatar la cuenta de la campaña de Marine Le Pen, varios denunciantes lo acusan en Ginebra de “abuso de confianza, fraude y blanqueo de dinero”. Entre octubre de 2016 y junio de 2017, se presentaron cuatro denuncias penales contra él y también se persona la Oficina de Comunicación en materia de Blanqueo de Capitales Suiza (MROS), de la Oficina Federal de Policía (Fedpol).
Según el extracto de las demandas redactado en su momento, los demandantes le reclaman casi 45 millones de francos suizos (44 millones de euros). Su empresa luxemburguesa, Niel Telecom (sin relación con el multimillonario Xavier Niel), ya había sido declarada en quiebra el 26 de octubre de 2015. “Laurent Foucher organizó cuidadosamente su insolvencia personal para escapar de sus acreedores”, precisa un denunciante, que destacaba en noviembre de 2016, “que sus cuentas en Union Bancaire Privée en Ginebra y UBS SA y UBS Switzerland SA en Zúrich están vacías”.
Entonces, ¿de dónde proceden los ocho millones de euros prestados al Reagrupamiento Nacional? Mediapart le trasladó la pregunta a Laurent Foucher, que no ha respondido.
El contrato de préstamo de Foucher al RN se firmó en Bangui, a finales de junio de 2017, después de que el tesorero del RN, Wallerand de Saint-Just, se reuniera con él por mediación del eurodiputado frentista Jean-Luc Schaffhauser. Este último ya había facilitado al partido un préstamo de 9,4 millones de un banco ruso, el First Czech-Russian Bank (FCRB), en circunstancias turbias, en 2014.
Este préstamo, transferido a otras empresas tras la quiebra del banco y el encarcelamiento de su subdirector en julio de 2016, aún no había sido devuelto en junio de 2020, cuando el partido negoció un reescalonamiento de su deuda para finales de 2028.
En 2017, inmediatamente después de la firma del contrato en Bangui, Wallerand de Saint-Just y Axel Loustau –entonces tesorero del micropartido Jeanne y jefe de la célula financiera de la campaña presidencial– acudieron ambos a la Société Générale para llevar el documento.
El tiempo apremia, ya que las cuentas de la campaña presidencial deben cerrarse el 7 de julio a las 18.00 horas, legalmente 11 semanas después de la primera vuelta. El dinero llega, pero la firma en Bangui y la transferencia de la compañía financiera emiratí intrigan a los banqueros parisinos.
Los ocho millones permiten al RN presentar unas cuentas equilibradas, lo que allana el camino para el reembolso de los gastos de campaña por parte del Estado.
A finales de 2018, durante un almuerzo en el hotel George V de París, Marine Le Pen se reunió personalmente con Laurent Foucher para agradecerle y tratar de obtener otro préstamo. Pero con la normativa de septiembre de 2017 que limita las posibilidades de endeudamiento en el extranjero a los países de la UE, el escenario no puede repetirse. Foucher rechaza la propuesta de la presidenta del RN. Se le reembolsa en marzo de 2018, después de que el Estado le abonase los gastos de campaña.
En Ginebra, el procedimiento contra Foucher sigue su curso. El francés está acusado de “abuso de confianza y blanqueo de dinero”. Inicialmente se ocupó de toda la causa la fiscal Josepha Wohnrau antes de ser dividida en piezas separadas y unirse un nuevo fiscal, Niki Casonato, que se hizo cargo de la instrucción y realizó varias audiencias de confrontación.
Al servicio de un Estado extranjero
El 20 de febrero de 2017, se añadió a esta lista una denuncia penal bastante especial. La de los oligarcas kazajos para los que trabajaba Foucher. Los abogados de Mukhtar Abliazov descubrieron que el empresario francés había firmado un acuerdo secreto de colaboración con la República de Kazajistán y el BTA Bank en febrero y marzo de 2016, ofreciéndole, a cambio de información, “un porcentaje sobre los activos recuperados” de sus antiguos jefes.
Las autoridades kazajas dicen estar buscando 6.400 millones de dólares malversados por Ablaziov, exministro de Energía, propietario de varios grupos industriales y del banco BTA, que presidió hasta su nacionalización en 2009, antes de su salida al extranjero.
“Entendemos que el Sr. Laurent Foucher fue contratado por las autoridades kazajas para ayudarles en sus esfuerzos por investigar y recuperar el dinero”, asegura Grégoire Mangeat, abogado de los kazajos. En junio de 2016, el francés hizo declarar a una de las asistentes de los oligarcas destituidos de la oficina londinense del grupo de investigación Arcanum, en nombre del gobierno de Astaná. El abogado del clan Ablaziov considera que Laurent Foucher infringió la legislación suiza al realizar “actos que corresponden a los poderes públicos”. “En la medida en que actuó por mandato directo de las autoridades kazajas, estos actos se realizaron también para un Estado extranjero”, señala.
En marzo de 2017, el nombre de Foucher también apareció en los escritos de un abogado francés, Bruno Rebstock, que presentó una demanda civil en nombre de Mukhtar Abliazov en la investigación sobre las investigaciones privadas de Bernard Squarcini. El antiguo jefe de la inteligencia nacional hizo creer al clan Abliazov que estaba en condiciones de ayudarles -en particular, introduciendo a la empresa de seguridad Gallice para proteger a la familia del kazajo-, al tiempo que proporcionaba información a la agencia Arcanum, que está al servicio del Estado kazajo.
Laurent Foucher parece haber sido el infiltrado de Squarcini en la familia de Moukhtar Ablaziov. El oligarca había sido detenido en Francia en julio de 2013 y recluido hasta que el Consejo de Estado anuló el decreto de extradición dictado contra él en diciembre de 2016.
Reunión en la isla de Spitzbergen
Foucher se había convertido en el informante de los kazajos y también lo sería de los rusos. El 29 de marzo de 2017, el empresario firmó un nuevo acuerdo con el banco BTA, que le obligaba esta vez a “cooperar con las autoridades rusas y ucranianas” contra el clan Ablaziov. En este documento, desvelado en febrero por la Web-TV Le Media, Laurent Foucher y su exsocio, Nicolas Bourg, presentados como “testigos”, se comprometen a “cooperar” en términos sorprendentes: “Tras un aviso por escrito del BTA con menos de 10 días de antelación, los testigos viajarán a la isla de Spitsbergen con el fin de cooperar con las autoridades rusas y ucranianas, y proporcionarán una declaración completa y franca sobre las informaciones pertinentes a petición de las autoridades rusas y ucranianas en el proceso penal de la manera y forma que dichas autoridades puedan requerir”.
Spitsbergen es una isla de Svalbard, un archipiélago noruego situado en el océano Ártico. “La mención de un encuentro en esta isla fue realmente extraña”, comenta Ilyas Khrapunov, yerno de Mukhtar Ablaziov. “Es un poco John Le Carré... Es algo fuera de lo común y no tenemos explicación”.
En ningún momento se menciona en este documento de marzo de 2017 el futuro préstamo al Reagrupamiento Nacional que formalizaría tres meses después Laurent Foucher.
Contactado por Mediapart, Nicolas Bourg, exsocio de Foucher, dice que “no participó” en la reunión de la isla de Spitzbergen, y asegura que ni siquiera sabe si se produjo. “Mi trabajo es gestionar fondos de inversión”, mantiene. “Gestioné un fondo con un inversor que se convirtió en un opositor político [Moukhtar Ablaziov], que no tenía nada que ver con mi trabajo. Así que eso me impidió trabajar con él. Cesé toda relación con él y el país acudió a mí para una colaboración que acepté a cambio de no ser procesado”.
El acuerdo de marzo de 2017 promete además a Laurent Foucher y a su socio “un tercio de todas las sumas recuperadas por o en nombre de las autoridades gubernamentales de Kazajistán o de la BTA en relación con estos activos”.
Se elabora una lista de los posibles bienes de los dos “testigos” que podrían conservarse.
En esta lista figura la compra por parte del grupo de Foucher –Niel Natural Resources Investments– de dos redes telefónicas africanas a la rusa VimpelCom (ahora Veon, con sede en los Países Bajos), propiedad del multimillonario Mikhail Fridman, cercano a Putin y dueño del Grupo Alfa, que ahora figura en la lista de sanciones de la UE y Estados Unidos. En 2013, el empresario francés pagó a VimpelCom 50 millones de dólares con fondos kazajos. Pero Foucher no pagó a tiempo la suma prevista, 100 millones, por lo que el grupo ruso anuló la operación, conservando los fondos pagados, y vendiendo poco después las redes a la sudafricana Econet.
No todo está perdido para Foucher, ya que en junio de 2020, al margen de un procedimiento de arbitraje, VimpelCom le reembolsa finalmente nueve millones de dólares, mediante un acuerdo mencionado en el informe anual del grupo ruso. ¿Esta operación forma parte de las acciones e indemnizaciones concedidas al francés por su colaboración? Laurent Foucher no hace declaraciones al respecto. Los acuerdos clandestinos continúan, ya que Foucher compra a Econet el operador centroafricano Telecel, que se le había escapado en 2013, antes de unir fuerzas con nuevos socios.
En Ginebra, Laurent Foucher llegó a un acuerdo en abril de 2021 con una de las empresas demandantes –Amref II Igloo- por un préstamo pendiente de seis millones de euros en un proyecto de hotel de lujo abandonado en Megève. “Foucher finalmente ha comenzado a pagar. Con varios meses de retraso, pero al menos parece estar trabajando en ello”, dijo Rodolphe Gautier, abogado de la empresa. Si no se paga rápidamente, el procedimiento podría reanudarse con la posibilidad de una condena penal, lo que parece seguro, según el abogado.
Pregunta por Mediapart sobre su prestamista, Marine Le Pen asegura que desconocía todos estos datos, “suponiendo que sean ciertos”. “El RN eligió a dicho prestamista porque era el único que podía prestar cuando todos los bancos franceses y europeos se habían negado. Por lo que sabemos, la reputación del señor Foucher era buena, no teníamos información sobre lo que indica. ¿Las deudas de Laurent Foucher? “No lo sabíamos”. ¿Los acuerdos que lo vinculan con las autoridades rusas? Afirma no haber tenido “ningún conocimiento” de ellos. Certifica que él no puso “ninguna condición política” a este préstamo que salvó al partido, “no lo hubiera aceptado”, insiste.
En cualquier caso, la candidata parece haber mostrado poca curiosidad sobre el origen de los ocho millones. Explica que no tenía “ninguna razón para dudar de que los fondos tenían un origen dudoso y que no procedían de los recursos del señor Foucher”, pero no sabe si estos fondos eran rusos: “No lo sabemos, lo único que sabemos es que nuestro banco comprobó el origen de estos fondos y que procedieran de los activos del señor Foucher. Si estas comprobaciones no hubieran sido totalmente satisfactorias, Société Générale no lo habría abonado en nuestra cuenta. Ningún banco francés aceptaría acreditar fondos en la cuenta de uno de sus clientes (a fortiori, si se trata de un partido político), si no hay pruebas del perfecto origen de los fondos”.
Marine Le Pen no menciona el hecho de que unos meses después de este pago, la Société Générale, el banco histórico del Frente Nacional, pero también de Jean-Luc Schaffhauser, cerró brutalmente todas sus cuentas (véanse nuestros artículos aquí y aquí).
En el plano judicial, las investigaciones sobre el préstamo “emiratí” fueron encomendadas a la Fiscalía Nacional Financiera en diciembre de 2019, y se sumaron a principios de 2020 a la investigación preliminar ya en curso sobre las comisiones recibidas por el exdiputado Jean-Luc Schaffhauser sobre el préstamo ruso. El exeurodiputado, que fue detenido y prestó declaración, nos había dicho en 2019 que había entregado a la Policía “todos [los] elementos que demostraban la regularidad” de estas operaciones. Nos aseguró que las comisiones que había recibido “eran completamente legales y declaradas”, pero se negó a dar el importe.
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Enviamos nuestras preguntas a Laurent Foucher, a través de su abogado en Ginebra, el 8 de abril, sin recibir respuesta. Contactadas dos personas de su entorno, éstas nos dijeron que Laurent Foucher no quería responder. Tampoco contestó Jean-Luc Schaffhauser. Por su parte, Marine Le Pen nos envió sus respuestas el 19 de abril a través de su responsable de prensa.
Traducción: Mariola Moreno
Leer el texto en francés: