ADIÓS AL ÚLTIMO NOBEL EN ESPAÑOL

El letraherido de las dos caras. Gloria y losa del Nobel peruano

¿Cómo Pascual Duarte o La colmena han podido ser escritas por una mente conservadora?, se pregunta Jesús Ruiz Mantilla en su último libro, Franco y yo. Y llega a esta conclusión: comprendí, con el tiempo, la máxima de Milan Kundera: las novelas son más inteligentes que quienes las escriben.

Por esta razón, hace un par de semanas, y a petición propia, le hizo llegar Juan Cruz mi última novela, La península de las casas vacías, a Mario Vargas Llosa. Con el tiempo, he aprendido a separar la obra del autor, aunque respetando siempre una misma condición: no retribuyo ni un solo euro al trabajo de autores que me desagradan, siempre que estén vivos. Así, desde las declaraciones de Lars von Trier sobre Hitler, veo sus películas en Internet y no en el cine, y eché un vistazo a las nuevas obras de Houellebecq o de Mario en las bibliotecas para no tener que adquirir los ejemplares, por mucho que me sedujeran.

Una parte de mí deseaba que Mario leyera el libro, ya que La fiesta del chivo me influenció mucho en la construcción de mi Península, de cara a montar desacomplejadamente una novela con gran profusión de datos históricos, crudos y reales; pero también quería que no lo hiciera, porque una frase suya habría sido gloria y losa. Gloria por saber que podría bucear en mi Macondo íbera uno de los pocos hispanos que se encuentra traducido en la prestigiosa biblioteca francesa de La Pléiade; y losa porque su nombre, políticamente, venía unido, desde hace ya décadas, a personajes que siguen aplicando algo que él siempre repudió: el populismo.

Porque Ayuso, antes que muchos calificativos que la persiguen, es aire: es una marioneta, una burbuja que habla y que, si explotara, mostraría el vacío total. No alcanzo a pensar en ningún otro gobernante más superfluo y vacío que ella, y Mario la respaldó. ¿Y qué le llevó a estrechar afectos con Aznar, quien tanto daño provocó a este país? Creo que el peruano se olvidó del pueblo llano español, que se movió solo entre las estatuas preciosas de la Gran Vía y poco en Carabanchel.

Por todo esto, en mi próxima novela, donde es personaje, lo describo así: un escritor confundido que decide operarse para cambiarse el corazón del lado izquierdo al derecho.

Te seguiré leyendo, Mario, porque tus libros están entre los mejores escritos nunca. Pero, por mucho que te respete y que alabe tu obra, no me acercaré a tu tumba a charlar contigo

Te seguiré leyendo, Mario, porque tus libros —curiosamente aquellos que ideaste el siglo pasado— están entre los mejores escritos nunca, sobre todo Conversación en La Catedral, La guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo y La ciudad y los perros, pero, por mucho que te respete y que alabe tu obra, no me acercaré a tu tumba a charlar contigo —vaya que me encuentre allí con gente innoble y espuria. 

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David Uclés es escritor, autor de la novela 'La península de las casas vacías'.

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