Bruselas propone reducir un 80% la pesca de arrastre y pone en riesgo más de 500 barcos en España
La Comisión Europea presentó el 27 de noviembre una propuesta para recortar drásticamente las salidas de buques de arrastre para pescar en el Mediterráneo. En teoría, la medida busca proteger el fondo del mar de la agresividad de la captura con mallas de arrastre, pero las nuevas reglas planteadas son tan drásticas que ni los ecologistas están de acuerdo con ellas. Los pescadores esperaban que las reglas cambiasen a partir del 1 de enero, pero no de manera tan abrupta, y han convocado manifestaciones a partir de este lunes en Madrid y Bruselas para mostrar su desacuerdo. Según afirman, en juego está el futuro de más de 500 embarcaciones y 3.000 trabajadores en España.
El 1 de enero caduca el plan plurianual que regula la captura de peces de fondo en el Mediterráneo y la Comisión presentó el miércoles de la semana pasada las nuevas cuotas para los barcos que practican este arte de pesca. La propuesta —que tiene que ser ratificada la semana que viene— incluye una rebaja de hasta el 79% de los días que los arrastreros pueden faenar a partir de enero. En concreto, por norma general pasarían de trabajar 129 días a apenas 27, una quinta parte de lo que pescaban hasta ahora
Esta regla, que se aplicaría a los 556 arrastreros españoles que trabajan en el Mediterráneo (el 10% de la flota española) y los 1.500 que hay en Europa, y supondría el fin de su negocio porque trabajarían poco más de un mes al año. La propuesta también recortaría la pesca con trasmallo (podrían capturar como máximo 47 toneladas al año), mientras que los barcos que emplean la técnica del palangre se quedarían como están, ya que sufrieron una rebaja el año pasado. El empleo total directo de estos barcos es de unos 3.000 profesionales, aunque desde el sector apuntan a mínimo 30.000 puestos perdidos porque muchas lonjas y puertos viven casi en exclusiva de estas artes.
No obstante, todavía hay margen para que la propuesta se caiga. Este lunes y martes se reúnen en Bruselas los 27 ministros de la rama en el Consejo de Ministros de Agricultura y votarán la propuesta de la Comisión, que necesita una mayoría cualificada para salir adelante. Esto equivale a al menos 15 países (de 27) a favor que representen un 65% de la población europea. El ministro español, Luis Planas, ya ha reiterado que tiene el apoyo de Francia e Italia para frenarla, pero las minorías de bloqueo necesitan al menos un cuarto Estado, que podría ser Portugal, Grecia o Malta, por ejemplo.
Planas lleva desde el día 27 realizando una dura campaña contra la propuesta de la Comisión, aunque este jueves reconoció que todavía no hay nada atado. "La negociación del lunes y martes va a ser muy compleja porque la propuesta de la Comisión ha llegado muy tarde y es de máximos. En este momento estamos en contacto con la Comisión para alcanzar un acuerdo, pero la propuesta no ha sido un buen comienzo", aclaró el ministro este jueves desde Bruselas.
A diferencia de disputas anteriores, el sector primario está volcado con Planas, y esperan que su estrategia de bloqueo pueda tumbar las nuevas reglas. Para los pescadores de arrastre no hay otra opción factible que acabar tajantemente con la propuesta de la Comisión, porque supondría reducir a una quinta parte su trabajo.
"En más de 40 años que llevo no había visto algo así, estamos muy, muy preocupados", afirma José María Gallart, vicepresidente de Cepesca encargado de la flota de bajura, la que trabaja en las millas más cercanas a la costa. "Si se cargan el arrastre, todo el sector de bajura va detrás. Puertos como Almería, Cartagena, Santa Pola o Tarragona necesitan el arrastre para funcionar", insiste Gallart.
El portavoz pesquero reconoce que no están cómodos dejándolo todo en manos de una votación en Bruselas, que se puede torcer en el último minuto. "Es verdad que ahora tenemos una minoría de bloqueo, pero jugárselo todo a una votación es confiarlo todo a la pura política. No tengo tan claro que España pueda ganar", añade el alto cargo de la patronal pesquera.
Un factor que no ayuda es la caída del Gobierno francés de este miércoles, un socio indispensable para España en la votación. Preguntado por si esta condición pone en peligro las negociaciones, Planas respondió este jueves: "Espero que no, el Gobierno está en funciones y estoy en contacto con el ministro francés".
La alternativa a este recorte drástico en los permisos de pesca de arrastre sería un acuerdo entre los países del Mediterráneo y la Comisión en el que se endurezcan las reglas de captura, pero con una cierta laxitud. En los últimos cinco años, los arrastreros españoles ya han reducido un 34% sus días de faena para garantizar que las poblaciones de peces se recuperan, y el Gobierno español tratará de que en esta revisión de la política plurianual se logre una reducción asequible para el sector. El 18 de noviembre, España, Francia e Italia enviaron a la Comisión una propuesta para posponer dos años más el endurecimiento de las cuotas pesqueras (ya se pospusieron de 2020 a 2025), pero la Comisión ha respondido con una negativa tajante. Hasta tal punto, que en lugar de hacer una contraoferta asumible, ha respondido con un endurecimiento exagerado, según el sector.
Los ecologistas creen que es demasiado
Más peces y de más calidad: el fin de la pesca de arrastre en Mallorca beneficia sobre todo a los pescadores
Ver más
Incluso las organizaciones ecologistas consideran que el reglamento que ha puesto la Comisión sobre la mesa es inasumible. Un experto en pesca de uno de los grandes grupos ecologistas de España explica que "ni las ONG más radicales han entendido la propuesta de la Comisión".
"Los datos demuestran que las poblaciones de los peces de fondo —como la gamba roja, la merluza, el salmonete o la cigala— se han recuperado en los últimos años. Esperábamos algunos cambios para endurecer la pesca de arrastre, pero no una propuesta desproporcionada", añade el especialista en pesca sostenible, que prefiere no dar su nombre.
La pesca de arrastre ha estado siempre bajo el escrutinio de las organizaciones verdes por el impacto que tiene sobre el fondo marino. Las redes, de hasta 200 metros de ancho, se anclan al fondo marino y capturan a todos los peces que las atraviesan, además de dañar el lecho. Sin embargo, el experto consultado afirma que las medidas radicales para acabar con estas prácticas pesqueras hacen un flaco favor al ecologismo: "Llevamos años trabajando para conseguir una transición equilibrada en la pesca, pero acabar de un día para otro con las flotas solo hace que el sector se concentre en grandes empresas. Cuando hablamos de arrastreros, el 80% son barcos familiares con uno o dos empleados, no estamos hablando de Pescanova".