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Hispanidad y alquileres

La patria está por las nubes. Glorioso descubrimiento, maravillosos virreinatos, pero la gente no tiene dónde caerse muerta. El fin de semana vino fuerte: al día de la raza le sucedió una manifestación de jóvenes asfixiados por los alquileres. No hay caridad: a los periodistas, gremio siempre a punto del desahucio, les tocó trabajar en domingo.

Vayamos por orden. "Mañana tengo el coñazo del desfile. En fin, un plan apasionante", confesó Rajoy, don Mariano. O tempora, o mores. Uno pensaría que la cabalgata del orgullo nacional no le interesa a nadie, pero TVE hizo casi un 42% de cuota de pantalla. Dos millones de espectadores mirando a la cabra de la Legión y a los alabarderos reales pasados por agua. ¿Los más interesados? Manchegos (yo les dejo el dato, ustedes ya le encontrarán utilidad). De la otra tradición (loas a Cristóbal Colón versus golpes de pecho por los desmanes de la conquista) no tenemos datos de rating. En ABC, Jesús Nieto Jurado intentó zanjar la cuestión. "La Hispanidad", escribe, "fueron tres barcos; Rodrigo de Triana viendo tierra, bailando un fandanguillo y ya, muchos años después, un mallorquín (Rafael Nadal), de tierra donde Fray Junípero, hablando con y sin raqueta, y callando bocas en el mundo". ¡Caramba! Espera, que sigue: "Celebré el sábado que fui la continuación de Grecia y Roma; que no me comí un pavo relleno como una disección festiva; no puse la tele". La columna parece escrita para ser declamada a la luz de un candil, a la verita de una moza casadera, en una taberna llena de poetas tísicos. Es un género… con sus propias reglas. En El Debate, Mariona Gumpert publicó la suya con un título equívoco: "Nada que celebrar". ¡Tiene trampa! Cuenta que estuvo de boda, y que los novios habían escogido la fecha para coincidir con la fiesta nacional. "Todo que celebrar", remata el párrafo. ¡Viva! Luego enhebra la leyenda negra con las virtudes de las persianas y que en México las casas sean de hormigón. "Sólidas. Todo que celebrar". Dos párrafos más abajo nos empareja con los yanquis: ellos siguen construyendo casas de madera aunque se las lleven los tornados, nosotros seguimos votando al PSOE. Eso, por lo que sea, no le parece motivo de celebración.

Uno pensaría que la cabalgata del orgullo nacional no le interesa a nadie, pero TVE hizo casi un 42% de cuota de pantalla

Buscando la contra, encuentro, en elDiario.es, una columna de Violeta Assiego que enumera los mismos argumentos de siempre: que si los americanos no necesitaban ser descubiertos, que si la filfa del hermanamiento, que si el genocidio y el expolio y que hay que pedir perdón. "Colón pudo haberse limitado a señalar cuál era el lugar de aquello que denominó América en el mapa del mundo y dejar en paz a los habitantes de aquellas tierras". Ehm…, ya…, tal. Ahora que parecen haber confirmado que los huesecillos de Sevilla son de don Cristóbal, que los metan en un muñeco parlante y que lo manden a disculparse con quien corresponda (si es que lo encuentran), aunque solo sea para quitarnos la cantinela de encima.

El lunes, queriendo escuchar cómo había combinado los dos asuntillos del fin de semana, me puse el matinal de Herrera en Cope. El locutor, que anticipaba en el editorial de las 8 la sinopsis de la manifestación, recuperaba el tema en la tertulia, tras el caso Koldo, loas a la Guardia Civil y la hipótesis de que Colón no fuese genovés. "¿Te parece que hablemos de vivienda un momento?", preguntaba un colaborador. Corte de audio de un chaval, que dice que "los rentistas son unos parásitos". El locutor, con voz engolada y tono tabernario, replica: "¿Y qué van a hacer, expropiar vivienda?". El colaborador menciona que se está organizando una huelga de inquilinos. El locutor responde: "A medida que vayan diciendo estas cosas, menos vivienda va a haber en alquiler". ¿El casero? Motor de progreso, ¡una ONG! "Lo más normal, cuando te independizas, es que tengas que irte al extrarradio. A mí me consta", seguía don Carlos, "que hay muchos que ni siquiera pueden hacer eso. Ahora, también hay otros que quieren tener la misma vida que tienen con sus mayores, ¡que les ha costado mucho!". Finísimo análisis. Una colaboradora comenta que ella apenas llega a fin de mes. El locutor prosigue: "Bueeenooo, ¿alguien fue a la fiesta nacional, al desfile, al palacio? Yo estaba en una boda". Catapún, chim, pum.

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