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4M | Elecciones en la Comunidad de Madrid

Unas elecciones autonómicas con alcance nacional: los efectos colaterales del 4M

Votantes esperan su turno en el colegio La Inmacualada-Marillac para ejercer su derecho al voto en Madrid.

Cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, disolvió la Asamblea de Madrid para la convocatoria electoral de este 4 de mayo, la noticia volvió a convulsionar a la política nacional. Las elecciones catalanas del 14 de febrero habían alterado las relaciones entre partidos y la agenda de las formaciones y del Gobierno se había visto frenada en algunos campos concretos. En otros, modificada. Siempre, a la espera de que poder ser abordados desde una óptica no contaminada por el clima electoral. No se había reactivado de nuevo la maquinaria cuando la réplica del terremoto de la moción de censura de Murcia llegaba a Madrid y hacía que todos los planes volviesen a estallar por los aires. Ahora hay que esperar a que pase el 4 de mayo para que algunos puentes se recompongan. O, al menos, se intente. Para ver cómo el futuro mapa de poder de la Asamblea de Madrid afecta al Gobierno central, a los partidos que le sustentan, al Partido Popular, a Ciudadanos y a la extrema derecha de Vox. Tampoco habrá que perder de vista cómo lo que ocurra en la Comunidad de Madrid pueda alterar los calendarios electorales de comunidades como Andalucía, donde el conservador Juanma Moreno gobierna en coalición con Ciudadanos, pero con el apoyo externo de Vox

infoLibre recopila los efectos colaterales del 4M o cómo el resultado en Madrid puede tener efectos fuera de las fronteras de la Comunidad y en la política nacional.

¿Hacia el desbloqueo institucional?

La negativa del Partido Popular a desbloquear las instituciones pendientes de renovación, con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)(CGPJ) a la cabeza, se ha mantenido durante toda la campaña. Tanto desde la dirección nacional de los conservadores como desde la Moncloa se agitó la idea de que el pacto tenía fecha: después de las elecciones catalanas. Pero no fue así. 

Cuando en ambos sectores se daba por hecho que el acuerdo era cuestión de horas, la negativa del PP a aceptar al juez José Ricardo de Prada como vocal del turno de juristas dejó de nuevo congeladas las negociaciones. Era 26 de abril. En el principal partido de la oposición justificaban su postura en la "proximidad y cercanía" de este magistrado a Unidas Podemos, un extremo que niegan en círculos de la judicatura. A De Prada se le atribuyen las frases más contundentes de la sentencia de la primera fase del caso Gürtel que precipitó la moción de censura contra Mariano Rajoy.

Hace una semana el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, informaba de que el Gobierno había instado a PSOE y Unidas Podemos, los grupos promotores de la iniciativa, a retirar una reforma de la ley del Poder Judicial que, mediante un nuevo sistema de mayorías, permitiría sortear el bloqueo del PP. La iniciativa estaba congelada desde que Pedro Sánchez ofreció este gesto a Pablo Casado en la moción de censura de Vox para atraerle a las negociaciones.

En el cuartel general del PP admiten que el contexto electoral no ayuda, y confían en que, transcurrido el 4M, puedan volver a sentarse a hablar. En todo caso, en el principal partido de la oposición subrayan que con el anuncio de Campo sólo se cumple una de sus tres condiciones para dar el 'sí' y que Sánchez sigue sin garantizar que Unidas Podemos esté al margen de las negociaciones y la "despolitización" del órgano de gobierno de los jueces.

Los efectos en el bloque de la derecha

PP

En el PP nacional se han afanado estos días de campaña en recordar que la candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid fue una apuesta "personalísima" de Pablo Casado. Y que, por tanto, no hay que hacer otro tipo de lecturas o extrapolaciones. Como, por ejemplo, la de que una victoria contundente de Isabel Díaz Ayuso supondría, a la larga, una amenaza a su liderazgo. "Son del mismo equipo, no hay debate", resumen las fuentes consultadas. En todo caso, el debate no es descabellado porque los conservadores tienen todavía fresco en la retina cómo aquellos dirigentes con poder en las instituciones madrileñas pueden suponer un desafío a la dirección nacional. El caso de Esperanza Aguirre es el más famoso. Pero no el único.

Más allá de cuestiones relacionadas con los liderazgos nacionales, que se dirimirán en los congresos, una victoria de Ayuso le serviría para igualar "en el escalafón" al gallego Alberto Núñez Feijóo. Y ello, a su vez, permitiría a Casado reivindicarla como modelo alternativo de éxito, teniendo en cuenta que fue su fichaje. Pero esto tiene su doble cara. Porque, si las encuestas no se equivocan, el PP de Madrid necesitará a la extrema derecha de Vox para gobernar, bien en forma de coalición o bien como apoyo externo. Y, en este contexto, Pablo Casado tendría complicado seguir manteniendo su discurso de la moción de censura de Vox, muy aplaudido por los barones territoriales del partido que demandaban un giro al centro.

Ciudadanos

El partido naranja daría una de las sorpresas de la jornada si logra escaños en la Asamblea de Madrid porque el grueso de las encuestas dibujan un panorama diferente. El mazazo sería sonoro porque la candidatura ahora encabezada por Edmundo Bal parte de 26 escaños, la tercera fuerza en representación parlamentaria tras PSOE (37) y PP (30). Este resultado que permitió a Cs entrar en el Gobierno regional como socio de coalición.

Bal ha jugado toda la campaña a presentarse como la alternativa que tiene Ayuso para no echarse en brazos de la extrema derecha de Vox, una estrategia que tiene difícil encaje si se pone en el contexto de las encuestas. 

El partido de Inés Arrimadas se juega mucho con el 4M. Prescindió de quien había sido el vicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, para poner al frente de la candidatura a uno de los principales activos del partido en el Congreso, Edmundo Bal. Y todo ello, en medio de la fuga de dirigentes a las filas del Partido Popular que tuvo como pistoletazo de salida la moción de censura en Murcia.

Vencer a las encuestas y lograr apoyo parlamentario sería un balón de oxígeno para la formación de Arrimadas, sobre todo si acaba siendo determinante para articular mayorías.

Vox

Como en 2019, Vox vuelve a jugar a ser determinante en el futuro Gobierno de la Comunidad de Madrid. Parte de 12 escaños. Está por ver si su campaña polarizada y el polémico debate en la cadena Ser protagonizado por Rocío Monasterio le pasan factura. También está por ver si el mensaje de Ayuso, más duro que el de otros dirigentes del PP, achican el espacio al partido de Santiago Abascal. 

Ayuso asegura que quiere gobernar sola. Pero no hay sondeo en el que no necesite a Vox. Hasta la fecha, la extrema derecha no ha puesto como condición entrar en los gobiernos a cambio de su apoyo, pero sí ha condicionado los programas de Gobierno. A partir del 4 de mayo se verá si Abascal sube el precio de sus escaños y pide carteras concretas en el Ejecutivo regional.

Los efectos del resultado en el bloque de la izquierda

PSOE

A diferencia de la operación Illapara las elecciones catalanas, los socialistas apostaron la continuidad, por Ángel Gabilondo, el candidato más votado en los últimos comicios, aunque la suma de la derecha le dejó sin opciones de gobernar. La implicación del Gobierno en la campaña del candidato socialista, con el jefe del Ejecutivo a la cabeza, va a hacer muy complicado que su resultado no se interprete en clave nacional, tanto si es para bien, como si es para mal.

En el cuartel general de los conservadores se dicen convencidos de que el resultado del 4M va a apuntar a un cambio de ciclo que culminará con Pedro Sánchez perdiendo unas elecciones generales, por lo que un mal resultado de Gabilondo será aprovechado por el PP para asentar esta tesis.

En 2019 la victoria de Gabilondo le dejó como fuerza de referencia de la izquierda en la Asamblea de Madrid. Más Madrid logró 20 escaños frente a los 37 de Gabilondo y Unidas Podemos se ubicó como última fuerza en representación parlamentaria, con 7 escaños. Los socialistas madrileños se conjuran contra los sondeos y se dicen seguros de que su candidato va a liderar claramente el bloque. Gabilondo se ha comprometido a armar un "Gobierno de progreso" si los madrileños apuestan mayoritariamente por las fuerzas progresistas. En una entrevista concedida a infoLibre, el candidato aseguró que la diferencia entre bloques es de unos 50.000 votos.

Unidas Podemos

Mientras que los socialistas huyeron de operaciones arriesgadas, los morados optaron por la vía de tirar del Gobierno para construir su candidatura. Lo hicieron a lo grande si se tiene en cuenta que quien dio el paso al frente fue el vicepresidente Pablo Iglesias. Las urnas dirán si este gesto, interpretado como una vía para salvar a las siglas en la Comunidad de Madrid, tiene los efectos buscados.

Iglesias aspira a entrar en el Gobierno si los votos de Unidas Podemos son necesarios para articular una mayoría progresista. La duda está en qué ocurrirá si no se da este escenario.

En el plano orgánico, el propio Iglesias ha confirmado en campaña que su idea es seguir como líder del partido hasta el próximo congreso, previsto para 2023. Ya anunciado que no presentará su candidatura. 

Más Madrid

La marca autonómica de Íñigo Errejón aspira a mejorar sus 20 escaños cuando el exnúmero dos de Unidas Podemos lideró la candidatura. Ahora, la cabeza de lista es Mónica García, una médica que ha cobrado protagonismo como portavoz durante la pandemia. Algunas encuestas han dibujado mucha cercanía al PSOE, pero ninguna de ellas ha dado por hecho el sorpasso.

Nadie duda de que un buen resultado en Madrid, manteniendo un clara ventaja con Iglesias, podría contribuir al relanzamiento como marca nacional de Más País. 

El factor andaluz

Cuando se celebraron las elecciones catalanas se instaló en la política española la idea de un largo ciclo de estabilidad hasta, al menos, las elecciones andaluzas, previstas, en principio, para diciembre de 2022. Ahora, nadie se atreve a afirmar esto de forma tajante. Es más, los rumores de un adelanto electoral en Andalucía son cada vez más fuertes. Los partidos de izquierda coinciden en que si Juanma Moreno (PP), que gobierna en coalición con Ciudadanos y con el apoyo externo de Vox, ve forma de rentabilizar el tirón de Isabel Díaz Ayuso y el efecto que esto tendría sobre la marca PP, dará el paso. 

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Pero este no es el único elemento a meter en la coctelera. La desaparición de Ciudadanos del mapa político de Madrid o posibles tensiones con la extrema derecha podrían tener también sus efectos en Andalucía y llevar a Moreno a concluir de que ha llegado el momento de disolver el Parlamento andaluz. Este escenario, el de una ruptura con el partido naranja derivada de lo que pueda dar de sí el panorama madrileño, sí podría conducir, según las fuentes conservadoras consultadas por infoLibre, a que Moreno dé el paso. "No es su idea para nada. Quiere que la legislatura sea lo más extensa posible, pero hay elementos que no están en sus mano", cuentan en el PP.

El runrún de un posible adelanto electoral en Andalucía ha calado en las filas socialistas. En Ferraz intentan despejar en debate con un "ahora no toca", pero en el territorio una de las ideas más extendidas es que las primarias se acabarán celebrando antes que el Congreso Federal, previsto para octubre. El calendario marcado por Ferraz es que primero sea ratificado Pedro Sánchez y, después, se proceda las renovaciones o sustituciones de liderazgos en las comunidades autónomas. Pero esto puede cambiar a partir de 4M. De hecho, ya hay distintas agrupaciones andaluzas que ya se han pronunciado a favor, guante que ha recogido el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, al que se considera el favorito del PSOE federal para tomar el relevo de Susana Díaz.

Hasta la fecha, Díaz ha sostenido que las primarias se convocarán cuando haya elecciones en Andalucía

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