La debacle en audiencia se lleva por delante al director de Radio Nacional

El presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, ha destituido al director de Radio Nacional, Manuel Ventero, y ha nombrado en su lugar a Alfonso Nasarre, hasta ahora director de Comunicación y Relaciones Institucionales de RTVE, puesto que será ocupado precisamente por Ventero. El cambio de personas al frente de los dos altos cargos ha sido comunicado en la mañana del miércoles al Consejo de Administración de la Corporación donde, algunos consejeros, nombrados por el PP,  han emitido un voto de gracias al destituido por los servicios prestados.

De muy distinta opinión es la consejera Teresa Aranguren, nombrada por Izquierda Unida, quién, a preguntas de infoLibre, ha calificado la destitución como “imprescindible”. La situación de RNE, en opinión de Aranguren, “exigía desde hace tiempo medidas urgentes que detuvieran la debacle en audiencia y credibilidad a que se había llegado en la Radio Pública”. Para esta consejera, todo el recorrido desde julio del pasado año, en que fue nombrado Ventero, hasta hoy es un cumulo de despropósitos hacía los oyentes, “pero también, y esto es muy importante –insiste– hacia dentro, hacia los propios trabajadores de la empresa, hondamente preocupados por una situación que reflejaron en su escrito rubricado por 517 firmas en defensa de una radio pública no maniatada políticamente”.

En relación a las afirmaciones de Teresa Aranguren, conviene recordar que RNE ha perdido en un año casi 700.000 oyentes, esto es, uno de cada tres seguidores de la emisora ha dejado de sintonizarla en este tiempo, tal y como recogen las sucesivas oleadas del Estudio General de Medios. En cuanto a la situación interna de la emisora, la jornada de este miércoles se podía resumir, según fuentes de los trabajadores, en una sensación de “alivio y desconfianza”, aunque con el paso de las horas, la segunda parecía imponerse a la primera. Para muchos de ellos lo sustantivo sería que a partir de ahora se abriera una etapa en que la prioridad fuera “adecentar la radio pública, no cambiar un nombre por otro”; esto es, “que cesaran las instrucciones políticas y se establecieran cauces de comunicación entre la cúpula y quienes hacen cada día informativos y programas”. En este sentido, infoLibre ha podido saber que buena parte de los mandos intermedios prácticamente no hablaban con la dirección. Ha habido dimisiones y otras estaban a punto de producirse.

517 trabajadores de RNE denuncian el “desplome” de la audiencia y la pérdida de “independencia”

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Para los trabajadores de RNE la clave del inmediato futuro reside en “si se va a templar gaitas en el trato con la gente, pero se va a seguir manipulando la información, o se va a producir un cambio real”. Una de las claves residirá en la permanencia o no en sus puestos de los responsables nombrados por Ventero, entre ellos Fernández Vegue o Pedro Carreño. “El primero –indica un miembro de informativos- al menos guarda las formas; pero Carreño crispa a la gente por su forma de mandar, su perpetua desconfianza, y su ignorancia profesional”. Otros compañeros recuerdan que ha sido este directivo el que llamaba a su despacho a cada firmante de la carta de “los 517” para reprocharles sus críticas.

En un sentido puramente político, se destaca el hecho de que González-Echenique, considerado próximo a la vicepresidenta Saéz de Santamaría, no mantenía una relación fluida de confianza con Manuel Ventero, al que se alinea más con el núcleo del Partido Popular y su secretaria general, María Dolores Cospedal. Los mismos círculos políticos recuerdan que el nuevo director de Radio Nacional, Alfonso Nasarre, fue asesor del secretario de Estado de Comunicación entre 1997 y el 2000; y entre ese año y el 2004 ocupó el cargo de director general de Comunicación Nacional, del Ministerio del Portavoz del Gobierno, siempre bajo la presidencia de José María Aznar, a quien se le considera vinculado.

Mientras la corporación hacía publicó un comunicado en el que destacaba que Ventero dejaba el puesto “una vez culminada la puesta en marcha de la nueva Radio 5 y de haber coordinado la integración de los Centros Territoriales de RNE y TVE”, los trabajadores persistían en la reivindicación principal de su escrito: “Recuperar para RNE las principales señas de identidad que deben caracterizar a una radio pública: independencia y calidad”.