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El Arverjal o cómo dar un pelotazo de 197 millones y pagar a Hacienda el 14% explicado en tres sencillos pasos

Ignacio Mencos Valdés, administrador de El Arverjal.

A principios de 2017, el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (PP), aseguró en el Congreso que para mantener la “cohesión social” era necesario que las grandes empresas realizasen una mayor contribución a las arcas del Estado con el impuesto de sociedades (IS). Aunque el tipo nominal en este tributo se situaba en el 25%, el tipo efectivo (el que realmente se paga) había estado en 2015 en el 7,6%. Un porcentaje muy por debajo del que abonaban las pequeñas y medianas empresas, que era del 18%, y también los trabajadores a través del IRPF, que ascendió aquel año al 17,5% de media. Una situación que no era novedosa, sino que se venía repitiendo año tras año. Las razones para ello son diversas, desde que las grandes empresas pueden contratar a fiscalistas expertos en eso que llaman “optimización fiscal” hasta que la normativa del IS contempla toda una serie de exenciones y deducciones de las que se benefician sobre todo las grandes empresas.

Un ejemplo de manual es lo ocurrido con El Arverjal SL, la sociedad de Micaela Valdés Ozores que dio en 2003 y 2004 un pelotazo de 197 millones de euros con unos terrenos que tenía en Guadalajara. Micaela Valdés es la tía política de Esperanza Aguire (su hermana Beatriz era la suegra de la dirigente del PP). Pese a que el tipo nominal del Impuesto de Sociedades en aquellos años era del 35%, El Arverjal pagó a Hacienda efectivamente menos del 14%.

Una parte del dinero que ingresó El Arverjal salió inmediatamente con destino a dos sociedades de Luxemburgo, tal y como desvela infoLibre en uno de los reportajes del proyecto OpenLux. Esas inversiones en el Gran Ducado sirvieron también a la empresa de Micaela Valdés para pagar menos impuestos en España [puedes leer aquí dicha información y aquí tienes el dossier con las entregas anteriores de OpenLux].

Este periódico ha pedido a dos expertos fiscales que analicen las cuentas de la sociedad de Micaela Valdés entre 1998 y 2019. Su conclusión es que muestran cómo determinadas empresas “van enlazando una tras otra exenciones y deducciones para no tributar, que están en la ley, pero que se aplican de forma que constituyen un claro abuso de la norma”. Tres operaciones concretas, que veremos más adelante, plantean a los expertos dudas legales.

A preguntas de infoLibre, Ignacio Mencos Valdés, administrador de El Arverjal e hijo de Micaela Valdés, se limitó a decir que todas las actuaciones de la empresa se hicieron siempre “dentro de la legalidad” y que emprenderá acciones legales contra quien le acuse de la comisión de defraudar a la Hacienda pública española.

A continuación se analizan las principales actuaciones tributarias llevadas a cabo por El Arverjal para dejar el IS en un tipo efectivo por debajo del 14%.

1. El dinero de la expropiación

El Gobierno de Aznar, precisamente en la época en que Aguirre era ministra de Cultura, decidió que el AVE no podía parar en Guadalajara ciudad y eligió en su lugar un páramo a 13 kilómetros, en un pueblo de poco más de 200 habitantes llamado Yebes. Allí tenía varios millones de metros cuadrados de suelo rústico Micaela Valdés, que los había recibido en herencia y figuraban a nombre de El Arverjal.

Cronológicamente, lo primero que se produjo fue la expropiación de los terrenos de El Arverjal donde se iba a construir la estación del AVE de Yebes. El justiprecio por la expropiación ascendió a 1.515.016 euros (252 millones de pesetas de la época), que fueron pagados por el Gobierno en 1999.

Pero El Arverjal no tuvo que incluir ese dinero en el IS de aquel año. Primero se acogió a la “exención por reinversión de beneficios extraordinarios”. Esa reinversión consistía en una construcción, que no se detalla en las cuentas de la empresa, pero sí que su “puesta a disposición” se produjo en el año 2002. Entonces, integró la renta –los 1,51 millones de euros– por el método recogido en el art. 34.1.b) del Reglamento de Impuesto de Sociedades vigente, “esto es, a través de la amortización del elemento patrimonial en el que se ha materializado la reinversión”.

¿Qué significa esto? Pues muy sencillo, que en 2002 incluyó en la renta 29.037 euros y que desde entonces va incorporando cada año 30.300 euros. Y así seguirá hasta el 2051, ya que la construcción se puede amortizar en 50 años.

En otras palabras: dinero que El Arverjal ingresó en su caja en 1999, lo incorporará a su declaración del IS medio siglo después.

Además de disfrutar de dinero sin tributar durante décadas, la sociedad se está beneficiando de otras dos circunstancias. La primera es obvia: el valor de compra de un euro en 2002 nada tiene que ver con el que tendrá ese mismo euro en 2051. La segunda es que el tipo nominal del IS ha bajado de forma considerable desde hace dos décadas, y ahora está en el 25%. Así que los 30.300 euros que El Arverjal incorpore a su IS de 2021, tributarán mucho menos que cuando obtuvo el ingreso y el tipo era del 35%.

Cuentas de 2019 de El Arverjal, donde costa que ese año incorporó a su renta 30.300 euros procedentes de una expropiación que se produjo en 1999.

2. La aportación de la finca a una filial de reyal

El proyecto con los terrenos de El Arverjal incluía levantar una nueva ciudad junto a la estación del AVE, que se denominó Valdeluz, planificada para acoger hasta 34.000 personas, aprovechando que el viaje en alta velocidad hasta Madrid se podría hacer en poco más de 25 minutos. Todo ello en un momento en que el precio de la vivienda en Madrid crecía desbocado en pleno boom inmobiliario.

El Ayuntamiento de Yebes, en manos entonces del PP, recalificó los terrenos de El Arverjal en 2001. Y la Junta de Castilla-La Mancha, gobernada por José Bono (PSOE), dio el visto bueno al proyecto al año siguiente. De levantar Valdeluz se encargaría Construcciones Reyal, cuyo principal propietario era por cierto Rafael Santamaría, uno de los mejores amigos de Bono.

En definitiva, Reyal tenía que adquirir los terrenos ya recalificados de El Arverjal para levantar allí Valdeluz. Pero en vez de una compraventa de la finca realizaron una operación más compleja, para lo que utilizaron una filial de la constructora denominada Las Dehesas de Guadalajara SL, constituida el 16 de febrero de 2001.

El 10 de mayo de 2002, El Arverjal suscribió una ampliación de capital de Las Dehesas de Guadalajara SL por importe de 43,12 millones de euros, mediante la aportación de la finca en Yebes donde se iba a construir Valdeluz. Y a cambio de transmitir la propiedad de los terrenos recibió el 49% del capital de Las Dehesas de Guadalajara.

De nuevo, tal y como explica El Arverjal en sus cuentas del año 2002, se acogió a una exención para no tributar en el IS por la transmisión de la finca a Las Dehesas de Guadalajara: “Esta aportación no dineraria se ha acogido al régimen especial establecido en la Ley del Impuesto de Sociedades para las fusiones, escisiones, aportación de activos y canje de valores previsto en el Capítulo VIII de dicha ley”.

Pero la empresa de Micaela Valdés en absoluto pensaba dedicarse a la promoción inmobiliaria en Valdeluz. Así que se deshizo rápidamente del 49% del capital que tenía en Las Dehesas de Guadalajara. En 2003 le vendió a Reyal acciones por un precio total de 168.374.535 euros y al año siguiente por 32.096.808 euros.

En resumen, El Arverjal no vendió directamente la finca a Reyal, sino que realizó esa operación en dos partes: en 2002 aportó los terrenos a una filial de la constructora a cambio de un paquete de acciones valorado en 43,12 millones, y en 2003 y 2004 le vendió esas acciones a Reyal por un total de 200,47 millones.

Ambas partes pactaron que el pago de los 200,47 millones se haría entre 2003 y 2006. En concreto, El Arverjal se embolsó 9,5 millones en 2003, 38,8 millones en 2004, 49,5 millones en 2005 y 102,6 millones en 2006.

En esta operación, los expertos fiscales consultados por infoLibre coinciden en destacar dos cuestiones. La primera es que El Arverjal valorase en 2002 la finca en 43,12 millones (al aportarla a la filial de Reyal), pero que en 2003 y 2004 ingresara por ella 200,47 millones (al vender las participaciones de dicha filial). “La diferencia es abismal y el valor de mercado de los terrenos no pudo multiplicarse por 4,6 en un año. Para llegar a una conclusión fehaciente habría que analizar todos los documentos de las diferentes transacciones, pero con lo que figura en las cuentas de las sociedades implicadas es evidente que las cifras no cuadran”, destacan.

El segundo asunto problemático es la exención por reinversión aplicada por El Arverjal. “También en este caso habría que ver los documentos para alcanzar una conclusión firme, pero la normativa del IS establecía que los elementos patrimoniales objeto de la operación debían permanecer en el patrimonio del sujeto pasivo al menos siete años, algo que no parece haber ocurrido”.

Cuentas de 2002 de Las Dehesas de Guadalajara, donde costa que los terrenos aportados por El Arverjal se valoraron en 43,12 millones.

3. las deducciones por reinversión de los 200 millones

En 2003 y 2004, El Arverjal se anotó como “beneficios en enajenación de inmovilizado” un total de 200,75 millones. La práctica totalidad correspondía a la finca de Yebes. Antes de que su suelo rústico fuese recalificado como urbano, todos los bienes de la empresa estaban valorados en 3,21 millones de euros, así que el beneficio mínimo atribuible a la operación relacionada con el AVE es de 197 millones.

Los más de 200 millones que ingresó El Arverjal entre 2003 y 2006, según figura en sus cuentas de esos ejercicios, fueron “reinvertidos por la entidad por medio de la adquisición de acciones y participaciones sociales representativas del capital de sociedades mercantiles en porcentajes superiores al 5%, así como por medio de la adquisición de otros elementos del inmovilizado material”. Y, por tanto, se acogió a la deducción por reinversión de beneficios extraordinarios contemplada en la ley.

En esos cuatro años, El Arverjal adquirió acciones hasta en 18 sociedades diferentes. A las que más dinero destinó fueron Valmenta Simcav (85 millones), Valmenta Inversiones SCR (49,9 millones) y Eprec SA (25 millones). Esta última era una sociedad de Luxemburgo. En el listado de inversiones también aparece otra compañía radicada en el Gran Ducado, el fondo DB Real Estate Iberian Value Added I SA SICAR, creado por Deutsche Bank y al que El Arverjal declaraba haber aportado 5,01 millones de euros en 2006 (en años posteriores la inversión llegaría hasta 6,75 millones).

En definitiva, la empresa de Micaela Valdés envió a dos sociedades de Luxemburgo una parte del dinero conseguido gracias al pelotazo en Valdeluz (30,01 millones a finales de 2006), y esa inversión le sirvió al mismo tiempo para pagar menos por el impuesto de sociedades en España.

El caso de Eprec plantea la tercera cuestión problemática en las cuentas de El Arverjal. En 2006, al detallar el importe de la renta acogida a la deducción por reinversión, se atribuyen 25 millones a la sociedad luxemburguesa. En ese momento, el capital de Eprec era de 45 millones, que estaba suscrito pero solo parcialmente desembolsado. De hecho, en 2015, los socios de la compañía decidieron cancelar 16,5 millones de capital que estaban pendientes de aportar. Así que el capital máximo desembolsado que ha tenido Eprec es de 28,4 millones, del que el 50% pertenecía en 2015 a El Arverjal.

Es decir, El Arverjal se acogió a deducciones en 2006 por una inversión de 25 millones en Eprec, pero en realidad su aportación al capital de esta compañía no superó los 14,2 millones. Los expertos fiscales consultados por infoLibre indicaron que El Arverjal, al producirse en 2015 la cancelación de capital en Eprec, tenía que haber hecho un ajuste fiscal en su declaración del IS. Algo que no consta en las cuentas de la compañía. Ignacio Mencos, por su parte, se ha negado a aclarar este asunto.

Cuentas de 2006 de El Arverjal, donde constan las inversiones en dos sociedades de Luxemburgo que le sirvieron para pagar menos impuestos en España.

4. El tipo efectivo pagado por El Arverjal

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El análisis de la memoria que acompaña a las cuentas anuales presentadas por El Arverjal en el Registro Mercantil permite comprobar cuánto pagó realmente entre 2003 y 2006 por el Impuesto de Sociedades. La respuesta es que abonó en total 27,5 millones de euros (1,17 en 2003, 4,92 en 2004, 6,85 en 2005 y 14,63 en 2006).

En esos cuatro años declaró en total unos beneficios antes de impuestos de 210,7 millones. Al menos 197 millones corresponden directamente al pelotazo con los terrenos de Guadalajara. En relación con esta última cantidad, los 27,5 millones abonados en el IS supondrían un 13,9%. En realidad, lo correcto es hacer ese cálculo respecto al resultado total antes de impuestos, en cuyo caso la cifra baja al 13,0%. Todo ello en unos años donde el tipo nominal era del 35%.

Los ministros de Hacienda sin duda saben que en la normativa del Impuesto de Sociedades existen múltiples exenciones y deducciones, de las que se pueden aprovechar sobre todo las grandes empresas. Así que no dejan de ser sorprendentes declaraciones como aquellas de Montoro en 2017, pidiéndoles que contribuyan más. Como si lograr eso no estuviera en manos del Gobierno, por la sencilla vía de eliminar dichas exenciones y deducciones. Ninguno lo ha hecho.

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