Elecciones generales
Cinco claves para saber si Ciudadanos impedirá que Pedro Sánchez sea presidente
Fue uno de los asistentes más buscados en la recepción de este lunes en el Palacio Real con motivo del 12 de Octubre: Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, que acudió por primera vez al acto. El candidato a la Presidencia del partido naranja charló con el rey Felipe VI y con la reina Letizia, se integró en varios corrillos y comentó con diversas autoridades lo que reflejan las encuestas: que su formación sube en intención de voto. Este mismo domingo, un sondeo de El País otorgó a su partido un 21,5%, a menos de dos puntos de PP (23,4%) y PSOE (23,5%), y siete por encima de Podemos (14,1%).
El pasado viernes, otra encuesta (del mismo periódico) colocó al partido de Rivera como favorito de cara a las generales en la Comunitat Valenciana. Ciudadanos no es nuevo –entró por primera vez en el Parlament catalán en 2006–, pero en política nacional es un elemento aún novedoso y de trayectoria claramente ascendente. Y es que apenas hace año y medio, en las europeas de mayo de 2014, obtuvo menos de medio millón de votos. Entonces UPyD resistió por encima del millón y Podemos acechaba a Izquierda Unida, pero aún sin rebasarla.
Aquel panorama duró poco: Podemos primero y Ciudadanos después subieron en las encuestas como la espuma, y las elecciones andaluzas –en marzo– y las autonómicas y municipales –en mayo– certificaron que ya nada sería igual: los años del bipartidismo sin terceras vías tocaban a su fin. Las autonómicas catalanas subrayaron el éxito del partido de Rivera y encendieron las luces de alerta en el PSC que, pese a resistir como tercera fuerza y mejorar lo que las encuestas le auguraban, vio cómo muchos de sus feudos tradicionales se teñían de naranja.
Pese a ello, y con la carrera hacia las elecciones generales ya lanzada, el mensaje oficial del Partido Socialista es claro: Pedro Sánchez puede ganar el 20 de diciembre y ser el próximo presidente del Gobierno, tiene al alcance de la mano derrotar a Mariano Rajoy y desalojar al PP de la Moncloa tras una legislatura. En Ferraz, claro está, también saben que recuperar el poder no es fácil: se antoja complicado superar a los conservadores –que mantienen cierta ventaja en las encuestas–, y los resultados de Ciudadanos pueden complicar más aún ese escenario.
Este mismo lunes, Sánchez insistió en las conversaciones informales con los periodistas en que el PSOE puede ganar las elecciones, aunque admitió que también Ciudadanos es una "opción ascendente" en las encuestas, mientras que PP y Podemos son los partidos "descendentes". Eso sí, se mostró seguro de que los resultados de las autonómicas catalanas no son extrapolables y comentó que, de cara a los comicios de diciembre, "cada vez hay más catalanes que piensan que sólo un gobierno socialista" puede resolver el problema de convivencia en Cataluña. Ante esos mismos corrillos en el Palacio Real, Albert Rivera tiró de "manual" ante las preguntas sobre a quién apoyará tras el 20-D para insistir en que sale "a ganar" y en que Ciudadanos "no va a ser muleta de nadie".
¿Puede Ciudadanos hacerse con el centro político en España e impedir que el PSOE capte votantes en ese caladero? ¿Puede incluso conseguir el apoyo de electores de centro-izquierda, tradicionalmente votantes socialistas? Expertos y fuentes del PSOE y Ciudadanos explican a infoLibre su visión sobre la competición electoral entre estas dos fuerzas políticas de cara a las generales de diciembre y responden a la pregunta de si el partido de Albert Rivera dará al traste con el objetivo de Pedro Sánchez de llegar a la Moncloa. Estas son las cinco claves.
1. La batalla ES EL centro
La irrupción de Ciudadanos ha provocado, coinciden los analistas, un efecto: "Antes, el partido que conquistaba el centro político se llevaba el gato al agua y ganaba las elecciones. Ahora ya no está tan claro: los descontentos con el PP no tienen que irse al PSOE, tienen a Ciudadanos", explica Pablo Simón, doctor en Ciencia Política por la Universidad Pompeu Fabra. "Muchos votantes que se sitúan en el 5 o en el 6 en una escala donde 0 es izquierda y 10 derecha podrían haberse ido al PSOE, permitiéndole una mayoría amplia. Ahora eso es muy difícil", coincide Pau Marí-Klose, doctor en Sociología por la Universidad Autónoma de Madrid.
Marí-Klose agrega que los votantes de Ciudadanos vienen "mayoritariamente" del PP si se atiende a las últimas generales celebradas hasta la fecha, las de 2011, pero que "eso no significa que sean votantes tradicionales del PP", sino que podemos estar antes electores "relativamente volátiles" que, por ejemplo, apoyaron a Zapatero en 2004. "En ese año el PSOE tenía más votantes ubicados en el 5 que el PP", apunta. Después ese grupo se disgregó, añade: algunos se fueron a UPyD, muchos a la abstención, y hasta la aparición de los de Rivera los votantes de centro estaban "un poco en el limbo". "Ciudadanos no es un agujero directo para el PSOE, pero antes pescaba en este terreno de centrismo, y ahora no", explica.
"En 2011 el centro se fue del PSOE al PP, y ahora Ciudadanos cortocircuita ese trasvase. Si miramos más atrás, a 2008, veríamos que hay más votantes del PSOE que del PP entre los actuales de Ciudadanos", comenta Simón. Aunque si la referencia son los comicios donde Rajoy se hizo con la Presidencia del Gobierno, "Ciudadanos toma cinco votantes de PP por cada uno que roba al PSOE", concluye. Esa idea se vería refrendada, por ejemplo, con los datos de la encuesta postelectoral CIS de las elecciones autonómicas y municipales de mayo, según la cual sólo el 16,4% de los electores ven en el partido naranja una formación de centro-izquierda.
Así las cosas, parece que Ciudadanos está en disposición de cortocircuitar el regreso de los apoyos que otorgaron al PSOE sus mejores registros en términos de número de votantes –11 millones en 2004, casi 11,3 millones en 2008– a las filas socialistas. Marí-Klose subraya que el partido de Rivera es especialmente atractivo para electores "ilustrados", "jóvenes o de mediana edad" que se sienten más atraídos por la papeleta naranja que por la del PSOE. "Los socialistas van recuperando a algunos, pero vuelven muy pocos y lo hacen muy lentamente", dice. "Con las clases urbanas o los profesionales liberales es con los que más complicado lo tiene el PSOE frente a Ciudadanos", apunta por su parte Simón.
Lo que estas voces no creen es que el PSOE deba temer la pérdida de su tradicional votante de centro-izquierda en favor de Ciudadanos. Es más, Simón cree que el partido "va recuperando lentamente incluso a algunos jóvenes y votantes poco cualificados que inicialmente se fueron a Podemos", y que ahora vuelven a confiar en la propuesta socialista o que, al menos, no descartan otorgarle su voto en diciembre. Aunque la volatilidad del voto puede ser grande y es complicado hacer pronósticos, añade: "No sabemos si Ciudadanos puede llegar a robarle voto al PSOE, pero desde luego hasta ahora no lo hemos visto, y parece definitivamente más peligroso para el PP".
2. El efecto de las generales
Hay además otro factor que alienta la teoría de que Ciudadanos no pasará de infligir un "perjuicio indirecto al PSOE" –en palabras de Marí-Klose– en los comicios de diciembre, y es el hecho de que la proximidad de unas elecciones tiende a reforzar el bipartidismo y la polarización de los electores. "Mi teoría es que a medida que las generales de acerquen y se acorten las distancias entre PP y PSOE –dice Simón– el bipartidismo tenderá a aproximarse de nuevo a la barrera del 60%". En las autonómicas y municipales de mayo, por ejemplo, los dos grandes partidos sumaron un 52% del voto.
"La competencia va a ser fundamentalmente entre PP y PSOE", reitera, y apunta que el partido de Rivera tiende a igualar la contienda al perjudicar fundamentalmente a los conservadores. "El miedo de los socialistas, que dan ya por perdido el motor catalán como granero de voto, era que el PP aún tuviera Madrid y Valencia. Pero Ciudadanos ha penetrado especialmente bien en esos territorios y puede compensar la pérdida de apoyo del PSC en Cataluña de cara a las generales. En resumen: Ciudadanos debilita los motores principales del PP y el PSOE ya da por descontada la pérdida de Cataluña", dice.
3. El 27-S y las encuestas
Los expertos también rechazan que los resultados de las elecciones autonómicas en Cataluña –allí los de Rivera se alzaron con 25 diputados como segunda fuerza y encabezarán la oposición durante la legislatura– sean extrapolables al resto de España. "Básicamente, porque Ciudadanos lleva en Cataluña desde 2006 y porque allí tiene ya una estructura de partido bien asentada", dice Simón, quien también apunta que estos últimos comicios al Parlament "tan polarizados" en torno al eje independentista donde el partido naranja tiene un discurso muy reconocible "les favorecieron", mientras que "en las generales los temas de debate no van a ser los mismos".
En términos de competición electoral con el PSOE, Marí-Klose señala que "en Cataluña el agujero que hace Ciudadanos al PSC es más transversal, porque es cierto que sectores tradicionales del PSOE se han ido a Ciudadanos", pero cree que "en el resto de España, los sectores más desfavorecidos no se irán a Ciudadanos", por lo que no robará voto a los socialistas en la misma medida. Además, vuelve Simón, hay que tener en cuenta que en los últimos sondeos hay "un efecto carro ganador por el eco de las catalanas", pues los electores tienden a decir en las encuestas que votarán a un partido que ha obtenido buenos resultados recientemente. "Pero no sabemos cuánto durará", zanja, y recuerda que "en mayo las encuestas sobrevaloraron a Ciudadanos: hubo votantes del PP que dijeron que les votarían y finalmente se quedaron en la abstención".
4. Confianza en Ferraz
En Ferraz, sede socialista, hay tranquilidad. Ya tras el 27-S, el secretario general Pedro Sánchez transmitió a su círculo más cercano un mensaje de calma. Los votantes del PSC que se fueron a Ciudadanos en las autonómicas, dijo, "volverán en diciembre para las generales". La consigna no ha variado: "No nos fijamos en Ciudadanos, porque nuestro adversario es el PP", señalan fuentes próximas a la dirección del partido. En el PSOE subrayan que las elecciones son "entre Rajoy y Sánchez" y consideran que sus votantes están razonablemente bien fidelizados. Confían en una subida "lenta pero segura" que vienen detectando en los sondeos en los últimos meses, y creen que los de Rivera no son un problema para ellos, sino una incógnita.
En esa línea, se dicen atentos a ver cómo, por primera vez, se fragmenta la derecha. Sobre las encuestas, consideran que resultados como el del sondeo de este viernes, que colocó a los de Rivera primeros en la Comunitat Valenciana –que gobierna precisamente el PSOE– responden a la resaca de las autonómicas catalanas, donde Ciudadanos tiene un discurso que "encaja bien". Cuanto más le robe al PP, agregan, mejor le vendrá al PSOE la irrupción de Ciudadanos un partido que, explican, es la "derecha civilizada" pero no un competidor electoral serio para los socialistas.
5. Ambición en Ciudadanos
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Si confianza es la palabra que define el ambiente en la sede socialista, la ambición es la clave con la que Ciudadanos encara los comicios de diciembre. "Nos dirigimos a todos los votantes, porque creemos que las etiquetas están pasadas de moda", dice el diputado naranja en el Parlament de Cataluña José María Espejo-Saavedra a infoLibre. Sobre el debate en torno a si Ciudadanos es izquierda, derecha o pura indefinición, el parlamentario responde que el "espacio ideológico de Ciudadanos está bien definido, al menos en el ámbito europeo: es el de los demócrata-liberales" y subraya que cada vez consiguen captar a "más gente insatisfecha de los viejos partidos, que son el PP y el PSOE".
"Pretendemos representar el centro reformista y esperamos que nuestras propuestas sean atractivas tanta para gente que viene de votar al PP como, por supuesto, para gente que anteriormente confió en el PSOE", añade Espejo-Saavedra. "Atraemos además –dice– a votantes que no tienen una adscripción ideológica o una etiqueta clara". Fuentes del partido subrayan que esperan captar a electores de un amplio espectro ideológico gracias a las propuestas en materia de regeneración democrática que son, dicen, las "menos susceptibles de ser adscritas a una ideología concreta" y las que "ningún partido viejo" representa.
Creen además que tanto el PSOE como el PP están contribuyendo a reforzar su imagen de centrismo político. ¿El motivo? Mientras los socialistas los enmarcan en sus discursos en el ámbito de la derecha, los conservadores los acusan de ser casi un equivalente de votar a los socialistas. "En Ciudadanos deben estar encantados con esas declaraciones –dice Simón– porque los coloca en una posición central. Además, como en Andalucía apoyan al PSOE y en Madrid al PP, por ejemplo, los electores no tienen clara la señal y es más complicado identificarlos claramente como izquierda o derecha. La incógnita ahora es saber cuánto conseguirán ensanchar su base de votantes".