Elecciones
La decisión de la CUP sobre si se presenta al 28A mantiene en vilo al independentismo
La correlación de fuerzas en el bloque secesionista en las próximas elecciones del 28 de abril depende de su pata, a priori, más débil: la CUP. La formación anticapitalista decidirá el próximo martes día 10 si se presenta por primera vez a los comicios generales, y un eventual paso adelante del partido podría hacer perder apoyos a una ERC que parte como favorita para ganar las elecciones en Cataluña y a un PDeCAT que mantiene en su seno un encarnizado enfrentamiento entre sectores y que se encuentra negociando estos días el papel que debe jugar en su candidatura la Crida, el partido liderado por el expresident fugado Carles Puigdemont.
Hace unos días, la CUP anunciaba en un comunicado que "ante la coyuntura actual, marcada por la excepcionalidad democrática" tenía intención de "abrir un debate táctico entre la militancia para abordar si ha de convertirse en un agente activo en el Estado español y en qué formato". Con esas palabras, la formación anticapitalista abría por primera vez la puerta a presentarse a las elecciones generales, para las que siempre ha defendido la abstención, ya que ahora entiende que puede utilizar el Congreso como plataforma para reivindicar "el ejercicio del derecho a la autodeterminación" más allá "de los Països Catalans".
La decisión final la tomarán las bases de la CUP, que el próximo día 10 votarán si presentarse o no a los comicios después de celebrar asambleas de deliberación durante toda esta semana. Fuentes del bloque independentista explican que, en caso de que la formación anticapitalista decida finalmente presentarse a los comicios, todo el mundo da por hecho que podría obtener un buen resultado, lo que contribuiría a potenciar la fuerza de su discurso y a hacerlo llegar por primera vez a una institución de ámbito estatal. No obstante, la CUP también valora las posibles consecuencias negativas, que fundamentalmente tienen que ver con la necesidad de posicionarse con respecto a asuntos peliagudos de la política española, para empezar una eventual investidura de un presidente del Gobierno de izquierdas si al bloque progresista le salieran las cuentas tras las elecciones.
Pero, más allá de las consecuencias para la propia CUP, la presencia de un actor más en el campo del independentismo en las próximas elecciones puede suponer una reordenación de las fuerzas, y no solo en el bloque secesionista. Una candidatura de los anticapitalistas supondría, muy probablemente, que parte de los votantes de PDeCAT y ERC optasen por la papeleta de la CUP para el Congreso, y eso podría tener consecuencias tanto para ellos como incluso para el PSC o los comuns, que ganaron las últimas generales en Cataluña.
ERC sería uno de los partidos más perjudicados por una irrupción de la CUP en el escenario político de las generales. Actualmente, los sondeos pronostican que la formación republicana ganaría las elecciones generales en Cataluña con holgura, pero tener que competir con una candidatura de la CUP podría rebajar su número de diputados –algunas encuestas le dan hasta 17, mientras En Comú Podem ganó en 2016 con 12– e incluso poner en riesgo su victoria si el PSC es capaz de plasmar en las urnas el impulso que están dando los sondeos a Pedro Sánchez.
El PDeCAT, por su parte, se enfrenta al mismo problema: que parte de su electorado termine migrando a la CUP, especialmente si la clave de la campaña son las cuestiones nacionales y no las económicas y sociales. Pero la situación de la antigua Convergència es mucho más delicada que la de ERC, ya que todas las encuestas pronostican un batacazo de grandes dimensiones para una formación que, ya en 2015 y 2016, bajó de 16 diputados a los ocho con los que ha contado esta legislatura.
Guerra interna en el PDeCAT
Pero la CUP no es el único problema del PDeCAT, y de hecho no es ni siquiera el principal. La formación nacionalista conservadora se encuentra inmersa en una guerra interna ocasionada por la composición de las listas para las generales del 28 de abril y las municipales y europeas del 26 de mayo. Y es que la cercanía de los comicios ha reavivado el enfrentamiento que mantiene desde hace meses el sector más moderado y posibilista del partido, integrado por dirigentes como los diputados estatales Marta Pascal y Carles Campuzano, con el expresident Puigdemont y su grupo más afín.
Tras varios desencuentros durante esta legislatura, Puigdemont quiere evitar que Pascal, Campuzano y otros diputados como Jordi Xuclà repitan la próxima legislatura en el Congreso, y pretende promocionar para ello a parlamentarios afines como la vicepresidenta del PDeCAT, Míriam Nogueras, o el portavoz de Junts per Catalunya, Eduard Pujol. Una de las ideas que baraja el expresident, además, es la de colocar como cabezas de lista en las cuatro provincias a varios de los dirigentes que se encuentran actualmente en prisión para aprovechar su tirón simbólico.
La CUP decide no presentarse a las elecciones generales y centrarse en solo en las municipales
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Para no dar la batalla por perdida, Campuzano, Pascal y otros dirigentes críticos se presentaron el pasado sábado a las primarias celebradas por el PDeCAT para escoger a los miembros de sus candidaturas. No obstante, aunque tanto ellos dos como Xuclà se impusieron en sus votaciones, eso no implica que vayan a obtener puestos relevantes en la lista, ya que ahora la dirección de los nacionalistas es la que decidirá la composición final de la plancha.
Y la dirección del PDeCAT se encuentra negociando con Puigdemont para tratar de alcanzar un acuerdo y definir qué papel va a jugar la Crida, la formación creada por el expresident desde Bélgica y que tiene al exlíder de la ANC Jordi Sànchez como presidente, además del apoyo de otros pesos pesados del independentismo conservador como el president Quim Torra o los exconsellers Josep Rull y Jordi Turull. La Crida abrió una consulta entre sus bases el pasado viernes para preguntar por una eventual confluencia con el PDeCAT y otros actores de cara a las elecciones, y la votación permanecerá abierta hasta este martes a las ocho de la tarde.
La primera de las preguntas que hace la Crida a sus simpatizantes es si creen que debería "promover una candidatura tan unitaria como sea posible de cara al 28 de abril entre formaciones independentistas y soberanistas partidarias del derecho a la autodeterminación", en un claro guiño a ERC para poner en marcha una lista única del independentismo. No obstante, las fuentes consultadas admiten que esa propuesta es meramente retórica, ya que ERC ha rechazado por activa y por pasiva en los últimos meses presentarse en coalición con Puigdemont, del que tampoco se descarta que intente liderar una lista a las elecciones europeas.