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Carabanchel envía al purgatorio el proyecto de la Cripta de los 'Kikos'

Carabanchel envía al purgatorio el proyecto de la Cripta de los Kikos

Carmen Valenzuela

La parroquia de Santa Catalina Labouré parroquia de Santa Catalina Labourénecesitará un argumento más sólido que “la esperanza cristiana en la vida eterna” para justificar ante los vecinos del barrio madrileño de Carabanchel la construcción de una cripta con capacidad para 230 nichos. Con ese peculiar mensaje, la comunidad católica Camino Neocatecumenal, más conocida popularmente como los "Kikos", anunció en una misiva dirigida a los vecinos del barrio madrileño de Opañel la construcción de un “hermoso” complejo funerario que “pretende hacer presente la belleza del cielo y la vida eterna” en el mismo corazón del popular distrito madrileño de Carabanchel. Un proyecto que se ha dado de bruces con la indignación de muchos ciudadanos ya organizados en la Plataforma vecinal no al cementerio de Opañel.

Proyectado sobre un terreno permutado en la década de los noventa con el Ayuntamiento de Madrid, el complejo funerario contempla la construcción de un edificio de tres plantas, una zona ajardinada que incluiría una cripta, un lago y una planta subterránea destinada a servir de parking. Un plan que no tiene nada que ver con la promesa original del primer párroco de Santa Catalina Labouré, que anunció la construcción de un hogar para jubilados, cuatro salas para la acción social e incluso un polideportivo para disfrute de todos los vecinos del barrio. Una idea inicial que obtuvo el beneplácito de buena parte de los residentes y feligreses de Opañel, que contribuyeron con donativos dominicales a su ejecución y cuyo descarte ha cristalizado en la creación de la plataforma vecinal.

Irregularidades con el terreno

Tachado como “proyecto medieval” por los miembros de la plataforma, el plan suscita sospechas acerca de posibles irregularidades en la gestión del terreno. Tal y como apunta Jorge Ruiz, portavoz de Izquierda Unida en Carabanchel, “la parroquia no se puede apropiar de un teórico uso de culto para especular y hacer negocio, como es la venta y alquiler de plazas de garaje y de los nichos”. Algo que no está contemplado en el acuerdo de permuta, por el que se excluyó el uso lucrativo de la parcela. Asimismo, tanto la plataforma como el grupo municipal de IU advierten que el ambicioso proyecto que pretenden ejecutar los seguidores de Kiko Argüello ocuparía más espacio del que concedió el Gobierno municipal. “Hemos medido el terreno, y parece que el conjunto de la construcción es de más metros de los que se autorizó en su momento”, puntualiza en este sentido Jorge Ruiz.

Por su parte, la alcaldesa de Madrid tendrá que encajar las críticas que ha suscitado la proyección del parking subterráneo del complejo funerario, que, según los integrantes de la plataforma, estaría financiado por el Ayuntamiento de Madrid, que además ha dejado prosperar la planificación de un cementerio en un barrio que alberga ya otros siete. “Rouco culpable, Botella responsable” gritan los integrantes de la plataforma en sus manifestaciones. Un lema que apunta directamente a la alcaldesa Ana Botella y a sus conocidas simpatías hacia corrientes más conservadoras de la Iglesia Católica española.

El vallado del área colindante al terreno de los Kikos, propiedad del Ayuntamiento de Madrid, también ha levantado ampollas entre los vecinos de Opañel, quienes reclaman el uso público de la parcela municipal actualmente cercada. Una reivindicación que se suma a otras que se llevan sucediendo durante años por unos ciudadanos que demandan equipamientos públicos de uso social en el barrio de Opañel. Un popular vecindario sobre el que ahora pesa la posible construcción de un octavo cementerio.

Desde la parroquia aseguran que la intensa actividad llevada a cabo por la recientemente creada plataforma, les ha impedido exponer el proyecto. Unas explicaciones que, según indica Álvaro de Juana, portavoz del Camino Neocatecumenal, pensaban realizar el pasado 4 de mayo en un acto al que acudiría el cardenal Rouco Varela y al que finalmente no se presentó, presumiblemente ante la presión vecinal. Un evento informativo, según la comunidad Kika, que sin embargo titularon “la primera piedra”Kika. Un lema que despertó la alarma entre los vecinos ante lo que consideraron más un acto inaugural del comienzo de unas obras, que la mera presentación de un proyecto abierto a discusión.

“Hay gente que protesta y luego va a Cáritas a pedir comida”

“Esa presentación estaba prevista para ver lo que pensaban, pero no nos han dejado”, declara Álvaro de Juana a infoLibre. Una afirmación que se contradice con los dos intentos de reunión que la plataforma asegura haber efectuado con el párroco de Santa Catalina de Labouré. Una solicitud por parte de este movimiento ciudadano que de momento no ha obtenido respuesta.

En cualquier caso, la comunidad Kika considera que la Plataforma contra el cementerio de Opañel no es representativa de la opinión del barrio sino que está cargada de prejuicios ideológicos. “Hay mucha gente que viene de fuera a protestar. De hecho, en la cuenta del Twitter, ves que hay detrás partidos políticos e incluso grupos antistema o tipo 15-M”, explica a este diario Álvaro de Juana. Críticas que también extiende a los vecinos del barrio que han mostrado su oposición a la construcción del complejo funerario. “Sabemos de gente que está protestando y luego van todas las semana a Cáritas a pedir comida”, asevera De Juana, quien ve en ello una flagrante contradicción.

¿Un proyecto paralizado?

En cualquier caso, y según informó a infoLibre el portavoz del Camino Neocatecumenal, la presión de los vecinos ha logrado interrumpir la construcción de la cripta. Según De Juana, “se ha paralizado el proyecto, se está reflexionando y en un futuro se replanteará”. Un anuncio que esta comunidad católica emitió en las misas del pasado domingo 11 de mayo y que no ha calmado las protestas de la plataforma, que sigue desconfiando de las intenciones de la parroquia. “La iglesia nos comunicó su intención de desarrollar este proyecto a través de nuestros buzones, si quisieran notificarlo lo harían de igual forma”, declaró Pepa Miñarro, portavoz de la Plataforma contra el cementerio de Opañel, quien aseguró que continuarán con sus acciones reivindicativas hasta que la parroquia no efectúe un comunicado oficial que alcance no solo a los feligreses de Santa Catalina de Labouré, sino al conjunto de los vecinos de Opañel.

El popular barrio de Carabanchel, más pendiente de su suelo que de la “belleza del cielo y la vida eterna”, al que aspira hacer presente el complejo de los Neocatecúmenos, no piensa ceder hasta que esta comunidad católica renuncie definitivamente a ejecutar la construcción de la cripta. Mientras el párroco de Santa Catalina de Labouré justifica el proyecto en nombre de las “benditas almas del purgatorio”, la Plataforma contra el cementerio de Opañel continúa empeñada en que Ayuntamiento y Administraciones Públicas dediquen más sus esfuerzos a la vida terrenal, que como reconoce la comunidad Kika lleva a tantos carabancheleros a pedir comida cada semana a Cáritas. Por ahora, para la plataforma y vecinos, el cielo puede esperar.

QUIÉN, QUÉ Y CÓMO

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QUÉ:Kikos

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