Tendencias electorales
Aumenta la desaconfianza hacia Feijóo, que sigue perdiendo apoyo entre sus propios votantes
La caída de Alberto Núñez Feijóo en las preferencias de los ciudadanos españoles ha comenzando a perder velocidad, pero sigue siendo sostenida y de momento no ha tocado suelo, según se desprende del análisis de la letra pequeña de los datos recogidos por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en los bárometros publicados desde el mes de abril. A pesar de ello, el estudio de la opinión pública española correspondiente a los últimos meses —diciembre y enero— incluye buenas noticias para el Partido Popular: recupera posiciones entre los votantes que se declaran de centro y han conseguido volver a atraer a votantes socialistas.
Los ciudadanos españoles se fían cada vez menos de Feijóo. La confianza que muchos depositaron en él cuando se hizo cargo de las riendas del PP el pasado mes de abril y la fama de supuesto buen gestor en Galicia con la que la mayor parte de la prensa le presentó en Madrid se reflejaron inmediatamente en los datos del CIS.
Cuando sustituyó a Pablo Casado, Feijóo inspiraba “mucha” o “bastante confianza” casi al 40% de los españoles. Un cifra extraordinaria resultado de las expectativas puestas en su capital político a año y medio de las elecciones generales. Ese porcentaje, sin embargo, no ha hecho más que descender. Se mantuvo en torno al 35% en los meses de verano, justo después de la victoria en las elecciones andaluzas, pero en septiembre se desplomó al 28,4%. Desde entonces, aunque a ritmo lento, sigue bajando. El último barómetro publicado, correspondiente al mes de enero, concluye que sólo un 26,4% de los electores le tienen “mucha” o “bastante confianza”.
Esta tendencia se puede observar también entre quienes no se fían del líder del PP. En abril, cuando llegó a la calle Génova, eran un 55,4% de los electores. Ese porcentaje ha ido creciendo de manera constante y la última vez que el CIS preguntó en su barómetro mensual, el pasado enero, ya estaba en el 71,2%.
Si la tendencia en el indicador de confianza de los ciudadanos no es buena, lo mismo ocurre con la evolución de la opinión que los votantes del PP tienen de Feijóo. El líder del partido empezó con cifras relativamente bajas (menos del 60% de los votantes del PP en 2019 declaraban en abril que les gustaría que fuese presidente), pero enseguida convenció a los suyos: en junio alcanzó el 66,5% y en julio, seguramente impulsado por el viento de cola de las elecciones andaluzas, registró un extraordinario 71,3%.
Sin embargo, ese fue su techo. Desde entonces retrocede mes tras mes en las preferencias de los votantes del PP, especialmente desde noviembre, cuando volvió a caer por debajo del 60%. La tendencia es a la baja y en enero ya estaba en el 57%, por debajo del porcentaje que tenía cuando sustituyó a Casado.
Lo que sí parece haberse frenado es la progresiva pérdida de apoyo que Feijóo estaba teniendo entre los votantes de Vox. Hasta un 28,5% de quienes en 2019 eligieron la papeleta de la extrema derecha se mostraban en julio partidarios de que Feijóo fuese presidente. Ese porcentaje se mueve desde octubre en torno al 20%, pero no parece que vaya a retroceder más. Habrá que ver cómo reaccionan estos votantes a la actitud del líder del PP cuando se vote la segunda moción de censura que promueve Vox en lo que va de legislatura.
Las noticias para el PP, sin embargo, no son malas en otros indicadores cuya evolución explica que, perdido el empuje inicial del efecto Feijóo, los estrategas de campaña del PP estén obsesionados con atraer voto de la zona templada del PSOE. Aquellos que, según Génova, están más incómodos con decisiones como la reforma del Código Penal para reformar los delitos de sedición y de malversación. O quienes, en especial las mujeres, menos comprensión muestran con los efectos indeseados que ha causado la aprobación de la llamada ley del sólo sí es sí, en particular las rebajas de penas aprobadas en algunos casos por los jueces y que están beneficiando a personas condenadas por delitos sexuales.
Los encuestados por el CIS que votaron al PSOE en 2019 y que ahora dicen que les gustaría que Feijóo fuese presidente llegaron a representar casi un 6% en el mes de julio, pero la estrategia de los socialistas de confrontación directa con el líder conservador consiguió reducir ese porcentaje hasta un 3,7% en noviembre.
Esa tendencia, sin embargo, ha cambiado en diciembre y enero, coincidiendo con la decisión del PP de abrir la guerra cultural con el PSOE aprovechando la reforma del Código Penal y la ley del sólo sí es sí. El resultado es que los votantes del PSOE que quieren ver a Feijoo en la Moncloa crecieron en diciembre (4,4%) y se situaron en enero en un 4%. Habrá que esperar a los barómetros de febrero y marzo para saber si ha habido un estancamiento o un cambio de tendencia. En el PP aseguran que sus datos son mucho mejores y que este porcentaje estaría a día de hoy entre el 11 y el 12%.
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Del mismo modo, el porcentaje de personas que votaron al PSOE en 2019 y que ahora dicen que votarían al PP si hubiera elecciones generales está creciendo desde noviembre. Entonces era un 4,8% y ahora es del 7%. La tendencia a la baja que se había iniciado en julio parece haberse invertido.
Con todo, el dato que más gusta en el PP es el que muestra cómo ha crecido la expectativa de voto del partido entre los votantes que se declaran de centro (el 5 en la escala ideológica del 1 al 10), que es además la más numerosa. Aquí los del Feijóo están en su mejor momento desde el cambio de liderazgo en abril de 2022: las cifras de enero reflejan que tienen el apoyo del 27% de los votantes de esta codiciada franja ideológica, que tradicionalmente se disputa con el PSOE y que suele decidir las elecciones. El PSOE, en cambio, está en el 16,9%, uno de sus peores porcentajes del último año.
Donde la distancia entre PP y PSOE parece mantenerse es en la comparación entre los ciudadanos que prefieren a Pedro Sánchez como presidente y los que eligen a Alberto Núñez Feijóo. El socialista sigue ganando con un 22,3% frente al 16,4% que consigue el candidato del PP. Pero la diferencia entre ambos se mantiene casi sin variaciones en los últimos meses.