El falso final del reconocimiento facial de Facebook: "No van a eliminar todos los datos biométricos, sólo una parte"
El cierre del programa de reconocimiento facial ha sido el primer gran anuncio de Meta para Facebook. Mientras la tecnológica recién bautizada por Mark Zuckerberg seguía acaparando titulares por su cambio de nombre y, sobre todo, por el anuncio de la puesta en marcha del metaverso, en Menlo Park consideraron que el pasado martes era el momento indicado para actualizar el uso que le dan el reconocimiento facial y ponerle punto y final. ¿Y qué supone esto? Según expone la propia compañía en un comunicado firmado por su vicepresidente de inteligencia artificial, Jerome Pesenti, "Meta cerrará el sistema de reconocimiento facial en Facebook como parte de un movimiento de toda la empresa para limitar el uso del reconocimiento facial en nuestros productos".
A pesar de que puede parecer un asunto baladí, lo cierto es que el reconocimiento facial es, según advierte Laura Pérez Altable, doctora en comunicación e investigadora de la Universitat Pompeu Fabra, un "tema peligroso". "Mucha gente no es consciente de lo que supone el reconocimiento facial. Facebook tiene almacenado nuestros datos biométricos y esto se puede extender a otros campos. Por ejemplo, se puede denegar la entrada a un país. y hay que recordar que las minorías raciales tienen muchos problemas con este tipo de programas" ya que, tal y como sostiene esta experta, están hechos "pensando en un hombre o una mujer caucásicos". Y aunque en el primer párrafo del comunicado de Meta se habla claramente de cerrar, lo cierto es que este cierre no es tal.
Lo que va a hacer la red social es dejar sólo de usar los datos biométricos de sus usuarios para el etiquetado en fotografías y vídeos subidos. Hasta ahora, la plataforma escaneaba una especie de huella facial para encontrar a este usuario en el contenido multimedia de la aplicación. "Es probable que Facebook haya usado el reconocimiento facial con las fotos que has colgado en su red sin haber obtenido antes su debido consentimiento", explica Carissa Veliz, profesora de Ética, Filosofía Moral y Filosofía de la Mente en la Universidad de Oxford, en su libro Privacidad es poder (Debate, 2021), al tiempo que apunta que "cuando Facebook te sugirió etiquetas a tus amigos y aceptaste, lo que hiciste fue ceder gratis tanto la privacidad de tus relaciones como tu mano de obra para entrenar al algoritmo de reconocimiento facial". Y estos datos, tal y como avisa Pérez Altable, "no siempre se usan de forma honesta".
En funcionamiento en esta plataforma desde 2017 (en Instagram nunca se llegó a implementar), el reconocimiento facial se implementó en sustitución de la sugerencia de etiquetas. Sólo dos años después, en 2019, Facebook ya dió un pequeño paso atrás y pasó de ser una opción predeterminada a dar la opción al usuario de elegir si activarla o no. ¿Y qué pasará con todo el contenido etiquetado con este programa? Según publica The Guardian, no sufrirá cambios, pero no habrá sugerencia de etiquetas en el futuro.
La propia tecnológica cifra en "más de mil millones de plantillas individuales de reconocimiento facial" lo que va a eliminar ya que "más de un tercio de los usuarios activos diarios de Facebook han optado" por esta configuración y "pueden ser reconocidos". Pero, no es oro todo lo que reluce. "No van a eliminar todos los datos biométricos, sólo los relativos al etiquetado. Son sólo una parte y la función va a seguir estando presente", asegura Pérez Altable.
Desde Meta apuntan que, "en medio de esta incertidumbre constante", considera "apropiado limitar el uso del reconocimiento facial a un conjunto reducido de casos de uso". ¿Cuáles serán estos usos en los que seguirán con el reconocimiento facial? Facebook detalla que se trata de los "servicios" para recuperar cuentas bloqueadas, para desbloquear dispositivos personales o para verificar la identidad de un usuario "en productos financieros". "Estos son lugares donde el reconocimiento facial es ampliamente valioso para las personas y socialmente aceptable, cuando se implementa con cuidado", defiende Jerome Pesenti que señala que esta eliminación, aunque sea parcial, supone un "alejamiento de toda la empresa de este tipo de identificación amplia" y se encaminan hacía "formas más restringidas de autenticación personal". A pesar de estas palabras gruesas, lo cierto es que a nivel de usuario, esta decisión, explica Pérez Altable, "no va a suponer ni un cambio ni una revolución".
Meta seguirá trabajando en el reconocimiento facial
No obstante, según publica The New York Times, el reconocimiento facial no se quedará sólo aquí. Meta no eliminará el software que alimenta el sistema, un algoritmo llamado DeepFace. Además, tampoco ha descartado incorporar esta herramienta en productos futuros. El propio Pesenti, que califica de "herramienta poderosa" al reconocimiento facial, adelanta que "continuarán trabajando en estas tecnologías e involucrando a expertos externos". Eso sí, por lo pronto, en la presentación en septiembre de sus primeras gafas inteligentes en asociación con Ray-Ban, que permiten grabar vídeo, hacer fotos, responder llamadas y escuchar música, en Menlo Park se encargaron de dejar claro que no incluían la capacidad del reconocimiento facial.
Asimismo, tal y como recoge The Verge, esta decisión de Facebook no impedirá que otros sigan usando algoritmos de reconocimiento facial entrenados en la propia aplicación. Es el caso, por ejemplo de Clearview AI (calificada en enero de 2020 por The New York Times como "la empresa que podría acabar con la privacidad tal como la conocemos"), que cuenta ahora con una enorme base de datos de imágenes extraídas de las redes sociales, y que trabaja, entre otras, con agencias gubernamentales de EEUU. Eso sí, tal y como recuerda The Guardian, la tecnológica siempre ha defendido que no se permitían accesos de terceros a este programa. No obstante, Carissa Véliz recuerda en su libro que, aunque "puede parecer una red social", su verdadero negocio consiste en "la compraventa de influencia a través de los datos personales": "Tiene más de plataforma de publicidad personalizada que de medio social".
"Cada nueva tecnología trae consigo un potencial tanto de beneficio como de preocupación, y queremos encontrar el equilibrio adecuado", explica Pesenti que concluye este comunicado asegurando que, en el caso del reconocimiento facial, "su papel a largo plazo en la sociedad debe debatirse abiertamente y entre quienes se verán más afectados por él". Pone así sobre la mesa, pero sin citarlos, los problemas regulatorios y de privacidad que le ha generado este programa al imperio californiano.
En medio de su enésima crisis por la publicación de los Facebook Papers y la declaración en el Senado de su exempleada, Frances Haugen, este anuncio no llega solo rodeado por las críticas de los defensores de la privacidad, que se han cuestionado desde su implementación con cuántos datos faciales se había hecho la empresa y qué podía hacer con ellos la tecnológica. En 2020, la compañía tuvo que hacer frente a una multa en el estado de Illinois de 650 millones de dólares, aunque, tal y como matiza Pérez Altable, no se llegó a juicio. Este proceso se abrió tras una demanda colectiva que acusaba a la red social de violar la la ley estatal que requiere el consentimiento de los residentes para usar su información biométrica.
Del desbloqueo facial de móviles a la multa de Mercadona
Pero Meta no es, ni mucho menos, la primera que da un paso atrás (aunque en el caso de los de Menlo Park sea parcial) con el reconocimiento facial. Antes ya lo hicieron Amazon, Microsoft o IBM. Aunque muchas otras lo mantienen sin que casi sea percibido, por ejemplo, en la simple opción de poder desbloquear el móvil con la cara. "Es un gesto de comodidad, de ir ahora por la calle y bajarte la mascarilla para desbloquear el móvil", explica Pérez Altable. Pero hay muchos más usos.
En España, por ejemplo, la justicia ya tuvo que rechazar el pasado mes de julio el sistema de reconocimiento facial que intentó implementar Mercadona en 2020 en sus establecimientos para detectar a personas con una orden de alejamiento contra sus tiendas o trabajadores. Además del varapalo judicial, la cadena valenciana tuvo que pagar una multa de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) de 2,5 millones de euros por la puesta en marcha de este proyecto piloto durante varios meses en 48 tiendas.
"El problema es el vacío legal""
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Para Pérez Altable, el problema real del reconocimiento facial es, por un lado, la falta transparencia ya que "no sabemos dónde están realmente almacenados estos datos", y, por otro, la ausencia actual de regulación. "Esta tecnología no está mal si nuestros datos no se están vendiendo. El problema es el vacío legal", defiende esta profesora.
En EEUU, el proceso judicial abierto en Illinois abrió el debate sobre la necesidad de una legislación a nivel nacional sobre el reconocimiento facial. Y en la UE, la Comisión Europea presentó este mismo mes de abril la primera regulación sobre inteligencia artificial y robots que incluye la prohibición del reconocimiento facial en determinadas situaciones y en zonas públicas. Aunque incluye algunas excepciones como la búsqueda de menores desaparecidos o para prevenir amenazas terroristas, que deberán estar sujetas a una autorización judicial. Esta legislación ya recibió este mismo octubre el visto bueno del Parlamento Europeo, aunque los eurodiputados le han puesto deberes a Bruselas: deben garantizar los "derechos fundamentales" por lo que los algoritmos deben ser "transparentes, rastreables y suficientemente documentados".
A falta de una legislación, con esta decisión el objetivo final de Meta, tal y como explica The Verge, es ante todo reforzar la confianza del usuario con respecto a su privacidad. Sobre todo en un momento clave para la tecnológica que, tras el anuncio del metaverso, prepara un despliegue en el campo de la realidad virtual y aumentada que "potencialmente compromete la privacidad". Y la recuperación de esta confianza estará estrechamente relacionada con una mejora de su reputación de marca. "Desde el caso de Cambridge Analytica, la marca sufrió y quedó muy dañada", recuerda Pérez Altable, quien apunta que este es uno de los motivos detrás del cambio de nombre de Facebook a Meta y que ahora el que fuese emblema de la compañía y la creación de Zuckerberg es "una aplicación más" dentro del imperio californiano. "El paso que quiere dar es intentar ser más transparentes o, más bien, dar esta cara de ser más transparente. Pero, es un lavado de cara insuficiente", argumenta esta experta.