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Espionaje a políticos y empresarios

El BBVA pagó a Villarejo 1,17 millones con dos facturas opacas en las que ni siquiera figura la empresa con que el comisario cobró por espiar

La Vela, edificio BBVA en Madrid

Dos facturas opacas que ocultaron el verdadero nombre de la empresa que las emitía así como su identificación fiscal – el CIF/NIF– y aparentaron haber sido presentadas por lo que en realidad es solo una marca comercial sin actividad mercantil propia reportaron en 2010 al comisario Villarejo 1,17 millones pagados por el BBVA. Esa cuantía –1.171.600 euros en cifras exactas– la percibió a cambio de los servicios de investigación privada de aquel año. En este caso, las dos facturas se correspondían oficialmente con  sendos contratos para “rastreo y detección” de bienes de dos empresarios del sector inmobiliario que mantenían grandes deudas con el banco: Fernando Martín, entonces dueño de la luego ruinosa Martinsa; y Luis Portillo, que era presidente de Colonial. 

La entidad financiera ha confirmado a este periódico que ambas facturas –emitidas como si los servicios los hubiese prestado un ente denominado V&V Development– fueron contabilizadas y pagadas a nombre de Cenyt SL, acrónimo de Club Exclusivo de Negocios y Transacciones SL. Pero el banco elude explicar por qué aceptó que ni la denominación social de Cenyt SL ni su ‘DNI tributario’ –tampoco su domicilio fiscal– figurasen no ya en el encabezamiento sino ni siquiera en una línea a pie de página de dos facturas cuyo importe conjunto superó el millón de euros. 

Esa fórmula, la de reservar la letra pequeña de la factura para plasmar el nombre, CIF/NIF y dirección de su verdadero emisor –Cenyt SL–, había sido utilizada en las cuatro facturas repartidas entre diciembre de 2004 y el 1 de marzo de 2005, relativas al espionaje para abortar el desembarco de la inmobiliaria Sacyr en el accionariado del BBVA y en cuyo encabezamiento también figuraba V&V Development. En realidad, esa vistosa denominación en inglés que incluye dos letras V, la misma con la que comienza el apellido Villarejo, es solo una marca registrada por el grupo empresarial del policía y así se hacía constar en la citada letra pequeña. V&V Development no puede, por tanto, firmar contratos ni emitir facturas. 

En 2010, todo lo que cobró Cenyt le llegó gracias a las dos facturas opacas citadas. Los ingresos habían de producirse en una cuenta bancaria, abierta también en el BBVA pero distinta a la que utilizaba hasta entonces, y así lo acreditan los cuatro primeros dígitos de su numeración. A cualquier observador ajeno a la operativa pactada con Villarejo, el hecho de que se tratase de una nueva cuenta habría dificultado aún más o impedido inferir que su auténtico emisor era una empresa que ya prestaba servicios al banco: Cenyt SL.

A partir de febrero de 2010, el camuflaje de V&V Development no volvió a repetirse: fue Cenyt SL la que constó en las restantes 32 facturas libradas contra el BBVA, la última de ellas datada el 12 de diciembre de 2017, cuando el comisario llevaba ya un mes en prisión preventiva acusado de graves delitos de corrupción y extorsión. En esas 32 facturas, quedó visible de manera clara que era Cenyt la que facturaba: la factura iba a su nombre, quedó anotado su identificador fiscal (el que se sigue conociendo como CIF, que es lo mismo que el NIF) y su domicilio social. ¿Ocurrió algo en 2010 que llevó a Villarejo a camuflar el nombre de Cenyt SL? Este periódico lo ignora. En total,  Villarejo cobró del BBVA 10,28 millones entre 2004 y 2017.

V&V, "dirigida y coordinada por miembros de la Seguridad del Estado"

Remitidas en noviembre a la Audiencia Nacional por la CNMV dentro de un importante lote de documentación e incorporadas al sumario, las dos facturas de 2020 aparecen encabezadas por "VV Development” con un cuerpo de texto muy superior al resto. En realidad, su denominación oficial es V&V Development, dado que incluye el signo que representa la conjunción “y”.  La CNMV recibió del BBVA los contratos y facturas abonadas a Villarejo que el banco afirmaba haber encontrado pero necesitó para lograrlo hacer dos requerimientos y no solo uno.

En el primer requerimiento, lanzado en octubre de 2018, la entidad que aún presidía Francisco González remitió al organismo supervisor una escueta lista de los pagos hechos a partir de 2013 y sin detallar el número de facturas satisfechas en cada ejercicio. Cuando en enero de 2019 vieron la luz noticias sobre el espionaje a políticos como el socialista Miguel Sebastián dentro de la Operación Trampa, esto es, la destinada a impedir que Sacyr se hiciese con el control de la segunda entidad financiera del país, la CNMV mandó un segundo escrito al BBVA para que se lo suministrase todo. Quería "verificar si pudiesen haberse suministrado a esta Comisión datos inexactos o no veraces u omitido aspectos o datos relevantes". Las facturas de 2010, como las de 2004 y 2005 vinculadas a la Operación Trampa, no aparecían en la primera tanda de documentos. En la segunda, ya sí.

Entre marzo de 2005 y febrero de 2010 el banco asegura no haber localizado ninguna factura pero sí su “reflejo en los sistemas informáticos” sobre la contabilización de los pagos efectuados a Villarejo. Las facturas que sí conservaba la entidad –todas ellas muestran la marca de las anillas de un archivador clásico– más los pantallazos muestran que la contabilización de esos trabajos y su pago se interrumpen en mayo de 2007 y no regresan hasta febrero de 2010. Y es en esa fecha donde V&V Development alcanza su máximo protagonismo a tenor de los hechos.

El informe donde en noviembre la Fiscalía pidió al juez que citase como imputado al expresidente del BBVA, Francisco González, conocido como FG en el mundo financiero, habla de manera expresa sobre V&V Development. Y la sitúa en el epicentro de su razonamiento sobre por qué Anticorrupción considera que los contratos con Villarejo tuvieron desde el inicio una "naturaleza ilícita" que ya en diciembre de 2004 "sería conocida por BBVA".

El informe dice lo que se transcribe a continuación: "Desde el primer contrato con Cenyt del 2 de diciembre de 2004 ya sería conocida por BBVA la naturaleza ilícita de todas las contrataciones, ya que en el documento "V&V Developments" que se adjuntaba a ese contrato y a los de 3 de enero de 2005, 5 de febrero de 2010, 14 de marzo de 2011, 12 de febrero de 2012, y 17 de febrero de 2014 como carta de presentación de las actividades de dicha marca, se dejaba constancia de que: "V&V Developments es la división de inteligencia empresarial de Cenyt... es una organización dirigida y coordinada por miembros de Seguridad del Estado en situación administrativa de disponibilidad...singularmente especializada en metodología de análisis de información..."

¿Por qué una entidad de la envergadura del BBVA toleró que una empresa a la que iba a pagar nada menos que 1.171.600 euros por dos contratos fechados el mismo día que cada una de las dos facturas emitidas incumpliese los trámites de facturación que cualquier empresario o profesional autónomo conoce? ¿Por qué les dio curso en su circuito de contabilidad y pago en lugar de devolverlas, pedir a Cenyt que las anulase y las presentara correctamente? ¿Qué ventaja, si existe, obtenía Cenyt camuflando su nombre hasta hacerlo desaparecer si, como sostiene el representante legal del BBVA, el banco ignoró hasta 2014 que su titular real era Villarejo y sus directivos, salvo por lo visto el entonces director de Seguridad y firmante de los contratos, Julio Corrochano, tampoco sabían que se trataba de un policía en activo? Este periódico carece de respuesta.

Que las facturas fueron contabilizadas como emitidas por Cenyt es lo único que las fuentes oficiales del BBVA accedieron el viernes a confirmar. A primera hora del día, infoLibre hizo llegar a sus portavoces copia de las dos facturas de 2010, incorporadas al sumario y a las que ha tenido acceso este periódico, así como la primera página de uno de los dos contratos (el relativo a Fernando Martín y el que colocaba en el foco a Luis Portillo) en que se sustentan. Las facturas enviadas a los portavoces del BBVA son fotocopias exactas de las que, remitidas por la CNMV al juzgado de instrucción 6 de la Audiencia Nacional, obran ya en la causa. O sea, su contenido es, de arriba abajo, el que figura en las diligencias abiertas sobre la llamada pieza 9 de la Operación Tándem o caso Villarejo. Salvo el número de cuenta a la que el BBVA debía transferir el dinero, puedes ver íntegras ambas facturas pinchando aquí.pinchando aquí

Este periódico recordó también al banco que en ninguna de esas dos facturas entregadas a la CNMV e incorporadas al sumario aparece tampoco el "concepto de gasto" ni el "centro de coste" asignados a cada pago, presentes de manera manuscrita en otras facturas.

Asimismo, no figura ningún sello o firma que permita identificar quién autorizó el pago ni en qué partida se subsumió. Tan solo -y prácticamente borrado en la primera de las dos facturas de 2010- aparece un recuadro donde en letras de imprenta consta el nombre de Julio Corrochano, entonces director de seguridad de la entidad y hoy uno de los imputados junto con el expresidente Francisco González. Debajo de ese recuadro hay en ambas facturas una rúbrica.

"No hay nada irregular y así lo ha corroborado PwC"

La respuesta del BBVA a la solicitud de información de este medio fue la siguiente: “V&V Development es una marca comercial, no es una empresa” y “el CIF que aparece en los contratos (firmados 5 días antes de que se contabilicen esas facturas en nuestros sistemas) es el de Cenyt”. En efecto, así es. Pero lo que este periódico intentaba averiguar no guarda relación con los contratos sino con las dos facturas físicas de 2010, donde el CIF/NIF de Cenyt no consta.

El importe de dichas facturas –prosigue la respuesta oficial– se corresponde con las provisiones de fondos previstas en los contratos. Y las facturas, por tanto, se pagaron a la entidad con el CIF de Cenyt. No hay nada irregular aquí y así lo ha corroborado PwC en el informe sobre la revisión de los procesos de facturación y contabilización y pago de los servicios prestados por Cenyt a BBVA (aportado también a la causa, está en el sumario)”.

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Este periódico no ha tenido acceso al informe de Pricewaterhousecoopers (PwC) mencionado por el banco en su respuesta. De la mano de Garrigues, bufete que ejerce la defensa del banco en su calidad de imputado dentro del caso Villarejo, PwC es la consultora encargada de la investigación interna para el BBVA. Es decir, lo que se conoce como forensic, un análisis que por definición han de efectuar expertos independientes y ajenos a la empresa que solicita sus servicios. La consultora, que invocó el secreto profesional, ni siquiera ha identificado a las personas que han realizado el informe. El juez ha citado como testigos para el día 20 a tres de sus directivos.

La redacción de los dos contratos suscritos por BBVA y Cenyt el 5 de febrero de 2010, al igual que el suscrito en diciembre de 2004, sitúa a quien lo lee en una posición confusa. Porque un párrafo que se repite luego en contratos posteriores se presta a concluir que quien realmente va a ejecutar los trabajos pactados es V&V Development y no Cenyt SL. Ese texto dice lo siguiente: que Rafael Redondo, socio del comisario José Manuel Villarejo, suscribe el contrato "en nombre y representación de Club Exclusivo de Negocios y Transacciones SL, sociedad titular de la marca de servicios V&V Development, sociedad anónima de duración indefinida, domiciliada en Madrid”.

A continuación, el texto señala el domicilio social –el de Cenyt y buena parte de las otras empresas de Villarejo– y su CIF –es decir, el actual NIF-. Pero el que aparece es, claro, el NIF de Cenyt. Porque V&V Development, esa supuesta “sociedad anónima de duración indefinida”, carece de ‘DNI tributario’ por cuanto no es una sociedad: ni anónima ni limitada. Nadie que hubiese querido conocer el historial mercantil de V&V Development lo habría logrado. Porque, sencillamente, no existe ni ha existido como empresa. 

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