9J | ELECCIONES EUROPEAS

El PP teme un empate mientras el PSOE ve posible un “zurdazo”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el expresidente José Luis Rodríguez, durante el acto de cierre de campaña del PSOE para las elecciones europeas celebrado este viernes en Fuenlabrada.

El 9J supone el cierre del ansioso y extenuante ciclo electoral que ha vivido España desde las municipales y autonómicas del 28 de mayo del año pasado. A las que siguieron las generales adelantadas, las gallegas, las vascas y las catalanas. Y las europeas son ese supuesto punto y final, pero con una lectura nacional y con los partidos inmersos en los temas domésticos frente a los grandes asuntos continentales. Los políticos ya no pueden pedir el voto desde la noche del viernes, se acabaron los mítines, es la hora de los ciudadanos.

El PP, todavía en shock por no haber logrado llegar a La Moncloa tras el 23J, quiso desde el primer momento convertir estos comicios en una segunda vuelta de las generales y en un plebiscito sobre Pedro Sánchez. Lo tenía todo diseñado desde principios de año, con la ley de amnistía como principal arma arrojadiza. Los sondeos les daban hasta diez puntos de diferencia hace apenas dos meses… pero la realidad de la España que va a votar este domingo es muy diferente a lo que creyeron los demoscópicos de Génova 13.

Los últimos sondeos reflejan que hay un empate técnico entre los populares y los socialistas. Una sensación que dominó el cierre de la campaña el viernes por la noche. Este miércoles el propio Feijóo dijo de los socialistas: “Ya solo les queda el empate para decir que todos somos iguales y para decir que todo sigue igual y que ellos son, incluso, los que han ganado y para decirles a los españoles que les demos la razón a pesar de sus desmanes". En Ferraz acarician esa soñada remontada y ven posible que el espíritu del 23J impregne este 9J especialmente por la activación de su electorado ante la alianza que se cierne en Europa entre conservadores y extrema derecha. El blanqueamiento que hacen Ursula Von der Leyen y Alberto Núñez Feijóo de Giorgia Meloni y de Vox sirve de acicate al socialismo para atraer a sus votantes a los colegios. Ese “no pasarán” que funcionó en las generales tras aprender los errores de estrategia del 28M.

Y los últimos días han estado marcados principalmente por la citación por parte del juez Peinado como investigada de la esposa del presidente, Begoña Gómez. Un auténtico terremoto político que, al contrario de lo que pensaba el PP, puede suponer un revulsivo en las urnas para Sánchez frente a la “burda” estrategia de la derecha, según confiesan en Ferraz y en La Moncloa. El electorado progresista puede levantarse ante los movimientos como el anuncio de una reunión del Consejo General del Poder Judicial de hacer una reunión extraordinaria sobre este asunto o la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de permitir una convocatoria frente a la sede del PSOE durante la jornada de reflexión con la excusa de rezar el rosario.

Del abismo en los sondeos al empate

En el PSOE dicen que su electorado está activado y que están en empate con los populares. Y ven posible que se produzca un “zurdazo”, lo que, a su entender, además servirá para demostrar que es falso el concepto del PP de cambio de ciclo y que el apoyo sigue siendo alto para el presidente tras seis años al frente de La Moncloa frente a la imagen que tratan de vender las derechas. Durante la campaña también Pedro Sánchez ha dado especial protagonismo al reconocimiento de Palestina como Estado (hay una parte del electorado popular descontenta con el apoyo a Israel) y al choque con el argentino Javier Milei. "Vamos a ganar, no aprenden", clamó el líder del PSOE ante un enfervorecido pabellón en Fuenlabrada: "Tengo unas ganas de que llegue el domingo y darme el gustazo de ganar a Feijóo y Abascal. Estoy contando las horas". ¡"Quien pueda votar que vote!", arengó.

Alberto Núñez Feijóo llega a este 9 de junio con las expectativas contrarias a las que pensaba hace unas semanas. Su campaña tropezó principalmente con sus declaraciones abriendo la puerta a una posible moción de censura contra Pedro Sánchez en la que tendría que contar con los votos de Carles Puigdemont, una contradicción absoluta después de meses haciendo de Junts y la amnistía su principal argumento contra el Gobierno de coalición. Este movimiento ha provocado revuelo interno en un momento en el que hay fuga de votos hacia Santiago Abascal, según remarcan los sondeos.

La gran pregunta es qué le vale ahora al PP para intentar vender un triunfo si logra superar en votos al PSOE. Un triunfo con un par de puntos más o uno o dos diputados se quedará corto para buena parte de los populares, que esperaban arrasar y que ven cómo se puede caer en la frustración tras unos meses en los que creían que lo tenían todo a su favor gracias a la amnistía o al caso de Begoña Gómez. Un resultado decepcionante también puede suponer un tambaleo interno sobre el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, que llegó a Madrid como supuesta gran arma electoral y no ha conseguido los grandes objetivos. El conservador en el cierre de la campaña volvió a insistir acusando a Sánchez de "presumir de la presunta corrupción que le acecha".

Feijóo, además, se mueve en un mapa de las derechas y de las ultraderechas que tiene nuevos protagonistas. La candidatura de Se acabó la fiesta, encabezada por el ultra Alvise Pérez, aparece en todas las encuestas con posibilidades de entrar en el Parlamento Europeo, con una tendencia creciente al robarle también votos a Vox. Este tirón ha hecho que suba también el nivel extremo en los discursos en temas como la migración por parte incluso del Partido Popular. Un fenómeno que, además, no se queda sólo en el 9J, ya que el nuevo partido pretende dar el salto al Congreso en las próximas elecciones generales. 

El mapa de la izquierda

El mapa de los partidos a la izquierda también está en juego este domingo y el resultado puede tener consecuencias en el equilibrio de fuerzas. El PSOE trata, por un lado, de robarle votos a partidos como Sumar y Podemos, además de a algunos nacionalistas, pero a la vez necesita que ese bloque no se hunda de cara a la gobernabilidad y estabilidad interna para sustentar a la coalición. Sánchez en el último día de campaña pidió expresamente el voto a las mujeres (el grupo donde se registra la mayor intención de voto para los socialistas), los jóvenes y los trabajadores.

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Sumar es la primera vez que se presenta a las elecciones europeas y supone una prueba de cara a futuras citas. El partido de Yolanda Díaz aparece cuarto en las encuestas, aunque siente el aliento en el cogote por parte Podemos, cuya lista encabeza Irene Montero y que lleva una trayectoria ascendente en los sondeos con la idea de poder dar el sorpaso. Este duelo es de vital importancia dentro del mapa de las izquierdas y el 9J pretende ser para los morados su revitalización después de quedar fuera en los parlamentos de Galicia y Euskadi (en Cataluña no se presentaron). Montero clausuró la campaña en Chueca con estas palabras: "Nuestra lucha es para que la lucha LGTBi represente la mejor tradición democrática de nuestros pueblos, la que no tolera el sufrimiento ajeno, la que quiere la felicidad para la gente".

También se mira especialmente en Sumar el número de escaños que sacarán y especialmente la procedencia de los mismos. Parecen seguros los puestos de Estrella Galán (elección directa de Díaz), de Jaume Asens (por la cuota de los comunes) y Vicent Marzá (por parte de Compromís). Para la formación es esencial que entren también en el Europarlamento Manu Pineda (que viene de IU) y Andre Nieva (la aportación de Más Madrid), porque son dos formaciones troncales para la composición del partido y su futuro. Desde Valencia, Díaz dijo en el cierre: "Este 9J vamos a volverle a dar una lección democrática al PP".

El nacionalismo y el independentismo también se juega mucho durante estas horas europeas. Ahora Repúblicas lleva a ERC en lo más alto y necesita un buen resultado después del batacazo en las catalanas. Por parte de Junts, Toni Comín espera también revalidar su puesto como eurodiputado para seguir teniendo voz y plataforma en Estrasburgo, mientras que el PNV confía en retener su escaño y no perder votos en favor de una opción nacional como pasó durante el 23J.

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