Educación
Los datos desmienten que la LOGSE sea la culpable del fracaso en el informe de la OCDE
El Ministerio de Educación lo dejó caer sin disimulo en la nota de prensa en la que adelantó las conclusiones del nuevo informe de la OCDE que sitúa a España a la cola de los países desarrollados en habilidades sobre lectura y matemáticas. "Efecto negativo de la LOGSE", decía uno de los ocho epígrafes del comunicado. En la rueda de prensa posterior, la número dos del ministro Wert, Montserrat Gomendio, dijo que con esta norma "apenas se avanzó en competencia lectora y matemáticas".
El martes, en un argumentario interno, el PP incidió en la idea, aunque con menos cautela. "Los datos son resultado de la política educativa de Rubalcaba. Rubalcaba, el padre de la LOGSE, ha producido el mayor fracaso escolar, la mayor tasa de desempleo juvenil y los peores resultados en PISA", podía leerse en un texto que la dirección nacional del PP remitió a sus cargos públicos y afiliados. La derecha mediática no tardó en abrazar estos argumentos. Y el PSOE se afanó en responder para intentar sacudirse la culpa. La portavoz parlamentaria de los socialistas, Soraya Rodríguez, señaló que España ha dado "un salto de gigante" desde los niveles de anafabetismo de la dictadura, que cifró en el 25% en 1977.
Pero el análisis detallado de los datos impide sacar las conclusiones que pretende el Gobierno y el PP. Primero, porque el informe analiza a los españoles entre los 16 y los 65 años, y de ellos sólo los menores de 30 años se educaron con la LOGSE. Y, segundo, porque si se comparan los datos con el resto de países de la CEOE, resulta que es la generación que se educó con la LOGSE la que consigue reducir de forma clara la brecha de resultados que España arrastra en relación con los demás países desde el franquismo.
Los alumnos de la LOGSE
Es importante tener en cuenta que la población analizada –personas que tenían entre 16 y 65 años entre el 1 de septiembre de 2011 y el 1 de mayo de 2012, que es cuando se realizó el trabajo de campo– han estudiado bajo tres sistemas educativos diferentes: la Ley Moyano (nacidos entre 1947 y 1960), la Ley General de Educación (nacidos entre 1961 y 1971) y la LOGSE (nacidos a partir de 1985). Esta última subió de 8 a 10 años los necesarios para obtener el título de estudios básicos y convirtió la obtención de la ESO en llave para seguir todo tipo de estudios posteriores. Se publicó en el BOE el 4 de octubre de 1990, pero su implantación total no llegó hasta el curso 2002/2003 (ver tabla aquí).
Aunque la instauración no fue a la par en todos los centros, puede considerarse que sólo los nacidos a partir de 1988 se formaron enteramente bajo la LOGSE, pues fue en el curso 1991-1992 cuando comenzó a implantarse la Educación Infantil. No obstante, los nacidos a partir de 1985 estudiaron de forma mayoritaria con el nuevo sistema que amplió la escuela básica hasta los 16 años e hicieron la ESO completa. La de los nacidos entre 1980 y 1984 estuvieron en la transición entre los dos últimos sistemas. El informe evalúa mayoritariamente a los que estudiaron en torno al periodo comprendido entre 1956 y 2000.
Los que tenían entre 16 y 24 años cuando se hizo el estudio –es decir, los nacidos entre 1996 y 1988– son la única generación que estudió de forma completa bajo la LOGSE. Y son ellos, paradójicamente, los que mejores resultados sacan en relación a otros países. La diferencia es de 16 puntos con la media de la OCDE en las dos áreas estudiadas. Los españoles de 25 a 34 años están a 21 puntos de la media de las economías desarrolladas en lectura y a 22 en matemáticas. Y los de 55 a 65 años a 28 y 32 respectivamente.
Es cierto que el empujón de las nuevas generaciones, que evidencia los esfuerzos educativos del periodo democrático, no sirve para sacar a España del pozo de los rezagados, donde se instala junto a Italia, Francia e incluso EEUU. No obstante, coinciden los expertos consultados, que los jóvenes reduzcan las diferencias sí es un dato positivo. De hecho, los españoles encuestados de entre 16 y 24 años obtienen mejores resultados que los norteamericanos en matemáticas, están en el mismo nivel que italianos, ingleses o irlandeses en lectura y a menos de 15 puntos de canadienses, australianos o polacos en este mismo dominio. Puede decirse, por tanto, que en los resultados mediocres de España influye que el nivel de las personas de entre 56 y 65 años es el más bajo con diferencia con respecto al resto de los países estudiados. Y ahí también hay otro dato positivo. La diferencia entre los más jóvenes y los mayores es, junto a la de Corea, de las más grandes.
En el análisis interno sí se observa una leve ralentización de la progresión de España. En la presentación del informe, la secretaria de Estado de Educación destacó que el mayor avance se dio entre los españoles que tenían entre 35 y 54 años cuando se hizo el informe y los de 55 a 65, cuando la universalización de la educación no había llegado a España. La progresión es más débil en la comparación entre los primeros (los que está entren 35 y 54 años) con los de una generación posterior (los que tienen entre 34 y 16 años). Resulta poco acertado, coinciden algunos expertos, meter en el mismo saco a ambas generaciones, pues los nacidos entre los cuarenta y los cincuenta tuvieron menos oportunidades de estudiar en un país en el que la educación no estaba universalizada, mientras que los otros dos grupos crecieron en un momento en que casi toda la población española estaba escolarizada.
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Ante esta panorama, Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología en la Complutense, cree que como "gran explicación" no tiene sentido echar toda la culpa a la LOGSE. "La conclusión más sensata, a la espera de análisis más de detalle, sería que el conjunto de las políticas educativas de los últimos decenios, de las cuales la LOGSE sólo es una parte y entre las que habría que hablar también de la formación del profesorado, los programas de compensación, el calendario o el horario escolar no han logrado reducir sustancialmente el atraso español".
Julio Carabaña, catedrático de Sociología en la Computense, cree que "vincular los resultados con la LOGSE es un ataque de oportunismo". Así, señala que estas pruebas no sólo miden lo que se aprende en la escuela y que la educación reglada es sólo uno de los muchos factores que influyen en los resultados. "Los cambios producidos por una ley son sólo otro factor", asevera.
Fernández Enguita considera que lo "más preocupante" del informe es el menor rendimiento cognitivo de los títulos académicos españoles. En este sentido, el estudio señala que las personas que están mejor formadas de España están por debajo de los niveles medios de Japón o Países Bajos, entre otros. De hecho, evidencia que los universitarios españoles no alcanzan las competencias de los bachilleres o graduados en FP de los países mencionados. Los adultos españoles con formación universitaria o de oficios de grado superior tienen competencias medias similares en comprensión lectora que tras el bachillerato en Japón, Holanda y Australia.