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Debate electoral

¿Qué candidato ganó el debate en oratoria y comunicación no verbal?

Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias, al inicio del debate a cuatro.

Ibon Uría

Los cuatro principales candidatos a la Presidencia del Gobierno debatieron este lunes por primera y única vez en la campaña para las generales del 26 de junio. Mariano Rajoy (PP), Pedro Sánchez (PSOE), Pablo Iglesias (Unidos Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos) protagonizaron durante más de dos horas un enfrentamiento con "mucho discurso" y "poco debate" a juicio de los expertos, pues abundaron las intervenciones largas y se echó en falta más diálogo entre los líderes políticos.

Sánchez acusó a Iglesias de impedir un Gobierno progresista y éste le reclamó elegir entre una gran coalición con el PP y Ciudadanos o un Ejecutivo junto a la candidatura de izquierdas. Mientras tanto, Rivera acorraló con sus intervenciones a Rajoy por la corrupción del PP. El debate a cuatro, en definitiva, encerró a su vez otros dos duelos paralelos: los cabezas de lista de PSOE y Unidos Podemos rivalizaron por capitalizar el voto de la izquierda, y los líderes de PP y Ciudadanos se esforzaron en poner de manifiesto sus diferencias.

Pero, más allá de las propuestas de sus programas y los datos fríos, ¿qué candidato se impuso en la batalla de la imagen y la oratoria? ¿Quién empleó los gestos y el tono apropiados para seducir a los indecisos? infoLibre analiza la cuestión con cinco expertos: Belén Andueza, doctora en Comunicación Audiovisual y experta en comunicación política; Fermín Bouza, sociólogo y profesor de la Universidad Complutense; Mónica Pérez de las Heras, directora de Escuela de Oratoria; Diego Crescente, socio de Mas Consulting y Alicia Martos, analista de comunicación no verbal.

Mariano Rajoy

Una advertencia de los expertos antes de comenzar el análisis: si el reto es de comunicación no verbal, el candidato del PP no parte como favorito. "Ciertamente, teníamos expectativas muy bajas con Rajoy", comenta Martos. ¿Los motivos? "No es especialmente hábil en este tipo de debates: se suele quedar paralizado en situaciones de estrés emocional y son conocidos sus lápsus en momentos de tensión", enumera la analista, que explica que el líder conservador se desenvuelve con más soltura en otros formatos: "Funciona mejor en distancias cortas", incide.

Pese a ello, Crescente dice que el presidente en funciones "salvó el debate". "Todos preveiamos un tres contra uno, y Rajoy lo manejó bastante bien: encajó las críticas y logró contraatacar, focalizando sus ataques en Sánchez, confrontando a Rivera en la parte final y ninguneando a Iglesias. En el bloque dedicado a la economía vendió algunos logros. En resumen: no es el ganador, pero tampoco es el perdedor", afirma. "Dentro de su estilo de política clásica no ha estado mal. Ha tenido cierta gracia con algunas respuestas y, aunque mintiendo, ha sido contundente con los números a su manera", opina Bouza.

¿Cuáles son las asignaturas en las que debe mejorar? Para Andueza, Rajoy "leyó demasiados datos", empleó gráficos "que no se vieron bien y que no mostró a la cámara" e incluso exhibió un trozo de periódico en papel. La doctora también cree que el candidato debe mejorar su gestualidad: "A veces resultaba agresiva, porque señala con el índice a otros candidatos", advierte. Pérez de las Heras comenta que vio en Rajoy elementos "habituales" en él: "Estaba nervioso, movía la pierna derecha y a lo largo del debate se fue enfadando y enojando". ¿Lo positivo? "Sabe mantener una postura correcta, erguida", explica.

Pedro Sánchez

La actuación del líder socialista divide a los expertos: algunos alaban su gestualidad, mientras que para otros fue el claro perdedor. En este segundo grupo está Crescente: "Sánchez fue sorpassado en el debate", resume de forma gráfica. "Si hubo un perdedor fue él. No estuvo a la altura, en la gran mayoría de bloques estuvo ausente. Además –subraya–, no supo responder a los guiños de Iglesias cuando éste le hablaba de pactos, y en estas elecciones ese es el tema central". Bouza coincide: "Fue torpe al insistir en la idea de que Rajoy e Iglesias votaron en su contra, porque los ciudadanos le han imputado al PSOE la falta de Gobierno".

Las otras tres analistas no comparten por completo ese juicio negativo. Para De las Heras, el candidato del PSOE ha efectuado "grandes avances desde diciembre", especialmente en lo que se refiere al uso de la voz. "Sánchez empleó en muchos momentos una voz kinestésica, en tono bajo, calmado... casi no se le vio enfadado; mantuvo una buena postura y gesticuló bien con las manos", dice. "Manejó bien la sonrisa, que potencia su atractivo", añade Martos. Andueza, por último, afirma que se mostró "muy cómodo" y bien situado en su atril, con una gestualización adecuada y "explicativa", que transmite "franqueza" y no "agresividad".

Hubo una cuestión que no pasó desaparcibida durante el debate: en varios momentos, Sánchez se giró para interpelar a Rajoy, de modo que las cámaras captaban su perfil. ¿Acierto o error?  "Hizo mal en girarse", sentencia Pérez de las Heras, que recuerda que en un debate "siempre hay que mantener la cara hacia el público". "Adoptó esa posición porque su objetivo era ir a por Rajoy. Es algo poco común y que acompañó de una mirada penetrante que Rajoy esquivaba", explica Martos, quien sí critica el estilo "muy americano, artificial" y "falto de naturalidad y espontaneidad" de Sánchez. "Estuvo demasiado rígido", apunta.

Pablo Iglesias

Si hubiera que elegir un calificativo para definir el papel de Iglesias en el debate, la mayoría de analistas no dudarían: "Moderado", repiten. Demasiado, para varios. "Estuvo flojo, demasiado plano, incluso con cara de tristeza por momentos, especialmente cuando Pedro Sánchez le atacaba", sostiene Alicia Martos. "A ratos fue excesivamente moderado, y eso es arriesgado porque el votante de Podemos no es moderado, el votante de Podemos está cabreado", apunta Bouza, que sin embargo cree que Iglesias estuvo "muy contundente" en las réplicas a Rivera y que fue recuperando terreno conforme pasaban los minutos.

"Nunca vamos a ver a un Iglesias más moderado", coincide Crescente, que vincula esa actitud a la necesidad de Unidos Podemos de "pescar votos del granero del PSOE". El analista destaca que el líder morado era "quien más claro tenía la estrategia de preguntar a Sánchez por los pactos", pero critica que fuera "conservador", tirara en exceso "de manual" y recurriera a "demasiados datos". Más puntos flacos: Andueza señala que el candidato estuvo "algo agarrotado y encorvado", De las Heras añade que su lenguaje corporal transmitió "chulería" y que debería haberse mantenido "más erguido", y apunta que en su rostro aparecieron "arrugas verticales de enfado".

Claro que Iglesias también tuvo algunos buenos detalles. Martos, por ejemplo, señala que "mejoró su apariencia" con respecto a los debates previos a las generales de diciembre al tiempo que se mantuvo "fiel a su apariencia". ¿Cómo? Sustituyendo la camisa azul que vistió en ocasiones anteriores –y en la que se apreciaban marcas de sudor claramente– por una blanca, pero sin recurrir al traje. "Fue un acierto, porque un mensaje transgresor como el suyo en traje y corbata no es coherente", indica. "Es el que mejor habla a cámara", agrega De las Heras. "Vocaliza muy bien, incluso con la barba", valora por su parte Andueza.

Albert Rivera

El presidente y candidato de Ciudadanos recibe buenas críticas de los expertos en oratoria. Para Martos fue "el ganador en comunicación no verbal" y para Crescente, aunque no pueda hablarse de una "victoria clara", sí puede decirse que Rivera estuvo "destacado". "Me ha gustado", comenta. La analista pone de relieve su "lenguaje fluido", sus "gestos ilustradores para acompañar el mensaje" y sus "avances para superar sus tics nerviosos" sin llegar a caer en la falta de naturalidad de Sánchez. "Es más nervioso que él, y eso le hace parecer más humano. Sánchez a ratos es demasiado perfecto y poco natural", explica.

Crescente matiza que el número uno del partido naranja empezó "ausente", pero pone en valor que a medida que el debate avanzó "llevó los temas a su terreno", "coló" sus argumentos y, además, "introdujo varios mensajes en positivo sobre España". "Ha ido de menos a más", opina. Andueza también cree que Rivera "ha evolucionado mucho" desde diciembre, y que hace gala de una "gestualidad que le hace parecer muy seguro", con detalles como "inclinarse hacia delante para enfatizar", aunque en algunas ocasiones se muestre "un poco nervioso".

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La experta valora asimismo que "enseñara muy bien los papeles a cámara", papeles que De las Heras destaca que, "en general, se veían bien". Hubo un par de detalles que, en cambio, no gustaron a esta analista: el primero, que algunos tuits que Rivera llevó impresos tenían un cuerpo demasiado pequeño y no se leían bien. El segundo, que enseñó a cámara esos apoyos mientras Pablo Iglesias intervenía. "Cuando habla el otro debe ser un momento de escucha, enseñar carteles en ese instante es feo", advierte. La opinión más negativa sobre Rivera es la de Bouza: "Estuvo muy agresivo, excesivo. Dio la imagen de un vendedor", critica.

Claves y anécdotas

Los cinco analistas no perdieron detalle de las más de dos horas de debate electoral. Además de estudiar a cada candidato, no pasaron desapercibidos para ellos algunos momentos clave y detalles curiosos del enfrentamiento entre Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera.

  • El minuto de oro. Pasada ya la medianoche, cada candidato dispuso de un minuto para pedir el voto. 60 segundos de televisión en exclusiva que todos habían preparado con anterioridad... pero al que no todos sacaron el máximo partido. Para Pérez de las Heras, el vencedor en ese momento clave fue Pablo Iglesias. "Habló despacio, transmitió, dominó ese minuto", comenta. En segunda posición coloca a Sánchez, seguido de Rivera –"no estuvo mal, pero sus referencias a un sueño sonaron a Martin Luther King... un poco forzado", dice– y Rajoy en última posición. Crescente propone una clasificación alternativa. Primero, Rivera: "Transmitió ilusión por España". Del resto, estas son sus impresiones: "Sánchez fue efectivo para su electorado, Rajoy estuvo plano e Iglesias me decepcionó, porque no agotó el tiempo y no dio ningún titular".
  • La vestimenta. Iglesias fue el único que se atrevió a comparecer ante las cámaras en mangas de camisa. Rivera empleó una americana sin corbata, Sánchez usó una corbata roja y Rajoy un traje con corbata ancha en tonos azules. Andueza califica el estilo del líder de Podemos de "descuidado", el del candidato de Ciudadanos de "moderno", el del líder socialista de "modenito" y el del candidato conservador de "clásico". "Todo previsible", resume. Apuestas sin riesgos para una noche clave.
  • Los post-it de Rajoy.post-it Los candidatos no tenían dispositivos móviles en los atriles para comunicarse con sus equipos, pero en las pausas de publicidad –dos cortes de unos diez minutos cada uno– sí recibieron los consejos de sus asesores. Y los de Rajoy pensaron que era una buena idea escribirle a su jefe algunas ideas clave en post-it, pequeñas hojas adhesivas para escribir notas. ¿El resultado? Tras los anuncios, el atril del candidato del PP apareció plagado de notas cuadradas en tonos amarillos que provocaron un río de comentarios en las redes sociales. "Fue gracioso", comenta Andueza. "Ha sido muy curioso –coincide Pérez de las Heras–. Los ha puesto todos en fila en el atril, y eso de alguna forma demuestra que no está muy pendiente de lo que el público ve en casa.
  • Los bolígrafos de Iglesias y Rajoy. Los líderes de Podemos y el PP tuvieron algo en común: ambos recurrieron a un bolígrafo para descargar la tensión de sus manos durante el debate. "Iglesias lo apretaba tanto que denotaba represión para mantener un tono moderado", dice Martos. Pérez de las Heras desaconseja esta práctica: "Tener un bolígrafo en la mano impide gesticular adecuadamente", comenta. Por cierto, en la segunda pausa para la publicidad Rajoy cambió de bolígrafo: "Hasta entonces tenía uno azul, y le dieron uno rojo", dice la experta. Y también desaparecieron las pequeñas hojas con notas de su atril.
  • Fallos de sonido y realización. Andueza, finalmente, llama la atención sobre varias cuestiones técnicas. "Hubo un micrófono que sonó mal, y resultó muy molesto", indica. La doctora en Comunicación Audiovisual también cree mejorable la realización: "Algunos planos medios-cortos impedían ver la gestualidad de las manos, mientras que los planos medios-largos eran demasiado amplios, con lo que se perdían matices de las expresiones de los rostros", lamenta.
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