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12M | ELECCIONES EN CATALUÑA

Cataluña afronta un 12M marcado por la incertidumbre sobre los pactos y su impacto en clave nacional

Preparativos para las elecciones catalanas del 12 de mayo

Cataluña decide su futuro en las urnas. 5.754.840 ciudadanos están llamados a las urnas para introducir una papeleta. En el aire está un Parlament con una gobernabilidad muy complicada a tenor de lo que han apuntado las últimas encuestas. Pero lo que pase en el Parc de la Ciutadella tendrá reverberaciones directas en toda España, empezando por las propias alianzas de la coalición en las Cortes Generales. Máximo impacto.

La política española contiene el aliento a la espera de que se conozcan los resultados. Con el gran interrogante de si el independentismo volverá a superar los 68 escaños que garantizan la mayoría absoluta sobre la que se han cimentado los últimos Ejecutivos autonómicos o si queda por debajo de esa cifra y se abre una nueva pantalla en la política.

El gran favorito para este 12 de mayo es Salvador Illa (PSC), cuya victoria tiene ya efectos mismos en la política nacional con un PSOE necesitado de un soplo de aire fresco tras el periodo de reflexión de Pedro Sánchez que tensionó al partido y al país y a las puertas de una crucial cita en las europeas del próximo 9 de junio (donde el PP parte con ventaja sobre el socialismo). Por lo tanto, como reconocen en Ferraz y en La Moncloa, la victoria del partido hermano supondrá todo un “chute de moral” y serviría también para compensar la arriesgada hoja de ruta puesta en marcha por el presidente del Gobierno en Cataluña con medidas como los indultos y la ley de amnistía.

Los socialistas tienen como gran objetivo además que esa victoria supere los simbólicos 40 escaños para dejarles un escenario mucho más fácil de gestionar, además de para refrendar el resultado que sacaron en Cataluña el 23 de julio (cuando sumaron más diputados que todo el independentismo junto). Pero también son conscientes de que es casi imposible la pantalla soñada de poder formar un Govern en solitario con apoyos puntuales. Illa ha puesto sus líneas rojas de pactos en los extremos de Vox y de Aliança Catalana. Y el gran debate es si tiene que elegir entre ERC y Junts, dos actores imprescindibles para que Pedro Sánchez pueda sacar leyes en el Congreso.

¿ERC o Junts?

El pacto más lejano en este caso, no obstante, es con los de Carles Puigdemont. En una entrevista con infoLibre en el último día de campaña Salvador Illa confesaba: “Francamente no me veo gobernando con Junts”. Esto puede dificultar mucho el apoyo posconvergente en la Cámara Baja ante la falta de atractivo de ese partido para respaldar a Pedro Sánchez si no tiene plaza en mando en la Generalitat. Pero hay un factor que también puede afectar: Junts necesita todavía del PSOE para sacar adelante la ley de amnistía, que tiene que pasar todavía el trámite final en la Cámara Baja a finales de este mes. Sin esta norma, el expresidente no podría volver a España sin pasar por la cárcel.

Una de las opciones más plausibles si dieran los números sería la posibilidad de un tripartito entre el PSC, ERC y los comunes, que han sido la única opción que ha estado al frente de la Generalitat cuando no ha gobernado el soberanismo puro y duro. Esto supondría cuajar más la relación entre socialistas y republicanos, que tienen un vínculo muy consolidado en Madrid. El principal problema de Esquerra sería la imagen de subordinación que podrían tener potenciada por los de Puigdemont. En La Moncloa hay sospechas de que los de Pere Aragonès no aguantarán la presión del espacio posconvergente y se aliarían con la antigua CDC si el independentismo suma. En en el PSC intentan durante estas horas también mandar el mensaje de que sería un “error”, como señaló Illa en la entrevista con infoLibre, “mezclar ámbitos institucionales” y hacer caer el Gobierno de coalición si no se consigue el Palau de la Generalitat. 

En estos vasos comunicantes la entrada en el Govern de los comunes sería todo un revulsivo para Sumar, que ha visto cómo han fracasado sus apuestas en Galicia y en Euskadi. Por lo tanto, para Yolanda Díaz sería vital que Jéssica Albiach estuviera dentro del Govern, ya que los comunes además son también el partido territorial que más fuerza tiene dentro de esta coalición junto a Más Madrid y a Compromís.

¿Vuelta a la pantalla independentista?

El otro gran escenario que se abre es el de un Govern independentista si dan los números. Por primera vez en mucho tiempo los sondeos ponen en peligro esa cifra superior a los 68 escaños y, además, aparece un elemento disruptivo en el soberanismo: la extrema derecha de Aliança Catalana, que roba votos a Puigdemont. Junts, ERC y la CUP se han comprometido a no pactar con la formación de Silvia Ripoll, por lo que achican ese espacio para conseguir los diputados necesarios.

Si emerge un Govern independentista, primero se enfrentará a una nueva correlación de fuerzas porque Junts volvería a ser predominante por encima de Esquerra a tenor de los sondeos. Además, uno de los principales retos sería la unidad de ese propio Ejecutivo después de la traumática experiencia de esta legislatura en la que los posconvergentes abandonaron unilateralmente la Generalitat por la mala relación con Aragonès. 

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Esta opción haría que Sánchez no tuviera que elegir entre sus socios, pero supondría un chasco para el socialismo y, sobre todo, conformaría un gran reto a la hora de gestionar la relación. El independentismo no ha marcado una nueva hoja de ruta sobre el procés, pero esa unidad podría reactivar los pasos de las instituciones. Y una de las primeras peticiones que pondrían sobre la mesa sería la celebración de un referéndum pactado con el Estado, algo que rechazan tajantemente el PSOE y el PSC.

La lucha entre el PP y Vox

En las derechas también se vive una particular batalla en Cataluña con ecos nacionales. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, partía hace unos meses con la idea de vender un gran subidón, especialmente nutrido por la práctica desaparición de Ciudadanos y la fagocitación también de parte de Vox. Pero conforme ha ido pasando el tiempo esa idea se desvanece con los sondeos dando casi empatados a los dos partidos. Esto da al traste con su plan de ir acabando con Santiago Abascal elección tras elección (en Euskadi la ultraderecha consiguió mantener su escaño). Otra repercusión que ya tiene el 12M en este ámbito es que Génova 13 ha elevado el tono en su discurso contra la inmigración para no perder ripio con Vox, una tendencia que se puede mantener en la próxima campaña de las elecciones europeas.

Un escenario que también se abre y que tendría también impacto nacional sería el de que no se consiga formar Govern y haya que ir a una repetición electoral, lo que llevaría el suspense y la lucha entre socios otra vez hasta otoño. El Parlament se debe constituir como máximo veinte días después de las elecciones, por lo que el tope es el 7 de junio. En los siguientes diez días el nuevo presidente del Parlament propondrá, tras una ronda de consultas, a un aspirante para la Generalitat. Se necesita mayoría absoluta en primera votación para ser elegido o simple en segunda. En caso de no lograrse, hay un periodo de dos meses para que cualquier aspirante lo intente. 

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