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Enrique Dussel (II): política de la liberación
El reciente fallecimiento en la ciudad de México del intelectual latinoamericano Enrique Dussel, nacido en Mendoza (Argentina) en 1934, deja un profundo vacío en dos campos en los que fue pionero y uno de sus principales y más creativos cultivadores durante la segunda mitad del siglo XX y las dos décadas del XXI: la teología y la filosofía de la liberación. En ambas disciplinas cultivó dos temas en los que deja una huella imborrable por el rigor, la profundidad, la originalidad y la apertura de nuevos horizontes en su tratamiento: la ética y la política. De la ética de la liberación en la era de la globalización y la exclusión me ocupé recientemente (infoLibre, 12 de noviembre).
En este artículo voy a referirme a la Política de la liberación. I. Historia mundial crítica (Editorial Trotta, 2007), que considero una obra magna por su rigor argumental y documental. El objetivo confesado del libro no puede ser más ambicioso: escribir la historia de los pueblos, verdaderos actores políticos, y analizar la filosofía política que les ha inspirado, desde los orígenes de la humanidad hasta nuestros días, pero con una lectura peculiar, que empieza por de-construir los marcos que la limitan: ocho, en concreto:
- el helenocentrismo, es decir, la idea de que las filosofías políticas comienzan en Grecia;
- el occidentalismo, que no reconoce la importancia del Imperio bizantino para los inicios de la Modernidad;
- el eurocentrismo, que olvida freudianamente o desprecia olímpicamente los logros políticos de otras culturas distintas de la europea (China, Indostán, los reinos aztecas, mayas e incas, islam…);
- el orientalismo despectivo, heredero del eurocentrismo;
- la periodización de la historia según los criterios europeos, por cierto, arbitrarios y nada científicos;
- el secularismo, que plantea de manera inadecuada el nacimiento y desarrollo de la secularización;
- el colonialismo teórico de los países de la periferia, que desemboca en una filosofía política colonizada.
Como latinoamericano que es, Dussel cita un octavo marco limitador de la historia política mundial: la exclusión de América Latina de la Modernidad desde sus orígenes, cuando el continente latinoamericano ha sido, en realidad, uno de los principales protagonistas de la política, la cultura y la economía del mundo moderno. En este punto, Dussel es contundente: “los filósofos españoles y portugueses y los grandes pensadores latinoamericanos del siglo XVI deberían ser considerados el inicio de la filosofía de la Modernidad”.
La historia juzgará a las filosofías políticas del siglo XXI, en último término, por el grado de articulación del pensar filosófico con la praxis de liberación del pueblo explotado
De ello deja constancia en dos excelentes capítulos que dedica a la “primera Modernidad temprana”: la Cristiandad hispanoamericana (1492-1510) y la Cristiandad lusitana ante la alteridad del esclavo africano. Vuelve a ocuparse de la centralidad de América Latina en el capítulo final, donde analiza cinco periodos de la política latinoamericana, que van de finales del siglo XVII hasta el primer tercio del siglo XX; el populismo latinoamericano, la década política argentina de 1966 a 1976 y el giro descolonizador desde el pueblo en busca de la “segunda emancipación” con un estudio de los precursores como el intelectual José Martí (1953-1895) y el peruano Josè Carlos Mariátegui (1894-1930), la revolución cubana, la Unidad Popular de Allende y las revoluciones sandinista y zapatista.
Dussel supera airosamente los límites citados y logra escribir una historia política de la liberación. Comienza por el arqueosistema y los primeros sistemas políticos en Mesopotamia, Egipto y Mesoamérica. Sigue con la política clásica china, la india, la iraní, la griega y la romana. Continúa con la rebelión de las víctimas y la lenta invención del Estado secular en el judaísmo, el cristianismo, el islam, etc.
Avanza por la “Modernidad temprana” antes citada y por el discurso político en la “Modernidad madura” con la filosofía política anglosajona de Hume, la economía política de Adam Smith, la de-construcción de la Modernidad de Rousseau y la política en la Ilustración alemana con Kant, Schelling, Hegel y Marx. Termina con el análisis de algunos temas para una historia de la política en América Latina.
Dussel sigue en esta obra una de las principales claves hermenéuticas de la Teología de la Liberación: las víctimas, los pueblos colonizados por la modernidad y los nuevos movimientos populares como lugar epistemológico. Desde ese lugar re-escribe la historia de los pueblos, compaginando lo global y lo local en una síntesis armónica. El autor abre, así, un nuevo horizonte mundial poscolonial, crítico y autoconsciente, que desarrolla en Política de la Liberación. II. La arquitectónica (Editorial Trotta, 2009).
Dussel cree que fijando nuestra mirada en el ‘lugar de emancipación’, por ejemplo, el Foro Social Mundial, hay que superar la ‘razón indolente’ (B. de Sousa Santos), es decir, la filosofía política perezosa que solo transita por los caminos trillados. La historia juzgará a las filosofías políticas del siglo XXI, en último término, por el grado de articulación del pensar filosófico con la praxis de liberación del pueblo explotado, empobrecido, excluido, mayoritario latinoamericano que se encamina a su Segunda Emancipación. Ahora bien, ¿Quién puede instaurar una política de justicia? Solo pueden hacerlo, responde Dussel, quienes pueden desear la libertad y la liberación del Otro, que son las personas vulnerabilizadas, las clases y los sectores explotados y los pueblos oprimidos, pero desde ellos y no desde la totalidad.
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Juan José Tamayo es teólogo de la liberación y autor de Teologías del Sur. El giro descolonizador (Editorial Trotta).
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